¡Alerta! ¡Grupos de padres en WhatsApp!

No convertirnos en asistentes personales de nuestros hijos ni cargar contra el equipo docente de la escuela, aspectos clave

Esther Escolán
4 min
WhatsApp

La supremacía de las nuevas tecnologías en nuestra vida ha hecho que padres, madres e hijos dispongamos en nuestros dispositivos móviles no sólo del correo electrónico, sino de aplicaciones como Facebook, Twitter y WhatsApp, que nos ayudan a comunicarnos de manera inmediata. Los grupos de padres y madres en WhatsApp no son una excepción y, de un tiempo a esta parte, se han convertido en una vía comunicativa de primer orden, una práctica útil cuando se trata de cuestiones organizativas y económicas, pero... ¿qué ocurre cuando la razón de estos mensajes pasan a ser los deberes y exámenes, un castigo grupal o la metodología de un determinado maestro?

Esto es lo que ocurría hasta hace poco en la clase de Joel, que el año pasado hacía quinto de primaria. "El chat de padres servía para avisarnos mutuamente cuando se acercaba un día de huelga o de libre disposición -explica Rafa Alcaide, el padre de Joel- y para decidir entre todos si hacíamos un regalo a la tutora o a nuestra delegada clase. Pero también se convirtió en la herramienta que usábamos padres y madres para preguntar los deberes y exámenes que tenían nuestros hijos, y esto servía para bromear con el hecho de que tal vez habría que celebrar en paralelo nuestra propia graduación final curso".

Su autonomía, en juego

"También debatíamos de vez en cuando que lo más adecuado sería abandonar esta práctica. Éramos conscientes de que actuábamos en detrimento de la autonomía, responsabilidad y tolerancia a la frustración -a un suspenso, a un negativo por deberes no hechos, etc.- de nuestros hijos, pero a veces no lo podíamos evitar", prosigue Alcaide, que también reconoce que esta aplicación a veces sí resulta útil: "nos permitió detectar unas conductas de una antigua tutora que no nos gustaron nada. Hicimos cursar una queja a través de la delegada a dirección y, afortunadamente, llegó una solución que benefició a nuestros hijos", explica.

Como ocurre con cualquier medio, el peligro no es la herramienta en sí, sino los usos que se le dan. Jordi Pla, profesor de ESO, lo tiene claro: "Que padres y madres decidan usar el WhatsApp para organizarse en comisiones, hacer un regalo o quedar para acompañar a los niños a un partido me parece fantástico". Sin embargo, insta a cuidar el lenguaje y "ver si el tono es agresivo y ofensivo o prudente, dialogante y empático". ¿Dónde está el problema, entonces? "En el hecho de que los adultos pidan qué deberes hay que hacer, qué temas salen en el examen del día siguiente, qué tipo de ropa hay que llevar para la salida, etc.", subraya Pla. Y no sólo eso, ya que a su juicio "los hijos ya les han tomado el pelo, y a medida que vayan creciendo, unos serán esclavos y los otros encontrarán en el despotismo su zona de confort".

A veces estos chats también sirven para comentar situaciones que afectan al grupo, a partir de comentarios de los propios alumnos o de las percepciones de los padres, que ponen en marcha un debate sesgado y totalmente al margen del equipo del centro. Algunas veces incluso es el mismo maestro quien se convierte en el objeto de críticas de los padres, un círculo vicioso que hay que cortar de raíz. Pla se muestra tajante en esta cuestión: "Si algún padre o madre tiene alguna duda o queja, es necesario que solicite hora de entrevista y hable directamente con el educador; es la manera más rápida, eficaz y limpia para aclarar o solucionar algún posible inconveniente". Una opción que, a la vez, evita posteriores arrepentimientos, y es que, como apunta el maestro, "a veces, cuando tenemos un móvil en las manos y no vemos al interlocutor o interlocutores, nos animamos e incluso llegamos a perder el norte".

Hay que recordar, además, que la comunicación entre docentes y familias es clave. El principal beneficiado debe ser en todo momento el alumno, lo que no significa que el tándem escuela-familia tenga que buscar herramientas que les permitan una conexión ilimitada las 24 horas al día. Jordi Pla tiene claro el protocolo: "Usar el correo electrónico de manera puntual, la agenda para comunicaciones no urgentes y el teléfono de la escuela para casos muy urgentes". Una lección que parece que, este año y con los niños ya en sexto, los padres y madres de la clase de Joel ya han aprendido: "Ahora el WhatsApp de los padres sólo sirve para hacer apuntes puntuales y prácticos", celebra Alcaide.

Quids, la alternativa a WhatsApp

En noviembre vio la luz Qids, una aplicación que conecta a padres y madres entre ellos y con profesores y entrenadores. Una herramienta apta para escuelas, guarderías, clubes deportivos y grupos de extraescolares y que, en palabras de su CEO, Quim Zurano, "agiliza y optimiza las comunicaciones de los grupos, evitando el caos y el colapso de otras aplicaciones". Para acceder a los grupos, donde no se comparten en ningún momento los números de teléfono, hay una invitación privada, lo que garantiza la privacidad y seguridad de la aplicación. El docente o la escuela pueden publicar sin embargo mensajes destacados en un muro específico. Este es uno de los tres muros que contiene el aplicación, que también tiene uno para compartir y comentar fotos y vídeos y otro donde está el chat de conversación. Pronto, avanza Zurano, "incorporará un calendario grupal para poder compartir eventos del grupo como excursiones, fiestas, reuniones, etc.".

stats