Naza Farré: "Las únicas feministas de quien se habla son las que muestran los pechos"

Periodista y autora de 'Curs de feminisme per microones', Farré lamenta que los jóvenes de hoy en día han retrocedido en la igualdad en los derechos de las mujeres y afirma que parte de la responsabilidad la tiene la forma en que la cultura popular les ha explicado el amor

Trinitat Gilbert
4 min
La Natza Farré recomana evitar les prohibicions i educar  amb l’exemple a escala familiar.

Naza Farré (Barcelona, 1972) es periodista y comunicadora. Acaba de publicar el libro Curs de feminisme per microones (Ara Llibres), donde expone, con humor y rigor, las injusticias a las que están sometidas las mujeres en el mundo occidental. Con datos y con ejemplos, denuncia el machismo encubierto en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana -la educación, la lengua, la cultura, los medios de comunicación, la política, etc.- y llama a hacer frente de manera radical, con una revolución, la feminista, "que lo cambiará todo, porque cambiará a las mujeres".

¿Hay, todavía hoy, un libro sobre feminismo?

Me lo preguntan muchas mujeres, y hombres también. Y sí, es muy necesario todavía hoy. Si todas las mujeres fueran feministas, la realidad cambiaría. Conozco mujeres muy progresistas que no dejan que sus parejas laven los platos porque dicen que ellas lo hacen mejor, como si las mujeres tuviéramos un gen incorporado que nos hace limpiar de maravilla. Venimos de la dominación del modelo patriarcal con el que hemos crecido y que hemos asumido. Y por eso tenemos muchos tics incorporados de los cuales hay que desembarazarse. Para conseguirlo, hace falta conciencia.

¿Qué significa ser feminista?

Ser consciente de que los derechos de las mujeres no están reconocidos. Para conseguirlo, hay que luchar contra la brecha salarial, contra las agresiones físicas y las violaciones, que en el Estado se producen cada 8 horas. Las mujeres sufrimos violencia sistemáticamente y no se combate lo suficiente. La reivindicación debemos hacerla tanto mujeres como hombres. Cuando preguntamos a un hombre si es feminista le estamos diciendo si defiende los derechos humanos.

¿Cómo se educa en la defensa de los derechos de las mujeres?

En casa no tenemos que marcar cosas como si unas pertenecieran a las mujeres y otras a los hombres. Los anuncios de la televisión todavía lo hacen cuando destinan el color rosa a las niñas y el azul a los niños, pero los padres deben educar a los hijos en el sentido crítico, y les tienen que hacer saber que los niños también pueden jugar con escobas y recogedores, por más que la publicidad les diga lo contrario.

¿Con el sentido crítico es suficiente?

No. El ejemplo de los adultos en casa es esencial, porque las criaturas imitan los padres. Si ven que las tareas domésticas están repartidas, quiere decir que les estamos dando un muy buen ejemplo, pero es disfuncional porque ni en la calle ni en gran parte de la cultura se lo encontrarán. El hijo de 7 años de unos amigos míos, por ejemplo, quiso ponerse un vestido de su hermana como parte de un juego de disfraces y se lo dejaron hacer. No debemos marcar a los niños con el fuego al rojo vivo del género, ya que a hombres y mujeres lo único que nos diferencia son unas características biológicas diferentes.

Cuando los jóvenes llegan a la adolescencia se les debe decir que el amor no duele y que amar no significa que los controlen el WhatsApp.

Sí, porque los jóvenes han retrocedido en la igualdad en los derechos de las mujeres varios siglos. Pero el amor se nos ha explicado fatal a todas las generaciones. Si observamos las películas y las canciones que escuchan ahora, comprenderemos qué sentido del amor entienden. La saga Crepúsculo, por ejemplo, es espantosa; el amor sólo es sufrimiento, y nunca se vive con alegría. O el reggaeton, que tiene unas letras machistas. Ahora bien, si fuera madre y mi hijo fuera machista, no culparía a los de fuera porque, a pesar de que llega una edad en que no se les puede controlar, los referentes siempre deben ser los padres. Si no, que exijan al Gobierno la prohibición de los anuncios marcados de género.

¿Crees que el Gobierno entiende estas reivindicaciones?

No, porque se cree que con la existencia del Instituto Catalán de las Mujeres (ICD) todo está solucionado. El único partido que defiende los derechos de las mujeres es la CUP, y justamente es un partido antisistema. El sistema tiene el ICD para que se lo solucionen todo entre ellas.

Internacionalmente, ¿quién está luchando por los derechos de las mujeres?

El grupo ucraniano Femen, creado en 2008. Pero se les hace mucho caso porque enseñan los pechos. Te guste o no su método, incluso para protestar las mujeres deben usar su cuerpo. ¿No es significativo que las únicas feministas de las que se habla sean las que enseñan las tetas? Debemos pasar a la fase siguiente.

¿Cómo lo hacemos?

Educando con libertad, respeto y criterio. Así es como lograremos una sociedad mejor para las mujeres y también para los hombres. Y si los hijos piden mirar Soy Luna, no se lo tenemos que prohibir. Pero después debemos reflexionar con ellos sobre lo que han visto, y darles la oportunidad de mirar un producto cultural diferente y de calidad.

¿Tú miras, 'Soy Luna'?

Miré cuando tocaba Violeta y sé que son series trazadas con el mismo patrón. En casa no tengo tele, ni sofá ni espejo en el baño. Crecí en una casa que tampoco tenía televisor, y hoy me alegro mucho, porque me educaron en muchos valores, como el de la importancia de viajar y de conocer otros países. No lo supe valorar hasta que fui mayor y ya estudiaba historia del arte. Ahora tengo ordenador, y con internet me basta.

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