Mònica Planas

No es no, también en la televisión

2 min
No és no, també a la televisió

Todos los mediodías en Telecinco hacen Mujeres y hombres y viceversa (MYHYV), un programa infecto por los valores que transmite y por la forma en que degrada a las personas y las relaciones entre ellas. Tiene un éxito extraordinario entre el público adolescente, que asegura que "sólo lo mira para reírse" pero termina posicionándose en los conflictos y normaliza los patrones de conducta que salen. Integra que las relaciones de pareja son un juego interesado de posesiones y manipulaciones y un espacio en el que la pelea y los celos son indisociables del vínculo afectivo. El programa organiza unos encuentros sin cámaras para que algunas parejas se conozcan mejor, induciendo de manera encubierta que la relación se consuma en el sentido más genital posible. El martes, una chica llamada Camila volvió disgustada de uno de estos encuentros con un tal Suso porque se había sentido muy presionada por él para mantener relaciones sexuales, ella se negó y él se enfadó y se fue sin despedirse y sin querer saber nada más de ella.

Camila tenía cara de asco y tenía los ojos llorosos. La presentadora no permitió que fueran explícitos pero se entendía que él la había querido forzar a pesar de su negativa. En un vídeo ella ya le había aclarado al chico que en una primera cita nunca practicaba el sexo, pero se ve que Suso no lo entendió. Cuando en el plató la presentadora preguntó la versión de él, se defendió: "Yo intento respetar siempre, pero a mí me han dado unas señales y luego me han dado otras. Y yo voy a lo que voy si me han dado unas señales antes". La chica negó haber dado esas señales, que no quedaba claro cuáles eran. Él explicaba su lógica: "Yo en una primera cita no doy amor. Lo mío es pasional. A mí que me digas que dé cariño no me sale, pero ir más allá sí". La chica intentó decir que era justamente eso lo que le había molestado y aquí él soltó la flagrante apología de la violencia sexual: "Yo soy una persona que si tú me das a entender una cosa... yo me acelero, ¿vale? Y que luego me digas que «ahora no», pues yo... ¡ya no razono!" La cosa empeoró cuando los dos colaboradores del programa que hacen de jueces culpabilizaron a la chica por haberlo confundido. Le criticaron, también, "echar el freno de golpe". Y el programa se acabó con Camila sin argumentos e impotente mientras daban golpecitos al hombro al semental. Fue un ejemplo más de la cultura de la violación tan asentada en nuestra sociedad. Y lo que se derivó es que, en caso de denunciar y resistirse a un acoso sexual, la víctima se queda en situación de indefensión, incomprensión, culpabilización y menosprecio del entorno. Y este es el mensaje que dio la televisión a cientos de miles de adolescentes que están encantados con este programa y sólo lo miran "para reírse".

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