Para cenar, un tazón de cereales: llega la moda del 'brinner'

El 'brinner' (contracción de 'breakfast' y 'dinner') abandera una ligereza que no siempre es real

Natàlia Costa
4 min
Per sopar, un bol de cereals:  arriba la moda del ‘brinner’

Debemos desayunar como reyes, comer como príncipes y cenar como mendigos. Este dicho tan antiguo adquiere hoy nuevas lecturas en el espectro foodie y en la omnipresente tendencia hacia la vida saludable que inunda las redes sociales. Se impone una nueva nomenclatura que puede cambiar los hábitos alimenticios de siempre o, cuando menos, rebautizarla con conceptos dirigidos a los millennials.

Si el brunch surge de la unión de breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo), el brinner resulta de la contracción de breakfast y dinner (cena) y es una tendencia gastronómica que implica trasladar la teórica ligereza de la primera comida del día a la puesta de sol. Los partidarios del brinner aseguran que contribuye a una mejor digestión y es una solución eficiente a la falta de tiempo o de ganas de hacer elaboraciones más creativas.

Después de que la palabra brunch se haya instalado prácticamente en nuestro vocabulario y forme parte de la oferta gastronómica de la ciudad sin ningún tipo de complejos, ahora es el turno del brinner, que quiere posicionarse igual de bien en las cartas los mejores hoteles y restaurantes y acabar convirtiéndose en un concepto habitual.

Desayunar a las nueve de la noche

Los que practican el brinner apuestan en la cena por productos tradicionalmente asociados a los desayunos. Por ejemplo, el muesli, la avena, tostadas de diversas tipologías e incluso cuencos de cereales generosos y bien regados de semillas de diversa procedencia. Lo importante es que la cena parezca realmente un desayuno y esté dotado de la misma informalidad y ligereza.

Sin embargo, de entre todos los ingredientes predilectos para los partidarios de esta tendencia, el huevo es el rey y se reinterpreta en numerosas cocciones, especialmente aquellas más saludables y que más lo alejan de la fritura. Tampoco se escapan del brinner otros ingredientes típicos del desayuno como el aguacate y los panqueques bañados en jarabes dulces, además de nuevas versiones del English breakfast, con judías y salchichas.

Éxito en las redes

Las redes sociales constatan la presencia emergente del brinner, que se multiplica con el hashtag #brinner con más de 70.000 publicaciones en Instagram bajo este paraguas, una cifra que, si bien es relevante, aún está lejos de los 52 millones de publicaciones bajo la etiqueta breakfast o los 58 millones que acumula dinner.

Además de la virtualidad que imponen las redes sociales, el brinner es también un concepto vivo a pie de calle, lo que se hace evidente en las estrategias de mercado de las grandes compañías de restauración. Así, algunas de las cadenas más potentes del planeta se han subido al carro de la moda y, como es el caso de las más emblemáticas de comida rápida, ofrecen desde hace unos meses la opción de desayuno durante toda la jornada para que sus clientes puedan hacer un brinner a un precio atractivo. De hecho, estas compañías se han dado cuenta en los últimos dos años de la gran relevancia de los desayunos en su facturación como opción muy atractiva para los consumidores durante toda la jornada.

Pero, ¿es saludable?

Más allá de que las redes se llenen de la tendencia y las empresas lo incorporen a sus estrategias, hay que plantearse si el brinner es un hábito saludable y si su aporte nutricional resulta apropiado.

Para la nutricionista clínica y deportiva Mireia Porta, la moda del brinner no tiene nada de nuevo: "El concepto hace tiempo que existe, pero simplemente ahora se ha popularizado bajo un nuevo nombre". Concretamente, Porta señala que la opción de cenar alimentos que, a priori, parecen más propios del desayuno es desde hace años un recurso cuando los comensales no tienen tiempo para preparar la cena o no les gusta cocinar. En este sentido, "un bocadillo rápido o leche con cereales" pueden acabar convirtiéndose en fórmulas simples e inmediatas para tener lista la cena "de una manera fácil".

No necesariamente ligero

Según la nutricionista, aunque el brinner parezca, aparentemente, una comida ligera no tiene porqué ser así. Una cena articulada con alimentos propios del desayuno puede acabar resultando más pesada que una convencional: "A veces, optar por brinner hace que acabemos consumiendo alimentos procesados ricos en azúcares simples y grasas", advierte.

Para Porta, el brinner será aconsejable o no según los platos elegidos. Así, se puede optar por una solución de brinner "muy saludable" integrada, por ejemplo, por huevos con verduras salteadas. O todo lo contrario, el brinner puede convertirse en una fórmula poco sana: "No resulta aconsejable terminar el día comiendo panqueques con mermelada y zumo de fruta de bote". ¿Recomendable o no? Todo depende, pues, de los alimentos escogidos. De hecho, Porta concluye que el brinner no suele aportar muchas ventajas nutricionales si se compara con una cena convencional saludable.

Sea como sea, aunque la cena se haga al estilo tradicional obviando la moda del brinner, sí es aconsejable que sea una comida ligera para "reducir la dificultad digestiva" y el riesgo de realizar una ingesta más calórica de lo necesario, avisa Porta. Y, sobre todo: que la cena tenga que ser ligera no significa que podamos dejar de hacerla. Que ninguna moda nos la quite.

'Drunch', otra 'gastropalabra' de moda

Otra de las esnobistas combinaciones lingüístico-gastronómicas en boga es el drunch, una comida a medio camino entre el lunch (almuerzo) y el dinner (cena). Sus defensores explican que es una comida al estilo de una merienda contundente que, entre media tarde y la noche, sirve para reemplazar la necesidad de cenar. Como viene a ser una merienda-cena y, pese a su nombre, su finalidad no es sustituir la comida, sería el equivalente a una merienda copiosa que haga que ya no tengamos que cenar.

Esta opción resulta ideal antes de ir al teatro, o mientras se mira un partido de fútbol o también para acabar la tarde del domingo con los amigos. Bebidas con cuerpo, como una copa de cava, una cerveza o un cóctel suave, combinadas con tapas, raciones y canapés son las opciones más recurrentes en el momento del drunch, donde también adquiere una importancia destacada el café como bebida que acompaña los postres. Este instante gastronómico tan chic comienza a implantarse en algunos hoteles urbanos.

¿Qué más queda por inventar?

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