El cortocircuito italiano y la crisis bancaria

La dimisión de Renzi puede ser un tsunami económico más allá del país transalpino

Ernesto Ekaizer
3 min
Un Renzi amb un cartell en què anuncia que dimiteix s'ha convertit en figura de pessebre a Itàlia.

Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas alemán, y Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, pidieron el 'sí' para el referéndum constitucional en Italia. Matteo Renzi en Roma, como Mariano Rajoy en Madrid y Manuel Valls en París, era 'uno de los nuestros'. Renzi había demostrado carecer de complejos a la hora de cargarse, por ejemplo, el artículo 18 del Statuti dei Lavoratori, que impedía a un empresario despedir sin motivo a sus trabajadores, o propiciar los cambios para inaugurar la precariedad laboral.

Y, sobre todo, quería plasmar su agenda del Nuovo Lavorismo [Nuevo laborismo], remedo del New Labor de Tony Blair en el Reino Unido, como primer ministro fuerte, tras vencer en el referéndum que le daría todos los poderes para llevar adelante las “reformas estructurales”, según las cuales a Italia no la reconocería ni la madre que la parió, Alfonso Guerra dixit sobre España.

Alerta del Bundesbank

Por eso, al ver la magnitud histórica de la derrota, la Comisión Europea empezó a recoger velas. Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, intentó quitar hierro: “Los resultados son un asunto interno de Italia”. Pero está lejos de ser así. El primero que lo advirtió públicamente fue, horas después de conocer el desenlace, Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, banco central alemán, quien dijo: “Nos tememos que la actividad de Italia en materia de reformas volverá a desacelerarse. No es seguramente el fin del mundo pero ahora es todavía más importante que los responsables políticos italianos manden señales convincentes de que atacarán los problemas económicos en su raíz”.

Weidmann es uno de los diecinueve banqueros centrales que junto con los seis miembros del consejo ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) se reunirán el jueves día 9 en Francfort para decidir si se mantiene, o refuerza, la política de compra de bonos públicos y activos vigente. Mario Draghi, presidente del BCE, es partidario de continuar esa política y está dispuesto a “hacer lo que sea necesario” –como ya anunció en julio de 2012 cuando el euro estaba en peligro- para evitar que la crisis política en su país desemboque en una salida de Italia del euro.

Problemas en el Monte dei Paschi

El BCE no solo tiene una preocupación política, por así decir, sino financiera. La derrota de Renzi se produce precisamente en momentos en que la Banca Monte dei Paschi di Siena (BMPS), la entidad más antigua de Europa, intenta cerrar en las próximas semanas un acuerdo para reforzar su capital en 5.300 millones de euros. BPMS recorre un camino parecido al de Bankia en 2011. Necesita tapar agujeros provocados por deudas impagadas.

La incertidumbre que abre el fracaso de Renzi perfila una situación muy difícil que pudiese terminar con un rescate de BMPS –tipo Bankia en junio de 2012- con nuevas reglas de juego europeas, según las cuales primero deben pagar los accionistas y los suscriptores de bonos bancarios (algo así como las preferentes de Bankia y de las cajas de ahorros españolas). Pero detrás de BMPS viene Unicredito, entidad que sale al mercado para recoger 13.000 millones de euros en 2018, con unos bonos pendientes de vencimiento por valor de 189.000 millones de euros.

Por todo ello, Italia puede afectar, como tercera economía que es, a la eurozona en una medida mayor que Grecia, Irlanda, Portugal y el rescate de Bankia en 2012.Pero hay otros dos elementos que hay que colocar en el puzle. El primero es que Italia se encamina hacia elecciones generales -2017 o 2018, según la reforma de la ley electoral italiana- con suerte después de las elecciones de Holanda (marzo 2017), las presidenciales en Francia (mayo 2017) y las generales en Alemania (otoño de 2017). Todo ello en paralelo a la evolución de la crisis bancaria italiana y a otros posibles episodios (Banco Popular, en España).

Efecto Trump

Y por si esto fuera poco, que diría un vendedor de sentido común, queda por conocer la política económica del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su efectos. De momento, la Reserva Federal (banco central estadounidense) se apresta a provocar una subida de tipos (0,50% quizás) en su reunión de los próximos días 13 y 14 de diciembre, lo que abrirá la primera gran divergencia de políticas monetarias entre Estados Unidos y Europa tras la estrategia puesta en práctica para superar la Gran Recesión.

La subida de tipos de mercado ya es un hecho y ello explica el movimiento de capitales hacia Estados Unidos. La política de Draghi de expansión monetaria cuantitativa continuará, sobre todo para conjurar preventivamente los efectos de la derrota de Renzi, aunque la recuperación que ha podido "comprar" este euro realmente existente -sin recuperación de inversiones a la vista- sigue siendo anémica.

stats