El juez solicita al Banco de España cuatro correos electrónicos clave sobre Bankia

Los correos aportarán una visión en tiempo real, en el mismo momento en que se orquestaba la salida a bolsa, del inspector más importante

Ernesto Ekaizer
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Rodrigo Rato va pilotar Bankia entre el 2010 i el 2012, i era el president de l’entitat quan va sortir a borsa el 20 de juliol del 2011.

El juez Fernando Andreu ha solicitado con gran celeridad los correos electrónicos enviados por José Antonio Casaus, el inspector-cabecera de Bankia antes de la salida a Bolsa. Però el juez no se limita a pedir esos correos al Banco de España, también requiere al que los ha enviado, es decir, a José Antonio Casaus. Se trata de dos emails en abril de 2011 y dos en mayo de 2011, unos correos que el mismo Casaus destacó en su comparecencia testifical el pasado 5 de septiembre.

Andrés Herzog, letrado de la acusación popular de Confederación Intersindical de Crédito (CIC), presentó un escrito el pasado viernes, día 30 de septiembre, con la solicitud de los cuatro correos. El juez Andreu, sin recabar informe del fiscal Alejandro Luzón, como ya ha ocurrido otras veces, resolvió el lunes, 3 de octubre, librar oficio al Banco de España.

El juez señala como único razonamiento jurídico: “La diligencia a practicar se encuentra comprendida dentro de las actuaciones encaminadas a preparar el juicio oral, y las practicadas para averiguar y hacer constar la perpetración de los delitos con todas las circunstancias que pueden influir en su calificación, y la culpabilidad de los delincuentes… por lo que procede acordar la práctica de las diligencias solicitadas”.

Casaus se ha convertido, de hecho, en testigo de cargo de la acusación popular respecto a las declaraciones prestadas por cinco altos cargos del Banco de España y un inspector en la última semana de julio pasado. Según explicó, Bankia era inviable y terminaría nacionalizándose después de la salida a bolsa.

Lo explicó así: “Se nos consultó al equipo de seguimiento sobre qué nos parecía la salida a bolsa con la estructura de doble banco. Nosotros lo que manifestamos en varios correos, yo al menos mandé dos en abril y dos en mayo de 2011, en los que veíamos que ese plan no nos parecía la solución para el grupo, porque nosotros veíamos que grupo no era viable, no era viable en estos momentos si no tenía un cambio de control. El grupo BFA-Bankia, no estoy hablando de Bankia, no era viable como grupo y por tanto la salida a bolsa no solucionaría el problema y terminaría en más o menos meses con la nacionalización del grupo”.

El "cabecera” del grupo BFA-Bankia parecía invitar a leer esos correos, porque repitió en varias ocasiones su existencia. “En definitiva, veíamos que era un grupo no viable en tanto no hubiera un cambio de control [adquisición por una entidad más potente]. Por tanto, esa no era la propuesta en el plan de capitalización. Y eso lo dijimos al menos en cuatro ocasiones”, apuntó Casaus en otro momento de su declaración.

Esos correos existen. Fuentes consultadas por el ARA aseguran que el énfasis de Casaus en esos correos indica que él no los ha destruido. Esas fuentes aseguran que el “cabecera” explicaba en uno de ellos su vaticinio de la nacionalización de pérdidas en el que terminaría toda la operación después de la salida a bolsa, en julio de 2011. Dicha nacionalización de pérdidas supuso en inyecciones de capital directas casi 23.000 millones de euros, a los que cabe añadir otros 23.000 millones de ayudas indirectas y otras cantidades adicionales (compras de activos de la Sareb, el llamado banco malo).

¿Qué aportarán los correos? Una visión en tiempo real, en el mismo momento en que se orquestaba la salida a bolsa, del inspector más importante. Casaus, antes de ser “cabecera” en Bankia, había sido inspector en Caja Madrid.

La declaración de Casaus ya abrió una brecha en la versión de los altos cargos del Banco de España. Los correos documentarán sus afirmaciones. En otras palabras: la comisión ejecutiva del Banco de España conocía la situación real de BFA-Bankia, es decir, su inviabilidad.

La cúpula sabía, pues, como explicó Casaus en su declaración ante el juez, que “BFA-Bankia era una máquina de perder dinero”, cuya “generación recurrente de resultados del primer trimestre de 2011 era cero” sin “capacidad para atender nada, ningún saneamiento”.

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