El mejor 'MasterChef'

En la versión 'vip', la presencia de los famosos destensa el formato y lo hace mucho más divertido

Mònica Planas
2 min
La 1 torna a posar-se el davantal

Ya hemos visto tres emisiones del nuevo MasterChef. TVE ha estrenado la versión celebrity y es la mejor de todas. El programa ha dado un giro sorprendente. La nueva estrella de la cocina es la actriz Loles León y no precisamente por su talento gastronómico. Hacía tiempo que no reía tanto ante la tele. El dúo humorístico que ha formado con el actor Fernando Tejero es sensacional. El resto del casting de concursantes famosos está bien hecho: Cayetana Guillén Cuervo, Miguel Ángel Muñoz, el Cordobés... La cocina se ha convertido en una excusa y hemos entrado en una fase en la que se desdramatiza la alta gastronomía. La audiencia lo valoró. El tercer programa dio a TVE cifras de récord: un 24% de cuota de pantalla en España con tres millones cuatrocientos mil espectadores. En Cataluña, más de un 20% y cuatrocientos mil espectadores. El martes, MasterChef celebrity lideró la franja con una contundencia innegable.

La dinámica del talent show de cocina por excelencia es la misma de siempre, en versión vip. Pero el planteamiento de los famosos destensa el formato y lo hace mucho más divertido. A todo el grupo de famosos el Masterchef celebrity es evidente que les supone un trabajo temporal con extras económicos que no pueden rechazar. Es un programa que no afecta a la dignidad ni perjudica la imagen. Tampoco quieren ser cocineros ni aspiran a encontrar un trabajo en ningún restaurante. Por tanto, no tienen nada que perder: van a pasarlo bien sin sufrir por las consecuencias televisivas ni personales del programa. Están sueltos, hay buena sintonía entre ellos, no hay competitividad malsana y no pretenden engañar a nadie con sus (escasas) habilidades. Esta nueva actitud ha desactivado el papel de los chefs-jueces: Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz se estaban convirtiendo en personajes elitistas antipáticos, pasados de rosca muchas veces en arrogancia y mala educación. Ahora unos participantes que se toman las dificultades culinarias con un sarcasmo evidente, que les importa un bledo si la comida les queda mejor o peor y que no tienen ningún trauma si el puré parece vomitado han desactivado el jurado, que se ha convertido en simple comparsa.

Masterchef celebrity es la modalidad del programa de cocina que más empatiza con el espectador estándar, porque se reconoce fácilmente en la falta de talento y en cómo el nivel de las recetas les supera descaradamente. Y, aún así, la nueva versión del programa no afecta ni la pedagogía culinaria ni la calidad que debe tener el entretenimiento en la televisión pública: es digno, bien ejecutado, promociona la cultura gastronómica del país y los chefs más relevantes. Pero el gran cambio es que se ha convertido en un programa de humor sincero, que es lo que se echaba de menos en el resto de ediciones.

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