Manuel Vázquez Montalbán 1977
22/10/2017

Tarradellas, Tarradellas, Tarradellas

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Tarradellas, Tarradellas, Tarradellas

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsTarradellas ha vuelto decidido a que se note. Imbuido como siempre de la representatividad institucional, insistió en sus discursos en dar las gracias al pueblo por haberse mantenido fiel y leal a la reivindicación catalana. Su alocución desde el balcón de la plaza de Sant Jaume usó un ritmo paralelístico basado en la rotunda afirmación: “¡Ya estoy aquí!”. Desde ayer, Catalunya está personificada como sólo pueden estarlo los países con rey o con un presidente de la República al estilo De Gaulle. Tarradellas es un hombre que cree en el principio de autoridad, y ahora habrá que ver cómo se combinan las distintas “autoridades” coincidentes en el embrollo catalán. Para empezar, la autoridad del Estado ejercida desde Madrid, para continuar la autoridad de los parlamentarios conquistada en las urnas, luego la autoridad factual de grupos de presión social, económica y militar actuantes en Catalunya como consecuencia de usos, costumbres y legalidades de raíz franquista. No es un síntoma menor el hecho de que sea Tarradellas quien tenga que dar el primer paso en dirección hacia Capitanía General y no al revés. ¿Qué significa la “autoridad” de Tarradellas entre tantas otras “autoridades”? Las dificultades son enormes. Hay que llenar de contenido político la vacía fórmula de la Generalitat provisional. [...] Para afrontar estos problemas se cuenta con la virtud básica del pueblo catalán, más allá del tan manoseado seny. Esa virtud es la paciencia y quedó demostrada ayer en el transcurso de las encuestas de calle realizadas por los reporteros de RTVE. Casi todas las respuestas barajaban tres palabras fundamentales: “alegría”, “esperanza” y “paciencia”. El pueblo es muy consciente de que la batalla del autogobierno será larga y dura, y si ha esperado treinta y ocho años para recuperar su razón histórica, esperará meses para que las herramientas de autogobierno se pongan en marcha. [...] El público gritó ayer “Tarradellas, Tarradellas, Tarradellas” convencido de que se llenaba el vacío personal y simbólico dejado por Lluís Companys, cuando caía abatido por las balas de sus vencedores. [...] Uno de los hombres más vencidos en la guerra civil, vencido por rojo y por separatista, volvía a su país como vencedor moral y lógico de sus vencedores. Y eso se ha conseguido sin otra arma que la voluntad colectiva de resistir frente a la conjura que trató de destruir las señas de identidad de un pueblo. [...]

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