Alberto Mallofré 1976
26/09/2017

El concierto único de los Rolling Stones

2 min
El concierto único de los Rolling Stones

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsLa expectación por el concierto de los Rolling Stones en Barcelona despertó súbitamente, y en las últimas horas se vendieron más entradas que en todo el lapso anterior, desde el día que se pusieron a la venta. ¿Quería asegurarse el público de que realmente vendrían los Stones? Finalmente, el ruedo y media plaza Monumental (la otra media quedaba detrás del escenario) daban la sensación de lleno pero no se despachó todo el papel.

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Los Stones hicieron su “show” habitual, con una selección de números conocidos, y con las constantes contorsiones de Mick Jagger en primer plano, la concienzuda labor de Cherlie Watts a la batería, la aplicación de Keith Richard, la imperturbable impavidez de BilI Wyman y, ahora, el lucimiento da su nuevo guitarrista Ron Wood, convertido en uno de los astros del grupo. El trabajo de estos músicos, en atención al género de música que cultivan, fue irreprochable. El problema es que este esquema de conjunto a base de dos guitarras, bajo, batería y cantante (por mas “sexy” y saltarín que sea) ha llegado ya a su punto de saturación y no parece que pueda dar más juego. Bastante les dio ya a los Rolling Stones. Aparentemente, el mismo Mick Jagger lo sabe, puesto que incrustó en el grupo a dos “guest stars”, el tecladista Billy Preston y su baterista, también negro. Y resultó que Billy Preston fue, con mucho, el más brillante, el más efectivo, el más músico del grupo y, en suma, el mejor de los Stones. Y el baterista negro, en un par de números, le enseñó a Charlie Watts a tocar blues. Watts es, por supuesto uno de los mejores bateristas ingleses pero, como sus compatriotas, demuestra tener con la batería escasas nociones de eso tan impreciso y tan importante que es el “swing”. […] El show terminó con un número de animación: Mick Jagger, torso desnudo ya, echó cubos de agua y de confeti. […] Y de esta forma el show de los Stones (“rolling” es adjetivo; “stones” es sustantivo, de manera que es más propio decir los “stones” que los “rollings”) acabó felizmente, a los acordes de La Santa Espina con que el grupo británico quiso despedirse, a través de sus altavoces, a sus seguidores de Barcelona, como al principio les había saludado con El gato montés. El público aplaudió un poco más y se marchó, no maravillado pero satisfecho.

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