El espanto de Rusia

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsLa nueva era del mundo abierta en 1914, acaba de iluminarse siniestramente, a la luz de un nuevo espanto. Cuando, hace veinticinco años, los libros de la moderna Rusia inundaban a Europa y entraban en España a montones, ¿quién se sustrajo a esa lectura? Entonces, devorándolos yo también en el silencio de una ciudad insular y tranquila, en el recogimiento de la alta noche, quedé absorto muchas veces, a media página, como si el desaliño y torpeza de muchas de aquellas traducciones no lograsen apagar la trepidación distante, premonitoria de un gran cataclismo social. Era ¿cómo diré? la sensación anticipada de un magno estallido en lo porvenir, inminente o lejano, pero indefectible, pero espantoso. El samovar bullía, runruneando, en los hogares cubiertos de nieve; el alma rusa -la “barrica rusa” de Bismarck- también. Pareció que iba a estallar en 1904; pero no fue más que un escapo por la vasija resquebrajada. Se taponó la hendidura con másticos, y así continuó tirando hasta ahora. Hasta la explosión en astillas. […] Diríase que, en una semana, la historia de Rusia ha pasado por todas las fases conocidas de todas las grandes convulsiones revolucionarias que hubo en el mundo. […] ¿Quién puede predecir las derivaciones y trayectorias de ese impulso, de esa multiplicidad de impulsos, ni cómo será el tránsito de un pueblo que pasa bruscamente desde la autocracia apenas atenuada por un leve matiz representativo, a la plenitud de la soberanía y la democracia social? Eso lo dirá el tiempo. […] La caída del régimen antiguo está consumada en Rusia; consumada la proclamación del nuevo régimen. […] Hay quien da por restablecida o poco menos la normalidad absoluta, sin haber pensado en las amenazas de reacción o de guerra civil, sin haber pensado en los esfuerzos del anarquismo para arrancar el gobierno de las manos que quieran imprimirle un sentido de moderación o de clase media, sin haber pensado en la perspectiva que abre a la agitación de los espíritus la convocatoria de una Asamblea constituyente, con las cárceles repletas de presos políticos y los Soberanos de la víspera guardados en rehenes… Sabemos cuándo estalló la revolución de Rusia; los años -acaso muchos años, seguramente muchos años- nos dirán cuándo quedará agotada o resuelta en definitiva.