La sociedad de los secretos

Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús[…] En los países tecnológicamente muy avanzados, en cualquier circunstancia de la vida puede una persona ser objeto de investigaciones sobre su moralidad, las relaciones con su cónyuge, sus ingresos, su salud, etcétera. Pasamos la vida rellenando impresos en los que se especifica el lugar donde vivimos, con cuántas personas, donde pasamos las vacaciones, la situación de la familia, nuestras aficiones, nuestros planes, si preferimos esto o aquello, nuestro status profesional, nuestras ambiciones. De acuerdo con estos datos -que, por ejemplo, en los EE.UU. se compran y se venden, formando un floreciente comercio- las compañías de seguros calculan cuántos años de vida nos quedan, las empresas determinan nuestro rendimiento, los fabricantes conocen nuestro poder adquisitivo, los medios de comunicación proponen los asuntos que deben interesarnos, la publicidad indica lo que debemos comprar, dónde pasar nuestras vacaciones y qué hacer con el tiempo libre. Toda la vida del ser humano está en las naciones superdesarrolladas, y gracias a la información obtenida con estos medios, planificada de antemano, está controlada en cualquier momento, se puede predecir incluso cómo va a reaccionar cualquier individuo ante un abanico de opciones. Los estudios de motivaciones, y de mercado, las encuestas, permiten conocer en todo momento qué es lo que pensamos. […] Frente a esta Sabiduría Total acerca de todas las personas almacenada en la memoria del poder, estas mismas personas sólo saben lo que es conveniente saber para no perturbar el orden establecido. […] Vivimos en una sociedad llena de secretos desigualmente repartidos; unos lo saben todo y otros no saben nada, aunque es posible que imaginemos que sabemos. Unos desconfían de todos los otros porque saben, los otros no desconfían más que a medias porque no saben. Decía Orwell: “Dejados aparte, continuarán, de generación en generación y de siglo en siglo, trabajando, procreando y muriendo, no sólo sin sentir impulsos de rebelarse, sino sin la facultad de comprender que el mundo podría ser diferente de lo que es”. ¿Continuarán?