ENTREVISTA

Amelia Valcárcel: "No veremos la plena igualdad, no sabemos cómo es y no podemos ni imaginarla"

Catedrática de filosofía moral en la UNED y experta en feminismo. La importancia de hacer del feminismo una teoría política es una de las reflexiones más conocidas de la pensadora feminista Amelia Valcárcel, que hace unos meses estuvo en Barcelona para ofrecer una conferencia en el Palau Macaya de la mano de la Obra Social La Caixa

Lara Bonilla
4 min
Valcárcel és una de les dones més representatives de l’ideari feminista i progressista, i ha ocupat diversos llocs de responsabilitat.

Su vocación frustrada es la de ingeniera de caminos, una carrera de, tradicionalmente, pocas mujeres. Pero la filosofía la tentó y ya no la abandonó. Valcárcel es una de las máximas exponentes del feminismo de la igualdad. Una mujer de trato áspero y de ideas sólidas que no quiere ni oír hablar de "anécdotas" como burquinis o efectos del retorno a la crianza natural.

¿Podemos estar satisfechas de los avances conseguidos por las mujeres?

¿Ha estado alguna vez en la India? No es un lugar para estar satisfecha de vivir en este planeta. Más bien al contrario. Por no citar Arabia Saudí o los Emiratos Árabes Unidos. No es tanta la extensión del mundo donde las mujeres son seres humanos de pleno derecho. Y hablamos de cosas elementales como que te den comida o que no te vendan a un prostíbulo. Cualquiera que diga que es feminista y no haya mirado más allá de las fronteras de Occidente, no lo es. En cualquier lugar del mundo las mujeres quieren más de lo que tienen actualmente. Pero, por ahora, aquí, vamos resistiendo.

Hablemos de aquí. El 60% de las estudiantes en las universidades son mujeres pero luego esto no se traduce en cargos directivos.

Porque las mujeres son un colectivo que viene de una discriminación secular muy grande y tiene capacidad de ganar espacio allí donde los mecanismos sean abiertos, formales y transparentes. Y mientras el sistema utilizado sea el de la captación, que tiene un sesgo patriarcal, esto no sucederá. Pero este es un reto para las élites. Para la mujer que no puede conciliar, este no es su problema principal.

¿La desigualdad comienza cuando la mujer es madre?

No, comienza antes de que seamos capaces de tener lenguaje verbal. Comienza justo cuando se sale al mundo. Pero sí hay que preguntarse si la bajada de natalidad en Occidente tiene que ver con la libertad de las mujeres y, obviamente, sí. ¿Podemos competir en un mercado global si tenemos que destinar tiempo de trabajo a conciliar mientras la otra parte de la humanidad hace jornadas de 12 horas por 6 euros? El feminismo interviene en un mundo interconectado pero que no es homogéneo.

¿Y este descenso de la natalidad no es ya una renuncia?

Lo que más contribuye a la bajada de la natalidad de un país claramente natalista es que la mayoría de las mujeres tengan estudios secundarios. Esto es más eficaz que cualquier política anticonceptiva. La generación europea de 30 años -excepto la del norte- está preocupada y con razón porque no ve cuándo podrá tener hijos. Primero, porque carrera e hijos está siendo incompatible, y segundo, porque no sabe con quién quiere tener estos hijos. La pareja también es una grave dificultad. Y este es un problema nuevo que hace 40 años no tenía ninguna mujer. El único lugar donde parecen haberlo resuelto es en Suecia y Noruega. Pero las mujeres en España están dejando de tener los hijos que desearían.

¿Hay un resurgimiento del feminismo ligado a los nuevos movimientos políticos de izquierda?

El feminismo en Occidente aparecerá siempre vinculado a cualquier forma política, emergente o no. Puede pasar a primer plano y esto no está nunca mal. Pero la presencia pública de las mujeres sigue resultando odiosa para determinada gente.

En Cataluña hay un movimiento, #OnSónLesDones, que reclama más presencia de mujeres en los medios.

Me parece bien. Si las mujeres van alcanzando sabiduría y capacidades ¿por qué no tienen después presencia pública? Si no la tienen, se está dando una imagen distorsionada de la realidad y se debe ofrecer una imagen social real. Debemos tener paridad en todos los centros de poder. Al final, deberán ceder.

¿Sin necesidad de cuotas?

En política no hay ningún movimiento natural. No son cuotas, es paridad. Las cuotas son lo que te dan cuando no lo mereces para promocionar una imagen social más justa. Pedir una presencia equilibrada de hombres y mujeres no es pedir nada que no haya en la realidad social. Se debe forzar legalmente la paridad allí donde los mecanismos de poder se resisten.

¿Veremos la plena igualdad?

No la veremos, no sabemos como es, no podemos ni imaginarla. El feminismo es la ideología política más estable que conozco, pero, o todo el planeta se conforma dentro de sociedades políticas que sean democracias, o las posibilidades de las mujeres de vivir libertades individuales no existen. Y yo no veo que este escenario esté cerca. Además, en Occidente tenemos severos problemas con la democracia. Hay una tendencia populista y el populismo es un enemigo de las libertades de las mujeres. La igualdad no está ni mucho menos ganada pero el mundo que surge de la libertad de las mujeres es mucho mejor que el anterior. Comparada con cualquier otra, nuestra sociedad es feminista. Occidente lo es y este es el rasgo que más molesta a otras sociedades: la igualdad de las mujeres.

Entre los adolescentes se repiten patrones machistas que parecían erradicados. Y un grupo de jóvenes violó en grupo a una chica a los Sanfermines. ¿Qué pasa?

La igualdad y el respeto no vienen de serie. Y con la pornografía que tenemos que soportar, de extrema violencia, ¿no le parece normal que esto ocurra? Pornografía y prostitución están educando aún la conciencia viril.

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