Arnaldo Otegi: "Me hubiera gustado ser catalán y tener a un Artur Mas"

El secretario general de Sortu ha venido a Barcelona a aprender del proceso catalán, que él quisiera importar a Euskadi

Antoni Bassas
8 min
Arnaldo Otegi: "Me hubiera gustado ser catalán y tener a un Artur Mas"

BarcelonaArnaldo Otegi (Elgoibar, 1958) ha venido a Barcelona a aprender del proceso catalán, que él quisiera importar a Euskadi. Su visita ha provocado polémica y no ha dejado a nadie indiferente. Para unos es alguien que militó en ETA político-militar y no ha condenado el terrorismo de la banda. Para otros es, precisamente, la persona clave que ha llevado a la izquierda abertzale a alejarse de la violencia y a apostar por las vías democráticas y pacíficas. En esta entrevista defiende con vehemencia su papel histórico.

¿En qué es diferente el Otegi que salió de Logroño hace dos meses y medio del que entró en 2009?

La prisión tiene una virtud, y es que permite reflexiones serenas sobre la vida y ver las cosas con una cierta distancia. Convivir con los sectores más marginales de la sociedad también me ha hecho una persona más sensible. Y luego están los cambios. Cuando entré no existía el WhatsApp, y ahora estoy enganchado, porque todo el mundo te envía mensajes. Y lo que me ha llamado mucho la atención es que nadie en la autopista sobrepasa el límite de velocidad, cosa que en mis tiempos no pasaba.

¿Y ahora cuál es su objetivo político?

Consolidar la estrategia que pusimos en marcha. Hay que entender que no es fácil -ni fue fácil- para nosotros cambiar de estrategia. Hubo resistencias internas. Veníamos de una cultura sólidamente consolidada en las mentes de nuestros militantes y nuestra base social. Cambiar las mentes de la gente cuesta mucho tiempo. Por eso, a veces, digo que llegamos tarde. En segundo lugar, es imprescindible que se resuelvan las consecuencias del conflicto: el tema de los presos, el desarme... Y, en tercer lugar, construir la gran alternativa independentista y progresista en nuestro país, un proyecto que desde mi punto de vista se tiene que parecer bastante al proceso catalán.

Respecto al pasado, ¿entiende que hay gente que tiene la necesidad de oírle decir que la violencia de ETA estuvo mal?

Sí, lo puedo entender. El mundo de las víctimas necesita reparaciones de este nivel y calibre. Lo asumo en primera persona. No digo que la culpa la tuvo ETA o quién la tuvo. Pero asumo que nuestra estrategia, nuestras posiciones políticas, han generado sufrimiento. Pero las del Estado también.

¿En qué momento se dio cuenta de que la violencia dejaba de tener sentido?

No le he puesto fecha, pero esto no se produce de la noche a la mañana. Yo, como muchos compañeros y compañeras, tenía una obsesión: "No podemos hacer este paso si no llevamos a la gran mayoría -y si puede ser la totalidad- del movimiento a esta posición. Porque, si no, se pueden producir roturas que impedirán construir un escenario de paz. ¿Por qué hemos tardado tanto? Porque hemos llevado a todos a este escenario. Y si la izquierda abertzale es capaz de abrir canales discretos con sectores de víctimas y trabajar con serenidad y profundidad, se producirán grandes avances. Lo que tenemos que lograr es un escenario en el que las víctimas de unos sean las víctimas de todos. Ahora todavía estamos en la fase en la que hay nuestras víctimas y las de ellos.

Es decir, que habrá un momento en el que será políticamente útil pedir perdón.

Puede ser, pero todavía no. Creo que falta un tramo para hacer esto. Jordi Évole, en su primera entrevista, me dijo: "Si usted condenara a ETA, mucha gente se alegraría". Y yo le contesté: "Nosotros intentaremos hacer algo más que eso. Y sin utilizar la palabra condena".Y unos años después la violencia de ETA ha desaparecido. Esto es fundamental. He estado casi 14 años en la cárcel y me siento comprometido con la paz.

¿Reclama la exclusiva del éxito de que ETA haya dejado las armas?

Creo que ETA estaba debilitada, cada vez más, pero estoy convencido de que aún tenía recursos humanos, políticos y de armamento para haber continuado su campaña durante mucho tiempo. Pero tanto si estaba debilitada como si no, digo que si la izquierda abertzale no hubiera tomado la decisión de decir que hay que superar definitivamente la estrategia armada, hoy ETA continuaría atentando en el estado español. Yo no quiero nada para mí. Quiero que me juzguen por mis hechos y mis palabras. Y estos son los hechos. También tengo que decir que esto no habría salido sin Jesús Eguiguren [presidente del PSE]. También otros, como Eusko Alkartasuna, pero Jesús ha sido fundamental.

¿Qué falta para que se produzca el desarme definitivo de ETA?

Que el estado español disuelva todos los operativos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los servicios de inteligencia para evitar que esto se produzca. El estado español no tiene ningún interés en que ETA se desarme, sólo le interesa mantenernos anclados en las dinámicas del pasado. Puedo hacer otra previsión: cuando se produzca el desarme y la desaparición de ETA como organización, la agresividad del estado español hacia nosotros aumentará. Y de esto los catalanes sabéis un poco.

Un grupo de ex-presos se posicionará este sábado en contra del cambio de estrategia. ¿Esto es la semilla de una posible escisión?

No lo creo, porque tampoco defienden el retorno a la lucha armada.

¿Por qué quiere la independencia para Euskal Herria?

Cuando uno se levanta por la mañana y enciende la luz de casa, el precio de la luz lo pone el gobierno español. La educación que reciben mis nietos se decide a través de la Lomce. Cuando uno va a comprar el pan, el precio del IVA lo pone el gobierno español. Deciden qué bandera tienes que poner o si puedes jugar al fútbol con tu selección. Es decir, toda tu vida la deciden ellos. Pero también es un ejercicio de responsabilidad. No quiero dejar el futuro económico, social y cultural del mis hijos en manos de un estado en el que a veces gobiernan las derechas más reaccionarias de Europa.

¿Quiere ser el candidato a lehendakari por Bildu?

Me han propuesto las bases, y si tengo su apoyo me presentaré. No es que tenga una especial predilección, lo que me gustaría de verdad es poder expresarme desde la más absoluta libertad, como hace Monedero.

Pues tiene un reto difícil, porque tiene al PNV y a Podemos delante.

Sí, hay un problema con nuestro electorado, y es que una parte se abstiene porque son elecciones españolas. Esto me parece un error, y estas semanas intentaré decir a la gente que no se tiene que abstener.

Ustedes son derrotados o casi superados no por un líder vasco sino por una idea. O por un líder que está en Madrid.

Por una marca, y es preocupante. Cometimos varios errores. Primero llegamos a unas instituciones que habíamos intentado desgastar durante 30 años en el momento en el que la gente se empieza a alejar de ellas. Segundo, las gestionamos cuando están en una crisis económica feroz y con recursos limitados. Lo digo con respeto por los compañeros y compañeras que han estado en ellas, pero hemos dado la impresión de que no estábamos ligados a las prioridades de la gente, de que no les echaran de su casa, del trabajo, de que sus hijos no tuvieran que ir fuera a estudiar o trabajar... Sin embargo, hay otra cosa curiosa. ¿Dónde ha tenido más penetración social el discurso de Podemos? En Cataluña, en Euskal Herria y en Galicia. Justamente donde hay problemas nacionales. Entonces el tema nacional también tiene que contar un poco. Ahora bien, Podemos ha sabido conectar con un gran electorado sobre todo abstencionista, con un voto joven, y han sabido acertar en el mensaje, la marca y el líder.

¿Podemos es un aliado en términos de transformación social y de emancipación nacional?

Podría serlo. Pero Podemos tiene el mismo problema que el PNV, forma parte de esta esperanza que alimenta un cierto nacionalismo vasco, según el cual es posible democratizar el Estado y que termine aceptando la plurinacionalidad. Yo digo que en el ADN del estado español esta posibilidad no existe. Las terceras vías serán difícilmente transitables. Si existe la mínima posibilidad de democratizar el estado español, de que reconozca la plurinacionalidad y el derecho de las naciones a decidir libremente su futuro, que cuenten con nosotros. Ahora bien, les pido una cosa en justa reciprocidad y con honestidad revolucionaria: el día que comprueben que esto no es posible, ustedes tiene que sumarse a los procesos constituyentes que sí son posibles. En Cataluña, Euskal Herria y Galicia.

¿Usted prefiere el discurso de izquierda-derecha o los de abajo contra los de arriba que defiende Podemos?

Para mí hay derechas e izquierdas. Y claro que hay lucha de clases. La política no puede convertirse en puro marketing, no compro eso. Hay que mantener posiciones sólidas. Por ejemplo, estar a favor del derecho a decidir y plantear este proyecto para el País Vasco o Cataluña. Probablemente no ha habido nunca en el Congreso español tanta gente que apoye el derecho a la autodeterminación. Esto es una evolución histórica pero que no llegará nunca a ser una posición hegemónica en el estado español. Y si esto no es posible, ¿qué oferta nos harán a nosotros o a los catalanes? ¿Tenemos que esperar a ver si es posible dentro de cuatro años? ¿Y luego cuatro años más? ¡Pero si incluso Convergència se ha dado cuenta de que el nacionalismo institucional que lleva cuarenta años intentando reformar el Estado ha fracasado! ¡Los que pusieron en marcha la operación Roca!

¿Que Podemos esté en el próximo gobierno español no hará que cambie nada en la vida de un vasco o de un catalán?

No creo que el PSOE haga un gobierno con Podemos, entre otras cosas porque la troica y el FMI no lo permitirán. Y si lo hacen será bajo las condiciones que impongan los de siempre. No habrá avances. Pero ojalá me equivoque.

Cree más bien que habrá una gran coalición PP-PSOE y Ciudadanos.

Estoy convencido de que sí.

Pero imaginemos un gobierno entre el PSOE y Podemos. ¿Qué cosas cambiarían?

Nosotros tenemos muy mala experiencia con el PSOE. Porque el problema no es tanto que reconozcas que Cataluña, Euskal Herria o Galicia son naciones. La pregunta subsiguiente es: ¿entonces cuál es la nación española? Tendrían que deconstruir 500 años de historia. Desde los Reyes Católicos pasando por el Poema del Mío Cid. ¿Y esto quién lo hará? ¿Susana Díaz?

¿En Cataluña votaría a ERC o a la CUP?

Me lo reservo porque el voto es secreto. Votaría independentista sin lugar a dudas, e izquierdas sin lugar a dudas.

Usted dice que Cataluña le da una sana envidia. ¿Le hubiera gustado tener a un Mas en Euskadi?

Me hubiera gustado ser catalán.

Contésteme eso de Artur Mas.

Sin duda. Sí que me hubiera gustado. Sé que puede generar debates en Cataluña, pero ojalá algún día me encuentre con el problema de tener que apostar sí o no por un candidato del PNV con este perfil. Otra cosa son los temas ligados a la corrupción. Pero con Urkullu no tengo este problema porque no lo veo en ese papel.

¿Usted entendió que la CUP no quisiera investir a Artur Mas?

Yo tenía una posición que no plantearé en público. Y aunque la tenía clara, entendía a las dos partes. Una parte que planteaba que el proceso es una prioridad, que es interclasista y que no se podía poner en peligro por algo tan pequeño como un nombre. Y había otra parte que pensaba que haciendo eso descuidaba el flanco izquierdo, que también hay que incorporar al proceso independentista. Creo que la decisión era complicada y la resolvieron bien.

¿Con la fuerza que ha demostrado el independentismo en Cataluña es suficiente?

Sin duda. Creo que este es un viaje que no tiene retorno. Pero Cataluña tiene que entender que el Estado se opondrá con todas sus fuerzas a este proceso. Pero si Cataluña consigue que un 51-52% de la población decida unilateralmente a favor de la independencia, habrá factores internacionales que obligarán al Estado a encontrar una solución.

Y lo mismo para Euskadi, imagino.

Sí. Pero Cataluña ha hecho un gran esfuerzo y un gran trabajo de reflexión. Nosotros queremos hacer fundamentalmente un proceso como el catalán. Cataluña ha llegado a la conclusión, con el proceso del Estatuto, de que no habrá nunca un estado español capaz de reconocer sus libertades individuales. Por tanto, si Cataluña quiere defender sus intereses económicos, sociales y culturales tiene que construir un estado propio. Nosotros no hemos llegado todavía a esa posición.

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