ELS EFECTES DEL COVID-19

Descubrir el sexo en tiempo de pandemia

El estado de ánimo y las restricciones marcan la sexualidad de unos jóvenes que echan de menos el contacto físico

Laia Seró Moreno
4 min
Descobrir el sexe  en temps de pandèmia

BarcelonaCon una pandemia por medio todo se intensifica, también el sexo: que te recorran el cuerpo con un dedo se vuelve una inyección de afecto, recibir según qué whatsapp te calienta el cuerpo, morrearse mientras el mundo se cae a pedazos “es más emocional que nunca”, el mero acto de desnudarse en compañía es un “oasis” milagroso donde se esfuman todas las tensiones que cargas desde hace meses. También dicen que hay muchas más caricias. Chicos y chicas que han visto cómo el covid impactaba de lleno en sus primeros años de juventud describen así cómo está siendo el sexo en tiempo de pandemia.

Pero, al contrario de lo que se podría pensar, lo hacen con cierta preocupación. Lamentan que la sexualidad que está explorando su generación está marcada por los límites que dictan las restricciones y dicen también que pone a cuerpo descubierto las carencias que arrastran desde el primer confinamiento: “Explorarnos ha pasado a jugar un papel mucho más importante en nuestras vidas, porque ahora cubre las necesidades físicas y afectivas que el distanciamiento social nos niega en una edad tan clave de la vida”, explica Andreu (prefiere un nombre falso para que no se lo identifique), que es uno de tantos jóvenes a los que la segunda oleada ha pillado solteros.

Los expertos coinciden en que la sexualidad de los más jóvenes ha quedado enterrada en un segundo plano para las instituciones que gestionan la segunda oleada, cuando efectivamente están conviviendo con ella y tendrán que aprender a disfrutarla rodeados de medidas todavía durante un tiempo largo. Sobre todo critican que se aborde la cuestión de una manera muy “prescriptiva” y con mensajes de “peligro” para no contagiar a “los seres queridos” -la Agencia de Salud Pública recomienda directamente no darse besos con personas con quienes no se convive para evitarlo-, cuando está demostrado que utilizar “el miedo” “no funciona” en estos casos. “Una vez más estamos estigmatizando a los jóvenes sin acompañarlos emocionalmente ni darles alternativas; al contrario, estamos imponiéndoles qué tienen que hacer; me pregunto si alguien ha ido a pedirles cuáles son sus demandas y cómo se les pueden hacer llegar”, dice Clara Martínez, del equipo desexualidades - educación sexual feminista de la entidad Sidastudi.

Efectivamente, la mayoría de jóvenes consultados coinciden en que no les ha llegado ninguna información “útil” -dicen- más allá que se desaconseja tener relaciones con no convivientes. Ni por parte de la escuela, ni de la administración, ni de la familia. “Lo poco que he leído lo busqué yo mismo, y al cabo de cinco minutos ya vi que era totalmente surrealista, como follar solo a cuatro patas”. Emília bromea y dice que justo ha recibido un meme en el que de una mascarilla sale un condón. El texto dice: “No había visto nunca tanta responsabilidad junta”. Tampoco le consta ningún consejo “en positivo” a Maria, que asegura que “te lo haces como puedes” y “con muchos abrazos”.

Gemma sí puede hablar con los educadores del CRAE Pere IV -que recuerdan que “el grado de responsabilidad” que asume esta generación es muy “elevado”-, pero asegura que no recomienda a nadie empezar una relación en tiempo de pandemia si no se tiene piso propio, como le ha pasado a ella.

En el equipo de Sexualidades - educación sexual feminista de la entidad Sidastudi consideran que se tendrían que estar proporcionando “estrategias positivas que hicieran reflexionar sobre cómo cuidar nuestra sexualidad en un momento como este”, que en principio se alargará. En la práctica, especifica Martínez, esto podría pasar por enseñar cómo comunicar a las parejas sexuales cuáles son los límites propios -“De momento prefiero que no nos veamos en directo, pero sí que nos escribamos relatos eróticos, por ejemplo”- y cómo se pueden negociar las prácticas sexuales con las cuales cada cual se siente cómodo. “También hemos echado de menos un llamamiento a la creatividad: ¿por qué no podemos incluir la máscara en el juego sexual o tratar de darnos placer en otras partes del cuerpo?”, se pregunta mientras recuerda que, además, durante muchos meses, canales que podrían haber servido para debatir estas cuestiones, como los talleres de sexualidad, tampoco funcionaron. “Si en Catalunya tuviéramos una educación sexual formalizada, no estaríamos tan perdidos gestionando la sexualidad en tiempo de covid”, asegura.

¿Más o menos deseo?

Más allá de la intensidad intrínseca que pueden tener los encuentros íntimos en tiempos de pandemia, Emília explica que hay semanas en las que el deseo cae en picado. “Ahora mismo, por ejemplo, tengo cero ganas: no sé si porque estoy baja de ánimos o porque con estas restricciones es imposible conocer a gente nueva que te atraiga. Seguramente las dos cosas”, lamenta esta joven de 17 años que perdió la virginidad justo este verano un día en que sus padres estaban fuera. Lo agrava, continúa, el hecho de que con la segunda oleada han desaparecido todos los espacios donde podías “ligar”: “Vamos muy poco al instituto, en la calle teóricamente tenemos que llevar la mascarilla, si le quieres ver la boca a la persona tampoco puedes ir a merendar a un bar y obviamente no podemos salir por las noches”.

Emília dice que se incluye dentro del grupo de jóvenes “responsables”, pero reconoce que ha habido algún momento en el que ha sucumbido: “Necesitas que alguien te abrace, sinceramente”. “El Satisfyer y el sexting nos salvan, pero tenemos que aprender a gestionar otros momentos que pasan, como pasan a los adultos”, dice Maria. Aun así, las dos consideran que los esfuerzos de la administración tendrían que ir a evitar conductas de riesgo más frecuentes entre los jóvenes como bajarse la mascarilla cuando no hace falta o compartir vaso.

El último peligro

El llamamiento a dar un giro al enfoque de la sexualidad de los más jóvenes en tiempos de pandemia es “urgente”. Según los expertos, no hacerlo les puede traer consecuencias negativas en el terreno sexoafectivo, como apuntaba Andreu. “Están los ingredientes para que en un futuro algunos se encierren en ellos mismos, se vuelvan personas más inseguras o jóvenes con la autoestima más baja, o simplemente sientan que van tarde en el mundo de las relaciones sexoafectivas”, advierte la psicóloga Aina Lliteres. Además, recuerda, dar este giro también será útil para el mundo de los solteros adultos, “que lo están viviendo igual pero con piso propio”.

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