Espía y examante del rey en una suite del hotel 'The Connaught'

La maquinaria del Estado fracasa en el juicio oral contra Villarejo

Ernesto Ekaizer
3 min
Un internauta mirant la web de l'Hotel 'The Connaught'

MadridNo. No se equivoquen. Podría ser una escena de una novela de John le Carré en Londres. Pero he aquí que el Connaught es un hotel cinco estrellas en el más rico y elegante barrio londinense, Mayfair, junto a Hide Park, y no es de los que frecuenta un espía del MI5 (Seguridad Interna en el Reino Unido ) o el MI6 (Inteligencia Exterior).

En una suite de este hotel, Corinna zu Sayn-Witgenstein, que acababa de romper su relación sentimental con el rey Juan Carlos I, recibió, previo aviso telefónico de su ex amante, al director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán. Ella se hospedaba en esa suite mientras rehabilitaban su casa en Eaton Square.

Fue el 5 de mayo de 2012.

Corinna juró en el juicio oral de este viernes 15 de enero desde un juzgado del Westminster Magistrate´s Court de Londres que Sanz Roldán la amenazó. O callas porque sabes mucho o no puedo garantizar su integridad y la de tu hijo, debes seguir las instrucciones. Eso asegura que le espetó en la suite.

Sanz Roldán reconoce ese cónclave, promovido por el rey Juan Carlos I, según ha subrayado Corinna, pero se ha acogido, al prestar declaración en el juicio, en el secreto de espía, y no explicó qué hablaron en la suite. Aunque dijo que él jamás amenazó a una mujer y a su hijo.

¿Por qué viajó el director del CNI a Londres? Al explicarlo incurre en contradicción. Afirma que él y el CNI no pueden actuar más que en España.

Pero, entonces, ¿cuál era su misión en Londres?

Si uno se atiene a interpretar su versión en el juicio, ha sido una operación de guerra sucia, pura y dura: amenazar, advertir a la examante de Juan Carlos I, después del fiasco del safari de Bostuana de abril de 2012, que mantuviera cerrada la boca. Esta operación fue precedida por otras operaciones encubiertas donde reside la examante, en Mónaco.

Corinna explicó que le contó estas amenazas al ex comisario José Manuel Villarejo en 2015 en su casa de Londres y que lo que él denunció más tarde se correspondía con la verdad.

Villarejo, al efecto de quitarse de encima el delito de calumnias, ya tiene su “exceptio veritatis”, a saber, la prueba de la verdad.

No mintió -elemento de la calificación penal- al atribuir las amenazas a Sanz Roldán, no se inventó nada. Su testigo de cargo, Corinna, lo ha confirmado.

El fiscal admitió este hecho de modo fulminante al retirar la acusación por calumnias nada más empezar su exposición final.

A la Abogacía del Estado, que representa la acusación particular del CNI -supervisada por María Rosa Seoane, la “estrella” del juicio del procés- en cambio nada le conmueve. Mantiene calumnias y una larga lista de delitos. Por si cuela.

Pero Sanz Roldán, asesor internacional de Iberdrola con 240.000 euros desde julio de 2020, ya había dado otra versión de los hechos.

En mi libro El Crispavirus Crónica de la conspiración (agosto 2020) doy detalles de la comparecencia de Sanz Roldán en la conocida como la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso.

Allí el 23 de julio de 2018, habló de su misión en Londres. Dijo que se trataba de un“viaje particular” para arreglar y componer “las cosas” con Corinna -el presunto encargo del rey Juan Carlos I- tras el safari maldito. Les dijo a los diputados que Corinna había cobrado comisiones en Arabia Saudí.

Conclusión: el aparato del Estado, la maquinaria, fracasó en este juicio oral. Incluso testigos como el comisario José Luis Olivera, a cargo de Citco, y la agente del CNI en Citco, Esperanza Casteleiro, confirmaron afirmaciones de Villarejo.

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