Una declaración de resistencia

La jugada de Rajoy es de gran complejidad para el soberanismo

Esther Vera
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El Parlamento de Cataluña declaró ayer la independencia en un acto de resistencia que quisiera culminar en la República Catalana. Después de que el presidente expresara la imposibilidad de cerrar un acuerdo para evitar la aplicación del artículo 155, dada la competición de PP y Cs para capitanear el efervescente nacionalismo español y la complicidad del PSOE, 70 diputados de 135 aprobaron la declaración. El gobierno en pleno era consciente de la gravedad de la situación y de la determinación de España de cesarlo y disolver el Parlament. La resistencia se ponía en marcha teniendo delante un Estado determinado a actuar por tierra, mar y aire para culminar su política de recentralización y homogeneización de España. La respuesta llegó seis horas después cuando Rajoy anunció que arrasaba las instituciones, pero convocaba elecciones antes de Navidad. La jugada es de gran complejidad para el soberanismo, que deberá decidir si se presenta o las boicotea. En los próximos días la fuerza del Estado vaciará las instituciones e intentará dejar fuera de juego a la élite política catalana. El president Puigdemont ha pedido a los ciudadanos que "mantengan el pulso del país" con paz, civismo y dignidad. Con unas elecciones convocadas por Madrid, la doble legalidad será un escenario difícil de gestionar. Especialmente sin disponer de los instrumentos que da la institución, que quedará en manos de Rajoy. El gobierno legítimo tiene detrás muchos ciudadanos que lo apoyan. Habrá que saber cuál es la estrategia.

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