La Gestora borra a Sánchez del disco duro del PSOE

Los 96 votos a favor del 'no' muestran la fractura interna del partido

Ernesto Ekaizer
3 min
La nova gestora del PSOE, amb l'asturià Javier Fernández al capdavant, ha presidit la reunió del comitè federal. EFE

Un mensaje por teléfono de miembros de la Comisión Gestora a sus barones territoriales del PSOE la noche del pasado sábado, día 22 de octubre, preguntaba si tenían objeciones a que Pepe Blanco, por un lado, y Elena Valenciano, por el otro, estuvieran a cargo, respectivamente, de la presidencia de la mesa del Comité Federal y de exponer la propuesta de la abstención. La respuesta: no hay inconveniente.

Fue así, pues, que se consumó lo que podría llamarse el borrado del disco duro del ordenador del PSOE de la etapa de Pedro Sánchez, todo un tributo a los ex secretarios generales José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, de quienes Blanco y Valenciano fueron respectivamente secretario de Organización y ministro y vicesecretaria general.

Este borrado no lo hizo por su cuenta Susana Díaz sino que fue acometido por el conjunto de las fuerzas que tumbaron a Pedro Sánchez el 1 de octubre pasado. Y esa coalición de fuerzas, que avizoran la secretaría general del partido para la lideresa andaluza en junio de 2017, tuvieron mayor protagonismo ayer que hace tres semanas. El golpe más o menos desorganizado, lo que Pepe Borrell llamó un golpe ideado por un sargento chusquero, el del 1/10, ha dado paso a una mayor organización.

Fuentes de la abstención dijeron a este diario que los 96 votos a favor del no sorprendieron a propios y extraños. A los impulsores del descabezamiento de Sánchez porque eran muchos votos –11 menos que los 107 favorables al congreso extraordinario propuesto por Sánchez- y a los seguidores del dimitido-defenestrado-destrona do secretario general porque no calibraban hasta qué punto el PSOE está fracturado. En las agrupaciones socialistas el no ha sido muy fuerte, al punto de que en algunos casos, como en del centro de Madrid, donde ha concitado apoyos del 96%.

La sustitución de la autoproclamada “única autoridad del PSOE”, Verónica Pérez, en vísperas de la reunión del Comité Federal del 1 de octubre, por Pepe Blanco, facilitó un debate ordenado superadas las impugnaciones de los primeros minutos. Blanco, otorgó 57 turnos de palabra, pero conocedor de lo que cada uno sostenía, dio de manera alterna la voz a partidarios del no y de la abstención.

El nombre de Sánchez no salió en ninguna de las intervenciones. Tampoco se habló de si se deberán adoptar sanciones en caso de que se viole el acuerdo de que, como dice la resolución aprobada, “el Grupo Parlamentario Socialista se abstendrá en segunda votación de la próxima investidura”.

Nadie se refirió a este tema, excepto Miquel Iceta quien habló de “la capacidad del socialismo español para entender una posición distinta del PSC en un tema así [respecto de la abstención]”.

Fuentes de la Comisión Gestora señalan que no habrá ninguna fórmula especial –la de 11 “condenados” a abstenerse, por ejemplo- y que no se hará un tema de debate público como arma arrojadiza antes de la segunda votación de investidura. Otra cosa será después. Muchos barones estiman que si se acude a una votación en el Comité Federal, hay que respetar a la mayoría resultante.

El portavoz del grupo parlamentario, Antonio Hernando, solo estuvo al principio de la reunión, ya que acudió a la boda de su hermana. No habló ni votó. Será él quien hable en la tribuna del Congreso para decirle no a Rajoy en primera votación y decirle sí en la segunda.

Mariano Rajoy, pues, presidirá un gobierno con 137 escaños, tras una investidura con apoyo de Ciudadanos en primera y segunda votación y la abstención del PSOE en segunda votación. Habíamos apuntado aquí que Rajoy contaba con información confidencial de Felipe González en el sentido de que el PSOE se abstendría en segunda votación cuando aceptó de manera ambigua el primer encargo del Rey. Pero a medida que se perfilaba un cambio en la posición de Sánchez de la abstención al no, Rajoy llegó a la conclusión de que su nueva investidura, para salir adelante, requería el asesinato (político) de Pedro Sánchez.

Es fácil, y a menudo todos los analistas caemos en ello, vaticinar que el PSOE va camino del PASOK, el partido socialista griego. Pero hay que recordar tres cosas: España no es Grecia; el PSOE no es el PASOK…y Unidos Podemos no es Syriza. Los términos de la ecuación política, pues, son diferentes.

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