LOS LIBROS Y LAS COSAS

Las cinco grandes epidemias de la historia mundial

Ignasi Aragay
3 min

¿Se repite la historia? Sí y no. La ley más segura de la historia es que todo cambia permanentemente y, a la vez, la segunda ley es que hay grandes continuidades que hacen posible establecer paralelismos sorprendentes. ¿La pandemia del coronavirus es un fenómeno nuevo? Pues otra vez: sí y no. Sí porque el mundo se ha hecho pequeño debido a los adelantos tecnológicos (internet y vuelos baratos) y por eso el virus se ha esparcido tan deprisa. Y no porque epidemias mundiales ha habido unas cuantas a lo largo de los siglos. El historiador José Enrique Ruiz-Domènec repasa las principales en el libro L'endemà de les grans epidèmies (Rosa dels Vents), un recorrido desde la peste bubónica al coronavirus, centrado tanto en la extensión y las formas de cada episodio como en la manera en la que la sociedad reaccionó y al fin y al cabo las superó.

Su tesis es que después de cada uno de estos desastres sanitarios se ha producido un adelanto civilizador. Quizás el autor fuerce un poco los razonamientos, pero no deja de ser lógico que de descalabros así salga una sociedad cambiada, un nuevo impulso. ¿Cuáles son, en todo caso, las grandes epidemias de la historia? La primera conocida empezó en 542 dC en la Constantinopla de los tiempos de Justiniano y su esposa Teodora, e hizo caer al Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente: aquella peste bubónica se alargó durante dos siglos, e hizo abandonar tierras de cultivo y despobló ciudades enteras. Se calcula que murieron 25 millones de personas. Ya había habido otras en tiempos del Imperio Romano, pero esta fue mucho más atroz. De hecho, se extendió por todo el Mediterráneo y llegó a las Islas Británicas, donde fue especialmente letal en Irlanda. En Bizancio, paralizó la administración y generó debates bizantinos (nunca mejor dicho) sobre qué había que hacer. Ya entonces las discusiones iban sobre si poner el énfasis en la libertad de comercio o en la seguridad sanitaria. El fin de aquel imperio trajo dos nuevas civilizaciones: el islam y la Europa medieval.

La segunda gran pandemia, la peste negra, propagada por la misma bacteria que la bubónica (Yersinia pestis), se produjo en Eurasia entre el 1347 y el 1353, llegando hasta Noruega e Islandia. Fue extendida por ratas y pulgas. Los pésimos sistemas de eliminación de residuos fueron clave para la transmisión de la enfermedad. Comparada con la de Justiniano, duró poco, pero de nuevo el resultado fue una catástrofe demográfica: millones de muertos; se habla de un tercio de la población europea (unos 20 millones). En Barcelona llegó en mayo de 1348. Se echó la culpa a los judíos, se habló de castigo divino... pero también hubieron voces que se salían de este universo de culpabilidad, como el Decamerón de Boccaccio, y que dieron pie al humanismo y el Renacimiento. Y atención: “El año 1377, desde Ragusa, hoy Dubrovnik, llegó la propuesta innovadora de imponer un periodo de treinta días de aislamiento para todos los viajeros que llegaban a la ciudad. La propuesta se extendió pronto a Venecia, Padua, Milán, Marsella, Génova...”, y se acabó ampliando a cuarenta días y bautizando en italiano como cuarentena. Y así hasta hoy.

La espiral de contagios en América de enfermedades llevadas por los españoles es la tercera gran pandemia. Diferentes autores han hablado de homogenoceno o de imperialismo biológico. Entre el 1492 y la disolución de la Imperio Azteca en 1521, la población indígena quedó muy disminuida (se estima que murieron 50 millones de personas) por la gripe (la primera en llegar), el sarampión (desembarca en 1495), el tifus, la fiebre amarilla (llega con el tercer viaje de un Colón negligente a la hora de poner en cuarentena los marineros enfermos) y la viruela (1518, en Cuba). La caída de Tenochtitlán, la capital azteca, fue debido a la viruela y no a la épica militar de Hernán Cortés. “Lo que realmente impidió la recuperación de la población indígena no fueron las epidemias, sino la gestión que se hizo, basada en el principio que la conquista era un derecho divino” y en el culto a la política autoritaria, dice el autor. Hasta el 1550 no se hicieron hospitales. La respuesta a la peste fue, según Ruiz-Domènec, el mestizaje. Hombre...

En el siglo XVII vinieron nuevas plagas. Entre 1628 y 1665 Europa fue asolada por el tifus, la viruela y la peste, que se unieron a los estragos de la Guerra de los Treinta años y el frío de la llamada Pequeña Edad de Hielo. En Lombardía en 1630 hubo un millón de muertos, el 63% del censo. En Barcelona en 1651 los muertos fueron 20.000 sobre un total de 44.000. La ciencia, la Ilustración y el espíritu revolucionario de cambio fue la respuesta en los siglos siguientes. Y bien, la última gran pandemia antes del coronavirus fue la gripe española (un nombre equívoco, puesto que venía de los EE.UU.) del 1918. El covid-19 cerraría en realidad el siglo XX e iniciaría una nueva etapa. ¿Cómo responderemos?

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