Marchena podría acelerar a final de julio la sentencia del 1-O

Todo dependerá de la disponibilidad que tenga respecto a los asuntos pendientes de la Sala Segunda

Ernesto Ekaizer
3 min
El president de la sala segona del Tribunal Suprem, Manuel Marchena, aquest dijous durant el judici

MadridTodo el mundo da por hecho que la sentencia del procés no estará lista hasta finales del próximo mes de septiembre o incluso octubre. Pero hay posibilidades de que, tras declarar el próximo miércoles 12 de junio el clásico visto para sentencia, el presidente del tribunal y ponente, Manuel Marchena, haga un serio intento de redactar y deliberar su proyecto para tenerla aprobada y firmada en la última semana de julio de 2019.

Aunque el juicio habrá durado cuatro meses – entre el 12 de febrero y el 12 de junio- ni el paso de unos quinientos testigos, ni las pruebas documental y pericial han supuesto un cambio relevante de lo que ya se conocía durante la fase de instrucción de la causa. En realidad, sorpresas, sorpresas, ha habido más bien escasas.

Durante las sesiones, la imagen se ha posado en un hombre parapetado detrás de un ordenador, algo elevado sobre el estrado, que escribía sin parar, cual secretario de actas. Pero no.

Era Marchena. Anotaba el presidente y ponente los detalles que le servirán para matizar e ilustrar los documentos básicos: la querella criminal del fiscal general del Estado del 30 de octubre de 2017, el auto de admisión a trámite del 31 de octubre de 2017, el auto de procesamiento de 23 de marzo de 2018 y la resolución de apertura de juicio oral dictada el 25 de octubre de 2018.

A la parte de los hechos fácticos se añade la valoración probatoria. Aquí Marchena tendrá que pasar de sus notas a un trabajo de fact checking lo que en ciertos casos puede exigir visionar ciertas partes del juicio para precisar detalles de declaraciones de testigos y documentos.

Y aunque parezca una materia vasta por el volumen del material, el núcleo está acotado: la existencia o no de violencia como motor fundamental del Govern para llevar adelante el referéndum y la declaración de la independencia, así como la concurrencia de dolo directo. Es dolo directo, según sostiene la Fiscalía, porque los miembros del Govern y la presidenta del Parlament sabían que querían servirse de la violencia y actuaron utilizándola.

Precisamente, la intervención del fiscal Jaime Moreno fue diseñada para centrar la materia de la deliberación, sabiendo que las característica y alcance de los hechos violentos serán los que acapararán las deliberaciones del tribunal.

El hecho de que la cuestión jurídica fundamental se encuentre acotada reduce las posibilidades de largas deliberaciones. La violencia exigida por el 472 del Código Penal ha sido o no la idónea.

Por tanto, fuentes consultadas por ARA estiman que materialmente es posible contar con la ponencia en un mes de trabajo para someterla a deliberación, votación y firma. De hecho la letrada de la Administración de Justicia, María Antonia Cao, ya insinuó ante letrados de las defensas, hace ahora un mes, que la sentencia podría estar lista hacia el 31 de julio.

A ello se añade una característica personal: Marchena suele exhibir una especial capacidad para redactar con gran velocidad.

Problema: si la acumulación de asuntos por la dedicación de los siete miembros del tribunal al juicio del procés durante cuatro meses permitirá al presidente de la Sala Segunda tras declarar el miércoles 12 de junio el visto parasentencia zambullirse de lleno en la redacción del texto y tenerlo a punto para su deliberación y firma en los últimos días de julio.

Cuando todo el mundo está descontando la sentencia para septiembre/octubre, Marchena puede estar más interesado en dejarla atrás a final de julio.

Porque tras el ruido inicial vendrá el mes de agosto, es decir, las vacaciones. A primeros de septiembre se inaugurará el año judicial, como es habitual, y el 11 se celebrará la Diada, así como el segundo aniversario del 1-O. Pero la sentencia ya habrá quedado atrás.

Y no por ser un último punto resulta menos importante: en esas fechas empezará a negociarse la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Marchena sigue siendo, tras el fiasco Cosidó de noviembre de 2018 (watsapp según el cual con Marchena el PP controlaba la Sala Segunda del Supremo “desde detrás”) candidato a presidir el Supremo y el CGPJ. Estará en mejor situación con la sentencia del procés a sus espaldas que con ella por delante.

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