FESTES EN PANDÈMIA

Unas Navidades de comidas en petit comité

Hablamos con chefs y nutricionistas que nos dan las claves para organizar y disfrutar de la Navidad

Mar Calpena
5 min
Una taula  amb tot d’ingredients per fer un àpat nadalenc.

BarcelonaSí, este año es tan atípico que si el día de Navidad decidimos comer una pizza congelada no vendrá a buscarnos la policía de la gastronomía. Pero que seamos pocos comensales a mesa no significa que tengamos que privarnos del placer y la alegría que nos proporciona cocinar y comer, un placer que buena falta nos hace en unos tiempos tan poco amables. Y con un poco de organización podremos compartir con quien queremos quizás no el comedor, pero sí nuestras creaciones. ¿Quién cree, entonces, que una Navidad en petit comité tiene que ser menos gastronómica?

Comidas reducidas, menús diferentes

Menos comensales puede significar muchas cosas. Si en casa estiráis hasta el máximo las personas que permite el plan de Salut (diez, en el momento de escribir esto), es muy posible que vuestra comida de Navidad se tenga que planificar de manera similar a otros años. Al otro extremo, si estáis solos en casa, podéis tener la tentación de no hacer gran cosa y limitaros a un autohomenaje con delicatessen ya preparadas. La dietista nutricionista Raquel Bernácer advierte del peligro de “volcar la frustración y la ansiedad de la situación en la comida y la bebida”, y recuerda que “los platos especiales no tienen por qué ser ultracalóricos”. “Una crema de calabaza especiada, si no la hemos tomado nunca, es una fiesta”. ¿Y por qué no aprovechar que tenemos menos presión para que salga todo perfecto y jugar un poco en la cocina o mejorar las habilidades culinarias propias? Una Navidad en solitario es perfecta para experimentar, y si el suflé se cae o el cordero a la Wellington no os queda del todo bien, ya sabréis como no equivocaros cuando vuelvan las comidas familiares. Y siempre se puede reciclar: si apostáis por la clásica escudella i carn d'olla, ganaréis cocinando de más y congelando, pero tendréis que prever guardar aparte galets crudos y separar la patata, que no aguantan tan bien el frío del congelador. Tocará añadirlos de nuevo y acabados de hervir cuando llegue el día que decidáis repetir la fiesta.

El cocinero Xesco Bueno, del restaurante Can l'Esteve de Castellbisbal, sugiere apostar por una tortilla de carn d'olla, un plato que califica de “brutal”, y también usar la pelota de carne que nos haya sobrado “con una salsa de pimiento verde o de roquefort”. Las recetas de aves son fácilmente adaptables a formatos reducidos, si cambiamos el pavo por pollos pequeños, o solo cocinamos muslos o pechos, o los sustituimos por un asado de pollo.

Si preferís hacer pescado, podéis aprovechar que este año las piezas más gordas seguramente bajarán de precio -porque no se podrá vender a los restaurantes- para pedir a vuestra pescadería que os lo preparen en raciones para congelar. La misma estrategia se puede usar también con las carnes, pero puestos a poner en marcha el horno para un hombro de cabrito o un asado, congelad porciones individuales deshuesadas y estaréis a un golpe de microondas de poneros las botas cualquier día. También podréis reconvertirlas en los famosos canelones o bocadillos, sin que ocupen tanto espacio como una pieza entera y cruda en el congelador. Y no tiréis el líquido porque, dice Bueno, “es fantástico con pasta fresca”, y añade que es ideal “congelarlo en forma de cubitos, porque te soluciona la vida”. Sin salir del congelador, Bueno aconseja guardar la uva que nos sobre de Nochevieja, “que podemos ir comiendo grano a grano como una golosina, después”.

Juntos por separado

Otra manera de poderse reunir entorno a la mesa con la familia, ni que sea en espíritu, es convertir la comida en un catering solidario, es decir, repartirse el menú entre diferentes burbujas y distribuir fiambreras o bandejas con cada plato. Así, la carga de trabajo es más fácil de soportar, y se puede hacer un encuentro breve -no hace falta ni decir que respetando todas las medidas de seguridad- solo para intercambiar los platos. Tened presente que algunas cosas, como los canapés, vale más entregarlos a medio montar, para que el pan no se ablande, y que tendréis que tener previstos suficientes tuppers -mejor con tapón de rosca, si repartís sopa de galets u otros líquidos- de los cuales os podáis deshacer, por si tardan en volver.

Si hay cualquier instrucción particular sobre los platos, es buena idea darla por escrito, para todos aquellos familiares un poco torpes en la cocina. Y, además de las medidas anticovid, recordad que hay que respetar todas las otras medidas higiénicas y de conservación de los alimentos que ya ponéis en práctica en circunstancias normales, como vigilar con la cadena del frío o no guardar las conservas abiertas en la lata. Ah, y no olvidéis las bebidas ni los turrones. Raquel Bernácer sugiere también, si se come solo, “no descuidar el menaje de la mesa, y añadir alguna vela o flores, para tener presente la fiesta y disfrutar de la comida sin culpa”: “¡Y mejor si nos conectamos virtualmente!”

Crear nuevos rituales

Trayendo este reparto al extremo, este año (como ningún otro) regalar comida es una buena idea, en particular si tenéis familiares que viven solos o trabajan en la primera línea. Por unos 30 euros podéis montar un pequeño lote de Navidad personalizado, con el que es muy difícil no acertar el regalo (a diferencia de lo que pasa, por ejemplo, con la ropa).

En los países norteños de Europa y en los Estados Unidos hay una larga tradición de preparar galletas durante los días de Navidad para enviarlas a la familia por correo. Si buscáis en Internet butter cookies encontraréis mil recetas básicas, que podéis personalizar con un poco de ralladura de cítricos, trozos de chocolate o licor.

Hacer galletas es una buena puerta de entrada para presentar la cocina a los más pequeños, porque la mayoría de las recetas son muy sencillas y no implican casi cuchillos ni fogones. Les podéis enseñar a medir ingredientes, a mantener la cocina limpia y, en general, les estimularéis la creatividad (también les podéis hablar de nutrición, pero entonces tendréis que pensar en una alternativa menos dulce). Y, después, las pueden hacer llegar a los abuelos envueltas en papel de seda dentro de una caja metálica.

Para los adultos, una buena manera de reunirse digitalmente puede ser participar en una cata virtual de vinos o de quesos (en algunos casos se reparten en forma de mesas a domicilio, también junto con cócteles a punto para beber). Encontraréis catas guiadas, para aprender en familia de manera estructurada, o podéis hacerlo por vuestra cuenta. Y si queréis empezar el año haciéndoos el propósito de comer más sano, podéis hacer en grupo una clase de cocina virtual a través de Zoom con Raquel Bernácer en la web Alimentarte.net. Hagáis lo que hagáis, lo que cuenta es poder trascender la distancia física, y un placer compartido, aunque sea de manera virtual, será nuestra mejor herramienta para conseguirlo.

El consumo navideño en cifras

La OCU prevé que este año las fiestas sean más frugales en cuanto al gasto: gastaremos unos 129 € menos por persona que el año pasado. Y es que 6 de cada 10 españoles afirman que han reducido su presupuesto. El gasto medio será de 526€ por persona. De estos, el presupuesto en comida son 86 €.

Este año se distribuirán entre 4.800 y 5.000 toneladas de producto fresco desde Mercabarna.

Esto quiere decir que en la práctica consumiremos un 30% menos que la Navidad del 2019, sobre todo porque restaurantes y hoteles no organizarán tantas comidas.

De este producto, un 75% es pescado fresco. Las piezas gordas tendrán una salida más difícil, y se prevé que la dorada salvaje baje hasta un 22%.

El salmón fresco todavía bajará más, hasta un 29% o, cosa que sería lo mismo, volverá al precio del 2014. También se pueden esperar bajadas en otros productos frescos, como el rape -entre un 6,7% y un 2,9%-, las cigalas -un 5,7%- y el bogavante -entre el 8% y el 4,8%-, pero no todo son buenas noticias, porque se prevén subidas en gambas (+3,3%), almejas finas (+4,3%) y ostras (+1,6%).

Frutas y verduras nos costarán más o menos como el año pasado, excepto en el caso de la uva blanca, que será más cara debido a la mala vendimia de este año.

El Gremio de Pasteleros prevé aumentar las ventas de turrones y panettones un 30%, tal y como pasó con la campaña de las monas de Pascua. Eso sí, su estimación es que compraremos piezas más pequeñas, y que haremos espacio a los turrones de autor, que cada vez nos gustan más. El Gremio destaca también que ahora compramos mucho más por internet.

Está claro que este año querremos brindar menos. A la espera de cifras más concretas y de lo que pase con la hostelería, la DO Penedès ya preveía hace unos días una factura de un tercio menos que el año pasado.

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