Objetivo: trasladar a Trapero de la Audiencia Nacional al Supremo

El juez Llarena tendrá difícil desoir al coronel Pérez de los Cobos

Ernesto Ekaizer
3 min
Josep Lluís Trapero, aquest matí

MadridEl coronel Diego Pérez de los Cobos ha servido en bandeja a la fiscalía un testimonio para su particular disputa con el magistrado Pablo Llarena: trasladar al mayor Josep Lluís Trapero, actualmente imputado en la Audiencia Nacional, a la causa de rebelión, sedición y malversación que se instruye en el Tribunal Supremo.

La fiscal Consuelo Madrigal ha conseguido lo que quería: Pérez de los Cobos ha explicado que los Mossos hicieron una escenificación el 1-O. Que su despliegue se hizo para facilitar el referéndum y no para cumplir con el mandato de impedirlo dictado por la juez Mercedes Armas.

Pérez de los Cobos desgranó, pues, su informe de 17 de octubre al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

La fiscalía viene solicitando, desde el 22 de diciembre, que se tome declaración a Trapero, pero Llarena ha dado largas a la petición.

Según el relato de los fiscales, Trapero es “inescindible” de la investigación del 1-O porque la rebelión se apoya en dos patas: la movilización ciudadana y la actuación de los Mossos.

Si Llarena admite la primera –es decir, la responsabilidad de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart- ¿por qué no acepta la segunda?

En realidad, Llarena no ha dado respuesta jurídica porque se ha abstenido hasta ahora de hacer lo procedente –o coherente con el relato de la rebelión- porque ejecuta lo conveniente para su plan de instrucción.

Prefería que la magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela siga investigando a Trapero, habida cuenta de que cuando ella avance en la instrucción ya le solicitará que se inhiba y le traslade las actuaciones.

¿Por qué? Llarena quiere concentrar la causa, no extenderla. Pero su instrucción a conveniencia puede crear indefensión en Trapero.

Porque el mayor no está personado en el Supremo y, por tanto, su defensa no ha podido preguntar ayer a Pérez de Los Cobos. Pero tampoco a los otros testigos: el exconseller de Interior, Jordi Jané, y el ex director de la Policía, Albert Batlle.

Es verdad que De los Cobos ha sido citado por la magistrada Lamela el próximo 14 de febrero y que, por tanto, la defensa de Trapero podrá formular preguntas.

Pero, ¿qué sentido tiene esta instrucción bifronte? La fiscalía ya ha conseguido, al menos de palabra, que Llarena acepte incorporar a Josep María Jové a la causa del Supremo.

La confirmación por parte de la exconsejera Neus Munté de al menos tres reuniones que figuran en la agenda Moleskine intervenida por la Guardia Civil en el domicilio de Jové, número dos de Oriol Junqueras, parecen haber persuadido a Llarena de llamarle a declarar.

Y, según fuentes judiciales, lo mismo ocurrirá finalmente con Trapero. No hay argumentos para seguir aplazando su declaración y la fiscalía no soltará la presa.

La defensa del mayor, por otra parte, estará en mejores condiciones de ejercer sus derechos ante un solo tribunal e intervenir sin pérdida de tiempo (como podía haberlo hecho con los testigos que han declarado esta semana y que seguramente tendrán que volver a hacerlo para no consumar la indefensión de Trapero) que esperar a que Llarena construya los autos de procesamiento actualmente en barbecho.

Durante la declaración del coronel Pérez Cobos, el magistrado Llarena autorizó al abogado Andreu Van den Eynde, defensor de Oriol Junqueras, a proyectar un video en su ordenador. Eran las imágenes del desalojo violento de los votantes el 1 de octubre en la escalera del Instituto Pau Clarís de Barcelona.

Van den Eynde preguntó al coronel si le parecía una actuación proporcionada y oportuna. El coronel dijo que, en efecto, lo era, y añadió que podía haber sido más contundente.

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