Sánchez no influyó en la ‘marcha’ de Juan Carlos I ni estuvo de acuerdo con la idea

Así lo hizo saber a sus ministros el 4 de agosto, tras la "desaparición" del rey emérito

Ernesto Ekaizer
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El rey emérito Juan Carlos pasa junto al presidente del Gobierno Pedro Sánchez en una imagen de archivo

MadridEl presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, explicó a sus ministros en la reunión de La Moncloa del martes 4 de agosto que no había tenido participación alguna en la decisión de Juan Carlos I de marcharse fuera de España y precisó que estaba completamente en desacuerdo. Sánchez creía que la idea de abandonar España por parte del rey emérito era desacertada y que sería muy mal acogida por los ciudadanos, aparte de la repercusión internacional negativa.

Los partidos de la derecha y un gran número de medios de comunicación han atribuido a Pedro Sánchez un papel relevante en la decisión adoptada por el rey Felipe VI y Juan Carlos I de marchar de España el pasado 3 de agosto, una iniciativa que se gestó un mes y medio antes de dicha fecha.

En los últimos días, la portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, señaló en una entrevista con el diario El País que “el rey Juan Carlos no debió marcharse. Debió someterse al escrutinio de la propia Casa Real y, por supuesto, dar explicaciones a los españoles. Su salida de España es un error y ha perjudicado al rey Felipe VI. Lo que en este caso apunta a una influencia nociva del Gobierno…Pedro Sánchez está haciendo, en relación con la monarquía, un uso indecente de tacticismo…”

Fuentes consultadas por ARA ha señalado que la reunión del consejo de ministros del martes 4 de agosto fue, junto al prolongado cónclave del 14 de marzo de 2020, que declaró el estado de alarma por la pandemia de la Covid-19, una de las más relevantes desde la formación del gabinete en enero pasado.

El día anterior, 3 de agosto, La Zarzuela, hizo público el comunicado según el cual el rey emérito pedía a la Casa de Su Majestad el Rey que informase públicamente de su “meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”.

El motivo de Juan Carlos I, según la carta, era “la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada” y su “absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones”.

La carta se difundió cuando el rey emérito acababa de aterrizar en Abu Dhabi a invitación de su amigo el príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos Mohammed Bin Zayed. Ya estaba hospedado en el hotel de propiedad del gobierno, el Emirates Palace Hotel.

El examen de la salida de Juan Carlos I fue objeto de un largo intercambio de ideas y posiciones entre los ministros antes de que el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, según la reconstrucción realizada por ARA, manifestara su punto de vista.

Los ministros de Unidas Podemos, incluyendo al vicepresidente Pablo Iglesias, que desconocía la decisión adoptada por la Zarzuela, expresaron su crítica a la decisión, que, según, dijeron, sería interpretada como una huida, más allá de que no exista una causa contra Juan Carlos I. También expresaron que no sería bueno para la imagen de Felipe VI.

Los ministros del PSOE centraron sus intervenciones, según pudo confirmar ARA, en la figura histórica de Juan Carlos I y en que era necesario separar a padre e hijo.

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, por su parte, explicó que la salida de Juan Carlos no era una huida o fuga ya que no sufría imputación alguna por parte de la justicia y que, además, el abogado del rey emérito había expresado en un comunicado que su cliente acudiría si era citado por la justicia.

Las fuentes señalan que las intervenciones críticas no se refirieron a la marcha como una huida de la acción de la justicia –“hasta ahí podíamos llegar”- sino una manera de evitar dar la cara, eludir hacer frente a la situación.

La sorpresa, según las fuentes consultadas, llegó cuando al final del intercambio de ideas y opiniones -algunas ministras del ala PSOE no llegaron a expresar opinión alguna- el presidente del Gobierno manifestó que no había tomado parte en la decisión adoptada entre la Zarzuela y Juan Carlos I y que, además, estaba en desacuerdo porque entendía que no era una buena decisión para nadie. Ni para el rey Felipe VI, ni para Juan Carlos I ni para el gobierno.

El presidente se separó completamente de la mayoría de ministros socialistas, quienes habían dejado de lado la decisión de marchar de España “en estos momentos” y enfatizaron los aciertos de Juan Carlos I y el pacto constitucional de 1978. Sánchez no quiso desviarse de la decisión de salida y manifestó sin medias tintas que no le había gustado un pelo.

Algunas fuentes señalan que si bien el presidente conocía la decisión adoptada en Zarzuela, tampoco reivindicó su propia conducta de haberla mantenido en secreto respecto al vicepresidente segundo, Iglesias. Más bien, dijeron las fuentes, expresó lo contrario.

La salida de España ha sido un amplificador a todo el mundo de la causa que investiga el fiscal Yves Bertossa en Ginebra, Suiza, desde julio/agosto de 2018, sobre un posible blanqueo de capitales agravado en la que podría haber participado Juan Carlos I. Se trata de la transferencia realizada por el Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí de 100 millones de dólares en agosto de 2008 (64,8 millones de euros) a la cuenta de la fundación panameña Lucum, cuyo primer beneficiario era Juan Carlos I y el segundo el entonces príncipe Felipe.

El actual rey, Felipe VI, ha asegurado en un comunicado difundido el 15 de marzo pasado que ante el requerimiento de una negociación por parte de los abogados de Corinna, él ignoraba la existencia de la fundación Lucum y que fuera beneficiario de la misma. Asimismo, anunció que había renunciado a la herencia de Juan Carlos I.

Para sostener el delito de blanqueo, Bertossa necesita indicios de que hubo un delito previo.

Es decir: probar que ese dinero se pagó por corrupción o tráfico de influencias en la adjudicación del proyecto del Ave Medina-La Meca, en que cual el consorcio hispano-saudí que resultó adjudicatario realizó una rebaja del 30% en un contrato de 7.000 millones de euros para asegurarse la adjudicación y derrotar a la oferta francesa.

Bertossa ha imputado a los representantes de Juan Carlos I en la Fundación Lucum (los suizos Arturo Fasana y Dante Canonica), a la examante de Juan Carlos I, Corina zu Sayn-Wittgenstein ahora Corinna Larsen, la primera que alertó de las cuentas suizas en sus conversaciones con el excomisario José Villarejo (en prisión desde el 3 de noviembre de 2017) y a una entidad jurídica, el banco Mirabaud, donde se depositó el dinero y luego se movió para realizar inversiones entre 2008 y 2012. En esa última fecha Juan Carlos I canceló la fundación y su cuenta bancaria, y concretó una "donación irrevocable" de los 64,8 millones de euros a Corinna. Según la examante, Juan Carlos I intentó después recuperar los fondos.

La Fiscalía del Tribunal Supremo, por su parte, investiga posibles delitos de Juan Carlos I a partir de junio de 2014, fecha en que perdió la inviolabilidad (artículo 56.3 de la Constitución) tras abdicar y ser aforado ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.

La Fiscalía espera la respuesta de Bertossa a una comisión rogatoria que le fue remitida por la Fiscalía Anticorrupción en febrero pasado.

La operación salida ha sido objeto de artículos e informaciones en todo el mundo desde el 3 de agosto. La confirmación de la estancia de Juan Carlos I en Abu Dhabi, nueve días después de que se publicara la foto del rey emérito bajando de un avión privado en el aeropuerto de la citada ciudad, ha generado este lunes 17 de agosto ríos de tinta en periódicos y portales digitales alrededor del globo tras conocer la confirmación de la Casa de Su Majestad el Rey.

En Palma de Mallorca, donde ayer finalizó la semana veraniega de la familia real, durante un paseo de los reyes y sus hijos, una vecina espetó a la reina Letizia: “¿Cuándo van a decir dónde está el rey emérito?”.

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