'Vae victis!'

La estrategia de Rajoy y sus aliados no le deja otra opción a los catalanes que cerrar filas por el referéndum sin traicionar su condición y su dignidad como ciudadano

Suso De Toro
4 min
‘Vae victis!’

¿Es necesario sentirse uno respetado para vivir una vida digna? ¿Es imprescindible la dignidad personal? No hablo de emociones sino de relaciones de poder, de vivir en una situación de equilibrio donde uno tiene libertad para tomar decisiones. Hablo de una vida no sometida a las relaciones de amo y esclavo.

En España en general no hay verdadera libertad de prensa y mucha gente vive encerrada en la burbuja que teje la Brunete mediática, creen que lo que le cuentan es “la realidad”, sin embargo en Catalunya existen otros medios y la posibilidad de contrastar sus informaciones y opiniones. Siendo así, teniendo conocimiento de cómo trata el estado español a la ciudadanía catalana, ¿se puede ser ciudadano de Catalunya y no saberse humillado y no sentirse ofendido?

Aquella campaña de las 400.000 firmas contra el estatut y, realmente, contra los catalanes culminó en la reciente visita del presidente del gobierno al territorio que queda al Noreste de Madrid. No fue una visita a Catalunya, una nacionalidad histórica con un gobierno autónomo, sino una visita a sus provincias y por ello no reconoció en su protocolo la existencia del president de la Generalitat. Rodeado de empresarios madrileños y “del puente aéreo” prometió una lluvia de millones y un corredor mediterráneo que no existían. Solo defraudó a quien renunció de antemano tanto al sentido de la realidad como al derecho a ser tratado con respeto. Quien compra esas mentiras a estas alturas viniendo de quien vienen merece sospecha.

Puede ser que Rajoy haya hecho una visita tan ofensiva porque no sabe ni le da la gana de actuar de otro modo y ya es tarde para cambiar. O puede ser que esa visita provocadora haya sido deliberada para hacerle ver a la población catalana que sólo le queda la rendición incondicional.

Después de haber utilizado todos los medios, incluidos los ilegales, para destruir a dirigentes políticos catalanes ahora espera “darles la puntilla”. Su visita deja el escenario político muy claro, en su estrategia el gobierno cuenta con la administración del estado, su Brunete mediática, su Justicia a la medida y el respaldo de los partidos estatales. Acorraló a Catalunya, no permitió salida alguna al conflicto político que él mismo había creado y acaba de rubricar que no cambiará de política. El rancio imaginario de Rajoy, anclado en la Enciclopedia Álvarez, imagina los conflictos en forma de guerra civil, pretende que los catalanes se imaginen como Sagunto y Numancia. Pero, en realidad, empuja a los catalanes a escoger entre sumisión o soberanía.

¿Puede la sociedad catalana esperar otra cosa de España en este momento? Otra visita, la de la presidenta de la autonomía andaluza y candidata preferida del aparato socialista, lo pone todo más claro aún. Tras sus declaraciones contra una entidad financiera por el hecho de ser catalana, jugando con la xenofobia entre sus ciudadanos, ve en Catalunya una “provincia andaluza”. Reclama para si a una parte de los ciudadanos catalanes, pretende clavar una cuña en esa sociedad. Le niega a miles de personas el derecho a llamarse catalanes por haber nacido en otra tierra y tener allí familiares. Un nacionalismo cañí que les condena a ser una etnia, les impide ser individuos dueños de un destino personal. Ignorancia o falta de escrúpulos que pretende utilizar a esas personas como colonos en tierra ajena, impidiéndoles transformarse en ciudadanos. Pocas cosas más indignas que esa utilización de las personas.

La ciudadanía catalana ha cuajado en torno de una reclamación de dignidad colectiva que expresa ese referéndum para decidir su futuro, ésa es su única arma y su única defensa frente a un ataque cerrado que pretende la rendición sin condiciones. “Vae victis!”. La estrategia de Rajoy y sus aliados no le deja otra opción a los catalanes que cerrar filas por el referéndum sin traicionar su condición y su dignidad como ciudadano.

Para explicar que haya políticos catalanes que sean instrumento de la estrategia centralista o que pongan obstáculos y torpedeen hay que aceptar la fuerza de las ideologías y que luchan por quitar el poder a quien gobierna para poder ocuparlo. En una situación así cuesta aceptarlo pero es la realidad. Puede costar también comprender eso en personas particulares pero es que no sólo los países también las personas tenemos historia. Nos hemos ido forjando a lo largo de los años y nos cuesta cambiar la mentalidad y aceptar nuevas realidades. No es extraño que la actitud más clara respecto del referéndum y de la demanda de soberanía sea la de la generación más joven, sobre todo la de quienes estrenan mayoría de edad en el tiempo histórico que inauguró la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatut.

Pero en las generaciones anteriores pesan los años y décadas anteriores. Hay toda una época que va desde el comienzo de los años ochenta hasta la crisis del estatut que configuró nuestra imaginación, la época de González y Guerra, Aznar, Zapatero, Rajoy... y Pujol. Excepto Rajoy y excepto los intereses de la corte y el lobby madrileño, todo lo demás entró en crisis. Hay una España que parecía tolerable o modificable que es pasado y una Catalunya que era patrimonio de un grupo social que también es pasado. En Catalunya se vive una redistribución del poder político y, lo que es más importante, una transformación cívica y social que hace que tres de cada cuatro catalanes, con independencia de donde hayan nacido, se sientan dueños de su país y con derecho a decidir su futuro.

La defensa del referéndum es lo nuevo y lo mejor, la oposición y los impedimentos son el pasado y lo peor. Se trata de escoger entre ciudadanía o esclavitud.

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