El análisis de Antoni Bassas: 'Algo que tal vez no les han contado sobre el catalán'

"Miren, insistir con el catalán, aparte de manipular la lengua para fines electorales, esconde el quid de la cuestión: para el PP y Ciudadanos sólo es realmente español lo que es castellano"

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El gobierno de Rajoy ha anunciado que piensa aprovechar el 155 para poner más clases en castellano en la escuela catalana.

Sobre el anuncio en sí, está claro que el PP pretende matar varios pájaros de un tiro. Primero, para desviar la atención sobre su propia corrupción, y porque sabe que la lengua es el tema más sensible en Cataluña, mete urgencia en la formación del gobierno y amenaza con la lengua para que Puigdemont desbloquee la investidura apoyando a otro candidato. En segundo lugar, PP y Ciudadanos se pelean por el título de “partido español más español de todos” y, en ese sentido, ganar la competición de “partido más duro con los catalanes” al PP le viene muy bien. Y en tercer lugar, con ese anuncio de rebaja del catalán el PP conecta con su alma más nacionalista i da más gusto a la fiera populista que debe alimentar de vez en cuando.

Tal vez algunos de ustedes se pregunten de buena fe qué problema hay con poner más horas de castellano en la escuela catalana. El problema de responder a esa buena fe es que la intención del gobierno del PP es de mala fe. Es decir: no lo hace pensando en los alumnos, ni en los padres, ni en la sociedad catalana, ni en el castellano, sino para aprovecharse políticamente, como acabo de explicar. Pero en el supuesto de que la polémica fuera estrictamente académica podríamos ceñirnos a los resultados: los alumnos catalanes terminan la enseñanza obligatoria con un dominio del castellano igual o superior al de los alumnos españoles. Esto es así porque el castellano se enseña en Cataluña (lo digo por si alguien no lo tiene claro) y porque el castellano es el idioma de comunicación entre muchos alumnos. La superioridad demográfica, mediática y jurídica del castellano es evidente. Y la histórica: el catalán fue borrado de las aulas durante cuarenta años bajo el franquismo, precisamente en los años en que Cataluña recibió millones de inmigrantes castellanohablantes y además, en los últimos diez años, Cataluña ha recibido un flujo migratorio de 1,7 millones de extranjeros. El resultado es que sólo escriben en catalán el 56% de los habitantes de Cataluña y que sólo lo hablan el 73%, de manera que es la lengua inicial del 31% de la población y la lengua habitual del 36%. Dicho de otra manera: todos, absolutamente todos los catalanohablantes somos bilingües en castellano, todos. No hay ni un sólo catalán monolingüe. Al revés no puede decirse lo mismo, y si no fuese por la inmersión lingüística la situación sería aún más desequilibrada.

De manera que no se dejen contaminar por las mentiras: el castellano no está ni perseguido ni discriminado en Cataluña. Y si tienen alguna duda, vengan a Cataluña y comprobarán que es mucho más fácil vivir en castellano que en catalán. Comprobarán también que a pesar de ser ésta una cuestión muy delicada y con motivos para la revancha, lo llevamos con mucho civismo y sin perjudicar la convivencia, en buena parte precisamente porque la escuela no divide a los alumnos por clases en razón de su lengua. Y si el problema es de libertad, recuerden que con la Constitución en la mano el único idioma obligatorio en España es el castellano.

Este fin de semana, con motivo de la polémica por el idioma, Twitter se ha llenado de experiencias de catalanes cuya lengua materna no era el catalán y que gracias a la inmersión dominan ahora dos lenguas, pueden trabajar en cualquiera de las dos, están encantados con que sus hijos o nietos hablen en catalán y ha aparecido también toda la gama de experiencias lingüísticas familiares: padres, hijos, abuelos que cruzan lenguas en la mesa a la hora de comer sin ningún problema. Aprender dos o tres lenguas en edades tempranas es fantástico y eso es lo que ocurre en Cataluña.

Miren, insistir con el catalán, aparte de manipular la lengua para fines electorales (que ya es bastante obsceno) aparte de separar a la gente por algo que ahora no la divide, esconde en el fondo el quid de la cuestión: para el PP y Ciudadanos (probablemente para algunos otros también) sólo es realmente español lo que es castellano. Lo catalán, lo gallego, lo vasco, no es, por lo visto, puro, auténticamente español. Si lo fuese, no les molestaría. Lo verían como una riqueza, en las escuelas de España se impartirían nociones de esas lenguas y se enseñaría a los alumnos que también son suyas, que son dignas, que en cuanto las conozcan las querrán. El catalán está ahí, con su literatura, con su música, para ser disfrutado, exactamente igual que cualquier otra lengua. Pregúntense por qué existe ese rechazo a leer una etiqueta de un producto que esté redactada en catalán y no les molesta que esté en inglés. ¿Quién discrimina aquí? ¿Quién separa? ¿Quién les está enseñando a odiar una lengua?

Miren, la superioridad del castellano es tal que su supervivencia está más que garantizada. No puede decirse lo mismo del catalán. Tal vez a algunos de ustedes eso no les importe, o incluso les encante que el catalán tenga problemas. A nosotros no. A nosotros, los catalanes, nos preocupa. Y nos preocupa porque nos preocupa la cultura, porque sentimos que llevamos el peso de mantener viva una lengua que es patrimonio de toda la humanidad. Y porque, como es nuestra lengua, no vamos a permitir que nadie pretenda hacerle daño.

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