La lucha de generaciones

En la legislatura que termina, el incremento de la desigualdad ha tenido un marcado sesgo generacional

Pablo Simón
2 min
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Un fantasma recorre España: la lucha entre generaciones. La legislatura que termina el 20 de diciembre ha sido una de las más duras de la historia reciente de España en términos de crecimiento de la desigualdad, pero con frecuencia se deja de lado que este incremento de la desigualdad ha tenido un marcado sesgo generacional. El porcentaje de niños y jóvenes en riesgo de exclusión creció durante la crisis al pasar del 29% al 36%. En cambio, la exclusión entre los mayores de 65 años se ha reducido drásticamente en parte por el incremento de un 9.3% de las pensiones promedio. La situación hoy es claramente bipolar: la pobreza amenaza al 13% de los mayores pero al 36% de todos los niños.

La falta de capacidad del Estado de Bienestar y del mercado de trabajo español para amortiguar el impacto generacional no debería extrañarnos si rastreamos las razones políticas que hay detrás. En primer lugar, los electores jóvenes son un colectivo poco numeroso. Si nos fijamos en los datos del censo electoral para las elecciones de 2015, los menores de 34 años apenas suponen un 22% del electorado español (un 20.4% en Cataluña), mientras que un cuarto de los electores son mayores de 65 años (24.5% en España y 25.7% en Cataluña). Además, esta brecha se ha agudizado con respecto a las elecciones de 2011. Ahora hay 280.396 electores menos en el grupo de 18-24 años en el total estatal, mientras que el grupo de mayores de 65 años ahora hay 1.663.826 electores más. Por lo tanto, manteniendo todo lo demás constante, cualquier política que vaya encaminada hacia los mayores siempre resultará a los partidos más interesante en términos de réditos electorales.

Pero no sólo importa el elemento demográfico, sino también en qué medida el colectivo de jóvenes se acerca a votar. Elecciones competidas o elecciones con nueva oferta política como es el caso del 20D pueden atraer a más votantes. Si miramos los datos de los últimos barómetros todo apunta a que el 20D la participación superará los niveles de 2008 (74%) y 2011 (72%). Sin embargo, la evidencia empírica muestra que los jóvenes son un colectivo tradicionalmente más abstencionista y que la participación electoral incrementa con la edad. Pues bien, en el caso español esto no es una excepción.

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