La 'opción Barrufet' para evitar que el resto de la mesa acabase entre rejas

Forcadell y los otros tres miembros siguieron sus pasos en la vistilla

Ernesto Ekaizer
4 min
Lluís Corominas i Ramona Barrufet a l’entrada del Tribunal Suprem.

MadridLa historia de la declaración de los seis miembros de la Mesa de la Diputación Permanente del Parlament es lo más parecida a la “conmutación” de una pena, cuando una pena impuesta es sustituida por otra. Porque sobre las seis y media y siete de la tarde del jueves pasado, 9 de noviembre, Carme Forcadell, Luis Corominas, Luis Guinó y Anna Simó se encaminaban a la cárcel sin atenuantes. Pero durante los minutos finales de la vistilla –la breve audiencia para solicitar/rechazar medidas cautelares y reales- todo cambió.

Nada más empezar la sesión, sobre las diez de la mañana, el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, quizá para distender un ambiente denso, apuntó:

-Les pido que no tengan en cuenta lo que estos días aparece en los medios de comunicación. No tengo nada predeterminado. Oiré lo que aquí se exponga y decidiré con independencia.

Y al final, al comenzar la vistilla, el fiscal Fidel Cadena solicitó prisión incondicional por este orden: Forcadell, Corominas, Guinó y Simó.

Y cuando llegó a Barrufet hizo una petición distinta. Dada la contundencia con que Barrufet, secretaria cuarta de la Mesa, había aceptado acatar el artículo 155 y la Constitución, al tiempo que condenaba la vía y declaración unilateral y restaba valor jurídico a la declaración de independencia, el fiscal solicitó para ella prisión eludible con una fianza que dejaba a la discreción del magistrado.

El letrado del bufete que defiende a Barrufet, Corominas y Guinó pidió al magistrado decir unas palabras. Cómo era posible que el fiscal pidiera prisión incondicional para Corominas y Guinó, explicó Xavier Melero, y prisión eludible con fianza para Barrufet cuando los tres habían dicho, prácticamente, lo mismo. Porque precisamente él había preparado las declaraciones con los tres querellados.

Flashback. En efecto, los tres habían ensayado durante varios días sus declaraciones con el letrado y otra abogada del despacho. El trabajo se basó con varios conceptos que enumerados en una nota, es decir, un argumentario, que sus clientes se habían prácticamente memorizado: rechazo a la DUI, acatamiento al 155, respeto del marco que fija la Constitución, abandono de la vía de los hechos, y otros puntos.

De los tres, quien más directamente expuso, al declarar, el citado argumentario de Melero fue Ramona Barrufet.

Maestra de profesión, profesora de música y francés, militante de Convergencia Democrática de Cataluña desde 1981 y ex regidora del ayuntamiento de Arbeca, Barrufet no necesitó que los fiscales Jaime Moreno y Javier Zaragoza le hicieran demasiadas preguntas.

Enumeró lo argumentos ensayados en el despacho del abogado Melero una tras otro. El fiscal Moreno miró en cierto momento a su colega Zaragoza. Hicieron un mohín apuntando una sonrisa y un gesto negativo con la cabeza. No iban a pedir prisión incondicional para ella.

En alguna de las seis declaraciones, uno de los fiscales hizo referencia al auto de medidas cautelares de la Audiencia Nacional de la magistrada Lamela, sin nombrarla, como precedente. El magistrado Llarena, en su tono sereno habitual, apuntó:

-Señor fiscal es el Tribunal Supremo el que marca territorio a los tribunales inferiores.

Flashforward. Vayamos ahora a la vistilla. Tras hablar el fiscal Cadena, los letrados cuestionaron, con en el caso de Andreu Van den Eynde, abogado de Forcadell, la competencia del Supremo y la base legal del delito de rebelión, mientras que Melero subrayó la ausencia total de material probatorio individual que se requiere en el proceso penal.

A terminar las alegaciones de los abogados, el magistrado Llarena, que había tomado nota de la diferencia expuesta por Melero sobre las diferentes medidas solicitadas para sus clientes, preguntó a los querellados si querían añadir algo más. Lo que se llama pomposamente la “última palabra”.

Fue Forcadell la primera en salir al ruedo, al expresar que ella había acatado y acataba la aplicación del artículo 155 y que la declaración de independencia del 27 de octubre había sido un acto declarativo sin consecuencias ya que nada se había hecho desde entonces porque se había aplicado el artículo 155.

En otros términos que esa declaración no tenía ningún contenido normativo y que la puesta en práctica que ella misma había dispuesto de la Diputación Permanente tras la disolución del Parlament era una prueba de su acatamiento a los efectos del 155. También admitió que no se podía conseguir los objetivos buscados por la vía unilateral, fuera del marco de la Constitución.

Corominas reiteró de manera más directa y breve lo que había manifestado a las preguntas de los fiscales durante su declaración, más en la línea de Barrufet; Guinó le siguió y más tarde Simó optó por una declaración similar. “La vía unilateral”, apuntó, es “imposible en la próxima legislatura”.

La Fiscalía no agregó nada

Cuando se abordó a continuación la imposición, propuesta por el fiscal Cadena, de una fianza conjunta y solidaria de 6,2 millones de euros para cubrir responsabilidades civiles, el abogado Melero expuso el certificado de la Intervención General de la Generalitat según el cual solo se han gastado en el referéndum 19.300 euros y reiteró que los fiscales no aportaban ninguna prueba.

El magistrado cerró la sesión y se retiró a elaborar su resolución. Las cuatro prisiones incondicionales fueron, por así decir, “conmutadas” por cuatro prisiones con fianza, que se sumaron a la de Barrufet. No fijó la fianza de 6,2 millones porque sencillamente no había datos para adoptar esa decisión y recogió en su auto lo que habían expuesto las defensas.

En cuanto a Josep Nuet, el sexto querellado, quedó en libertad porque solo la chapuza y la falta de profesionalidad del fiscal general José Manuel Maza y su secretaría técnica, basándose en errores fácticos, le llevó a un banquillo donde no debería estar.

El magistrado Llarena ha hecho ver a los querellados que seguirá su conducta para comprobar si se produce reiteración delictiva o violación del compromiso asumido.

Carme Forcadell ¿se la juega si acude a la manifestación de hoy en calidad de dirigente, subiéndose a la tribuna de oradores?

En el País Vasco, los miembros de Batasuna, entre 2006 y 2012, en prisión con fianza o excarcelados con medidas cautelares, volvían a ser encarcelados cuando participaban, desde la tribuna de oradores, es decir, como líderes, en actos públicos de la izquierda abertzale.

Un aire de abjuración se respiraba en la vistilla del pasado jueves. Un aire que remitía a Roma, al año lejano de 1633, cuando en el Convento de Minerva, Galileo Galilei, leyó ante el tribunal de la Santa Inquisición el acta de abjuración sobre su visión heliocéntrica del mundo, allí donde a continuación, cuenta la leyenda, por lo bajo, susurró: 'E pur si muove' (Y sin embargo se mueve).

stats