Crecen las alergias alimentarias en niños

Uno de cada 10 niños en edad escolar presenta alguna alergia alimentaria, un 3% más que en 2019

A.f.
3 min
Gairebé l'1,5% dels menús incorpora variants més enllà de les al·lèrgies a causa de malalties o peticions expresses de les famílies

Casi uno de cada diez niños en España sufre algún tipo de alergia alimentaria. Así lo demuestra el II Observatorio Mediterránea del Comedor Escolar, que ha analizado los 19.693 menús escolares que sirve Mediterránea en España, entre los cuales la compañía tiene contabilizadas hasta 1.867 alergias diferentes. La relación supone una media en 2020 de un 9,48% de alumnos con alguna alergia alimentaria registrada. Un dato ligeramente superior al 6,49% de 2019 y que supone casi el doble que en el curso 2017-2018 (5,95%).

"En los últimos años asistimos a un aumento progresivo de las alergias en los comedores", explica Rocío Royo, directora de nutrición de Mediterránea y responsable del Observatorio. "Eso supone un doble reto: por un lado, ser muy exhaustivos en los protocolos para asegurar que no hay contaminación cruzada, y por el otro, ser flexibles para que cada alumno reciba la dieta personalizada sin desatender sus necesidades nutricionales".

Entre las alergias, la más frecuente este año es a las frutas y verduras (23,4%), que supera la de los frutos secos, que fue la más frecuente en el Observatorio anterior. "El hecho de que haya una alta representación de las alergias a las frutas y verduras no quiere decir que los alumnos sean alérgicos a todos los alimentos que estas categorías representan", precisa Royo. Aun así, esta alergia sigue siendo una de las más comunes, puesto que ocupa el segundo lugar con un 18,9% del total. "Este dato probablemente se deba al hecho de que incluye los síndromes de alergia oral, una reacción que solo produce enrojecimiento y picor en la boca, ya que, según los estudios, los alérgenos alimentarios que más habitualmente producen síntomas sistémicos son el huevo, la leche, los frutos secos, las legumbres y el pescado", asegura Gonzalo Galicia Poblet, pediatra especialista en digestivo infantil del Hospital Universitario de Guadalajara y profesor asociado de medicina en la UAH. Por otro lado, las alergias menos comunes son a los aditivos (0,6%), el pescado (6,3%) y los mariscos y crustáceos (5,6%).

El mito de la lactosa

Socialmente, se tiende a confundir la intolerancia a la lactosa con una alergia alimentaria, pero ni el componente de la leche que las produce, ni el mecanismo, ni los síntomas son los mismos. Según los datos del Observatorio, la intolerancia a la lactosa representa un 13,17% de la casuística encontrada, aunque su prevalencia crece considerablemente de un año a otro, casi un 5%. "Se trata de una intolerancia relativamente sencilla de tratar a nivel nutricional, puesto que actualmente la industria alimentaria tiene alternativas sin lactosa", explica Rocío Royo. "Para estos alumnos solemos prescindir de la leche y de los derivados lácteos en sus dietas, y revisar con atención las fichas técnicas de los productos, puesto que algunos pueden llevar lactosa entre sus ingredientes". Sobre esto conviene recordar que la mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa son capaces de tolerar los yogures porque son productos fermentados en los que la cantidad de azúcar (lactosa) es más baja.

Por primera vez en el Observatorio del Comedor Escolar se han analizado las dietas con necesidades especiales entre los alumnos. Es decir, se han contabilizado las peticiones expresas para vetar determinados alimentos o aditivos por recomendación médica o por criterios religiosos o de conciencia. El 1,43% de los menús incorpora alguna de estas variantes especiales. A pesar de que no representa una mayoría es una cifra que crece cada año, de forma que ahora la empresa lo tiene en cuenta.

La más comun de estas dietas especiales es la dieta sin carne, solicitada por motivos de conciencia social, habitualmente por parte de familias vegetarianas o musulmanas. Este tipo de dieta sin carne y sin cerdo supone más de la mitad de los requerimientos especiales (59%).

En segundo lugar, con una presencia de casi el 15%, están las dietas hipocalóricas, que tienen menos aportación calórica. "La mayoría de las dietas bajas en calorías están asociadas a la obesidad infantil, una cuestión que nos preocupa especialmente, y por eso nuestros proyectos educativos van más allá de la alimentación. Fomentamos también las actividades físicas, que junto a una dieta equilibrada son claves para prevenir la obesidad", apunta la responsable de nutrición de Mediterránea. Finalmente, las dietas para alumnos con diabetes representan un 12% del total, mientras que las menos solicitadas son las dietas hipercalóricas. "Los menús se personalizan hasta el punto de indicar las raciones para cada alumno, cosa que implica una gran complejidad organizativa y logística".

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