ENTREVISTA

"¿Que un evento cultural es caro? Más lo son 10 metros de autopista "

Jonathan Holloway asesora en la organización de las más diversas iniciativas culturales

Cristina Ros
4 min
Jonathan Holloway es mou per tot el món, però el seu epicentre és a Mallorca, on viu i d’on és la seva dona

Jonathan Holloway dirigió el Norfolk & Norwich Festival entre 2004 y 2011 y desde el 2015 es el responsable del Perth International Arts Festival, el evento de estas características más antiguo y con más eco de Australia. Para rematar el currículo, es asesor artístico de la Brooklyn Academy of Music de Nueva York. Y no sin compromiso. El 18 de diciembre pronunció en Palma, invitado por la Academia de Bellas Artes de San Sebastián, la conferencia Cómo podemos utilizar las artes para cambiar nuestro mundo.

El título de su conferencia pide un interrogante: ¿Cómo? ¿Tiene la respuesta?

Sí, la tengo [risas]. Algo tiene que cambiar en el mundo, que es evidente que tiene que cambiar. Esperábamos que lo hicieran los políticos, pero, dada la actual situación mundial y las actuaciones de una gran parte de los políticos, lo deberán hacer los artistas, los escritores, los creativos, los líderes culturales y la ciudadanía en general. En un momento de celebración de la mentira y la ignorancia como es el actual, necesitamos construir nuevas historias que tengan la verdad como eje central, que vengan del empoderamiento de comunidades, individuos o familias. Las historias reales que surgen de este empoderamiento ahora lo son todo.

¿Piensa que la participación es una vía efectiva?

La participación puede funcionar y tenemos que hacer que funcione. Necesitamos las conversaciones continuas para entender entre todos cómo vivimos y cómo queremos vivir. También la metodología de hacer arte y de consumirlo cambia. Consumimos demasiado individualmente, así que las artes, todas las disciplinas creativas, son imprescindibles para juntar a la gente y encontrar los momentos de celebración colectiva, que son los que promueven nuevas formas de relacionarse. El arte y la creatividad tienen una importancia vital.

No hay mucha gente que lo vea así y que lo explique.

Se habla mucho de la importancia de la tecnología en nuestras vidas. La tecnología, claro, ha creado este dispositivo móvil [señala el teléfono], pero son las artes, la creatividad, las que crean las aplicaciones, las películas, la música, todos los contenidos. Sin las artes y la creatividad, este móvil sería poco más que un pisapapeles muy caro. Nada sería nada sin las artes. Tampoco nuestras mentes serían nada sin historias, expresiones, poesía, música... El mundo está lleno de objetos, pero está habitado por la creatividad. Tenemos que cambiar el discurso de la alta cultura para englobar todas las expresiones culturales, las expresiones populares.

A usted no le pueden decir que la cultura no da dinero.

Las artes en Australia, país donde he trabajado muchos años, generan 112.000 millones de dólares al año, más que la minería, la agricultura y la ganadería y más que la producción manufacturera. Allí la cultura se entiende como inversión. Aquí, no. De hecho, hay más gente que sigue la actualidad de la cultura que de los eventos deportivos. El Perth Festival, el más antiguo de Australia, que yo dirigía, está protegido por la Constitución de Australia Occidental. Deberían cambiar la Constitución para poder cambiar un presupuesto que, además, es un porcentaje de los beneficios de la lotería. Esta es la consideración. La gente debe ser consciente del impacto que tienen la cultura y las artes, de su gran retorno.

¿No es muy caro, un gran evento cultural como estos festivales que usted dirige en todo el mundo?

Se debería pensar que es una inversión a largo plazo, como la agricultura. De hecho, la cultura da vida a la tierra para que pueda continuar su crecimiento y de frutos. La cultura es fertilidad. Y cuando me hablan del coste, pienso: "¿Que un evento cultural es caro? Más caros son diez metros de autopista".

Le dirán que este es un territorio pequeño y con presupuestos bajos. Y que, además, un festival es pasajero.

Un lugar puede tener un territorio pequeño y unos recursos limitados, pero tiene unas posibilidades ilimitadas para la creatividad. Puede ser un lugar inspirador, si se fomentan tanto la creatividad como una acción cultural continuada. Y un festival artístico, aunque llega y se va y vuelve, como lo hacen las fiestas de Navidad o el Año Nuevo, puede contribuir mucho a la percepción de lo que un territorio y una sociedad quieren ser. Un festival tiene licencia para hacer que pasen cosas extraordinarias.

¿Qué piensa si le digo que aquí buena parte de la inversión en cultura se va en pequeñas subvenciones?

Las pequeñas subvenciones son como la homeopatía, no tienen efecto.

¿Qué se puede hacer para cambiar la percepción de la cultura?

Deberíamos cambiar la manera que tenemos de hablar de la cultura. Los que hacen vino no debaten si el vino es importante para la vida. Hacen vino, dicen que es bueno y que lo tenemos que probar. Las personas de la cultura somos los únicos que hacemos de abogado del diablo de nosotros mismos. Deberíamos decir que es imprescindible y demostrar que tiene un gran retorno económico y social. La cultura puede ofrecer y ofrece experiencias irresistibles. Un buen libro o una buena canción son experiencias irresistibles.

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