Mujeres sexis y hombres valientes: cómo cambia el lenguaje que se utiliza en los libros para describirnos

Un estudio universitario muestra los estereotipos y prejuicios que abundan en la literatura

Anna Guitart
2 min
La vida en technicolor

BarcelonaEn los libros, las mujeres somos bonitas y sexis, mientras que los hombres son justos y valientes. También fiables. No lo digo yo, sino que es una de las conclusiones de un estudio sobre lenguaje en la literatura hecho por universidades de Londres, Baltimore, Cambridge y Copenhague y por Microsoft Research en Nueva York. Se publicó a finales del 2019 y estos días lo he visto circular por Twitter. El planteamiento me llamó la atención: a través de algoritmos, analizaron tres millones y medio de libros de ficción y de no-ficción literaria publicados en inglés entre 1900 y 2008. Su objetivo era cuantificar hasta qué punto es diferente el lenguaje que se utiliza para describir a los hombres y a las mujeres, pero también valorarlo cualitativamente, para saber si es diferente en positivo o en negativo.

Los resultados no son sorprendentes (desgraciadamente), pero esto no quiere decir que no sean desoladores. Están plenos de estereotipos y prejuicios. Por ejemplo, para describir a las mujeres de manera neutra o en positivo, se habla de su cuerpo y de su aspecto físico el doble de veces que en el caso de los hombres, que están más definidos por su comportamiento y sus calidades personales. De las mujeres, se destacan más las emociones. En negativo, las mujeres se llevan cinco veces más verbos relacionados con el cuerpo y la apariencia que los hombres. Los adjetivos referentes a la fertilidad, como fértil o estéril, se aplican sobre todo a las mujeres (estéril como aspecto negativo, por si teníais dudas). Si una mujer no está casada, mal: unmarried es uno de los adjetivos negativos atribuidos a las mujeres. Por su parte, los hombres se llevan más verbos relacionados con la violencia. Un último ejemplo, terrible: en el campo de los adjetivos negativos femeninos, encontramos maltratada. Con toda naturalidad, como si fuera una cosa inherente al género.

El estudio tiene muchas limitaciones, reconocidas por los mismos investigadores, que lo quieren ampliar. No tienen información de los autores y las autoras de los textos, ni siquiera saben el género. Tampoco se ha tenido en cuenta el paso del tiempo, y son conscientes que el lenguaje actual es muy diferente del de hace 100 años. Lo que será interesante, si continúan investigando, será saber hasta qué punto ahora es diferente.

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