Cinema

'Déjales hablar': ¿es lícito depredar la vida de los otros para escribir tu obra?

Soderbergh orquesta una comedia dramática alrededor de las muchas implicaciones de la literatura

Eulàlia Iglesias
2 min
Meryl Streep a 'Déjales hablar'

'Déjales hablar'

(4 estrellas)

Dirección: Steven Soderbergh. Guion: Deborah Eisenberg. 113 min. Estados Unidos (2020). Con Meryl Streep, Candice Bergen, Gemma Chan, Lucas Hedges y Dianne Wiest. Disponible en HBO

Alice Hughes (Meryl Streep), una escritora de prestigio que vive con la presión de entregar un nuevo libro a su editorial, se embarca con su sobrino Tyler (Lucas Hedges) hacia Europa en un viaje que también es de reencuentro con sus dos amigas de la universidad, Roberta (Candice Bergen) y Susan (Dianne Wiest), con quien tiene pendiente más de una conversación. A partir de un guion de Deborah Eisenberg, Steven Soderbergh orquesta una comedia dramática alrededor de las experiencias varias que implica la literatura, desde la vertiente económica y estratégica propia de quien tiene que hacer negocio, pasando por el papel ninguneado de los bestsellers o la incidencia en la vida de los otros de las obras de inspiración autobiográfica.

Déjales hablar sintoniza con el tono y el universo del cine de Woody Allen menos amargo en su perspicaz visión de las debilidades y las pasiones humanas de un microcosmo sociocultural. Los lujosos escenarios del Queen Mary II donde transcurre buena parte de la película podrían ser la variante marítima de esa Manhattan en la que se producen encuentros fortuitos y reuniones clandestinas, y donde se repiten rutinas diversas. Con un equipo mínimo, Soderbergh saca provecho del potencial romántico e íntimo de esta localización casi única, e incluso cultiva cierto misterio. Mientras que Meryl Streep se esfuerza al máximo para que su personaje no caiga en el estereotipo de la diva intelectual, es Candice Bergen quien se come la pantalla como la amiga decidida pero con cierto rencor porque la vida no le ha ido tan bien. Eisenberg y Soderbergh se muestran poco complacientes con cierta esfera cultural, pero tampoco pretenden condenar a nadie. Nunca falta calor humano en esta comedia dramática, en la que no es el amor sino la experiencia literaria la que se acaba transmitiendo y presentando de formas inesperadas.

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