El #EqualPay cobra fuerza

Los EEUU se preparan para estudiar las reivindicaciones salariales de las deportistas

àlex Gozalbo
4 min
Megan Rapinoe

Barcelona"Equal pay. Equal pay. Equal pay". El Mundial de Francia rompió esquemas con buenas audiencias, más patrocinadores y ventas récord en 'merchandising'. El torneo, además, despertó un interés generalizado en países donde las mujeres futbolistas eran invisibles. Pero el campeonato será recordado por haber llevado al primer plano informativo el debate sobre cuál es el salario que deben cobrar las deportistas. Los cánticos con que los aficionados celebraron el triunfo de Estados Unidos resumieron una disputa social que ha conseguido trasladarse desde los estadios hasta los Parlamentos.

Presionada por diferentes movimientos sociales, la Federación de Fútbol de Estados Unidos publicó hace unos días un largo documento que detallaba su compromiso financiero con el programa de la selección femenina ganadora en la Copa del Mundo. El presidente del organismo, Carlos Cordeiro, expuso su posición en una carta abierta en la que tergiversaba cifras para intentar demostrar que las jugadoras del equipo femenino habían ganado más dinero que sus homólogos masculinos durante la última década. Según sus datos, la federación pagó 34,1 millones de dólares en sueldos y bonificaciones a las jugadoras entre el 2010 y el 2018, y 26,4 millones de dólares a los jugadores.

"En las próximas semanas nos centraremos en preparar la mediación y resolver este asunto. Quiero que sepan que la Federación está comprometida a hacer lo que sea correcto por nuestras jugadoras. Me mantengo optimista en la idea de que podemos encontrar un punto de acuerdo", escribió Cordeiro. El movimiento responde a la demanda que la totalidad de los miembros del equipo estadounidense femenino presentaron en marzo pasado argumentando que eran víctimas de años de "discriminación de género institucionalizada". Las jugadoras cifraron en un 38% la diferencia salarial. Molly Levinson, una portavoz de sus reivindicaciones, calificó la carta como "un intento triste de la Federación para calmar la ola abrumadora de apoyo que la selección nacional femenina ha recibido de todo el mundo". "La Federación ha admitido repetidamente que no paga a las mujeres equitativamente y que no cree que merezcan ser compensadas equitativamente", recordó Levinson, que criticó el uso falaz de palabras como 'justo' y 'equitativo' para enmascarar la desigualdad salarial existente.

Dos iniciativas parlamentarias, una liderada por las senadoras Dianne Feinstein y Patty Murray y la otra por Doris Matsui y Rosa DeLauro, pidieron cambios legislativos. Tal y como avanzó 'Politico', la Federación respondió contratando a dos lobis de presión, FBB Federal Relations y Van Ness Feldman, para intentar convencer a los políticos con capacidad legislativa que las afirmaciones de las jugadoras son inexactas.

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"Cambiar la historia"

Las reivindicaciones vienen de lejos, pero han cobrado fuerza en las últimas semanas. Minutos después de que el combinado liderado por Megan Rapinoe levantara el trofeo, Nike lanzó una campaña comercial para acentuar el empoderamiento femenino. "¡Seguiremos luchando no sólo para hacer historia, sino para cambiarla, para siempre!", decía el anuncio. El mensaje fue interpretado como un aval implícito a las jugadoras que piden a la Federación de Fútbol de Estados Unidos que iguale su salario al que reciben los hombres. La empresa, que recientemente había sido acusada de discriminación de género tanto por alguna de sus atletas icónicas (Allyson Felix) como por sus trabajadoras, intentaba recuperar parte del prestigio perdido, sumándose en el momento justo a una ola de opinión cada vez más mayoritaria. La multinacional anunció en mayo que sus contratos ya no incluirán reducciones de rentabilidad que penalizaban a las deportistas cuando se quedaban embarazadas.

Las empresas han entendido que apostar por el deporte femenino tiene un retorno comercial y, poco a poco, están acentuando su apuesta. Cuando firmó un acuerdo de patrocinio de cinco años con la Federación de Fútbol de EE.UU., Visa exigió que la mitad de su aportación se dedicara al deporte femenino. La decisión fue muy aplaudida por sus clientes.

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Mismo porcentaje que los hombres

El debate no es exclusivo del fútbol. Hasta hace poco todas las demandas de un incremento salarial que llegaban del mundo del deporte femenino eran desactivadas con un único argumento: las jugadoras no generan tanto dinero como los jugadores y, por tanto, no pueden cobrar tanto. Skylar Diggins-Smith, estrella de las Dallas Wings de la WNBA, escribió un artículo en Wealthsimple en que añadió un nuevo punto de vista muy interesante. "Los jugadores de la NBA obtienen el 50% de los ingresos. Para las mujeres, este porcentaje se sitúa en el 20%. Así que antes de hablar sobre el salario base o algo por el estilo, nosotras no recibimos el mismo porcentaje de los ingresos que aportamos, lo cual es increíble. La gente trata de disuadir este problema y dicen que el baloncesto femenino no es interesante. Desprecian a las mujeres en el deporte y punto. ¡Pero nosotras no tenemos el mismo porcentaje de ingresos! ¿Y la venta de camisetas? Nosotras no obtenemos nada de esto. Los hombres sí. Y yo he tenido durante tres o cuatro años una de las cinco camisetas más vendidas de la WNBA", argumentó la jugadora, que reconoció ganar más dinero a través de patrocinios que jugando.

La WNBA se alinea con las jugadoras, pero considera que la economía de su competición es muy diferente a la de la NBA, que le lleva dos generaciones de ventaja en términos de construcción de la marca y creación de aficionados. "No hay diferencias entre lo que quiere la liga, las franquicias y las jugadoras. Todos creemos que las jugadoras tienen que ganar todo el dinero que puedan ganar, pero esto es un negocio y la economía actual no nos permite pagar más. Cuando lo permita, lo haremos", argumenta.

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