BARÇA

Bartomeu abdica tras perder el pulso con el Govern

La junta dimite al no poder aplazar la moción de censura de este fin de semana

X. Hdez. Navarro / A. Nadal / M.molina
5 min
Bartomeu abdica després de perdre el pols amb el Govern

BarcelonaSolo 24 horas después de decir por activa y por pasiva en rueda de prensa que no tenía “motivos para dimitir”, Josep Maria Bartomeu compareció en el mismo atril, esta vez sin preguntas que lo pudieran incomodar, para anunciar su renuncia como presidente del Barça. Ante el rescoldo de sus directivos, que lo aplaudieron al final de un parlamento cargado de amargura, el vencedor de las elecciones del 2015, las del tridente y el triplete, responsabilizó al gobierno de Catalunya de su dimisión a pocos días del voto de censura que amenazaba su mandato. Y es que durante el último mes -después de que más de 20.000 socios avalaran la iniciativa para echarlo del poder y mientras, en paralelo, afrontaba la difícil gestión del día a día de la entidad en tiempos de pandemia-, tanto él como su junta habían hecho lo imposible para estirar los plazos antes de poner las urnas. Incluso recurrieron a la Guardia Civil para ensuciar, sin éxito, el proceso de validación de las firmas de miles socios disidentes movilizados en una época de partidos a puerta cerrada. Descartada la vía judicial por falta de pruebas concluyentes, la última bala, vigente hasta ayer a mediodía, era usar la crisis sanitaria e implicar la escena política para forzar un aplazamiento de la votación. Pero ni la secretaría general del Deporte ni el vicepresidente Pere Aragonès aceptaron conceder cobertura jurídica para mover la fecha, hecho que habría vulnerado el contenido de los estatutos del Barça. De este modo, sin más recursos a los que agarrarse, la directiva optó por irse antes de arriesgarse a ser la primera de la historia del Barça en ser cesada por los socios.

“El Govern ha optado por lavarse las manos ante una situación incómoda”, denunció Bartomeu en su discurso de despedida, en el que reiteró que las autoridades no han permitido el margen de 15 días más que pedía la junta para “garantizar una votación segura y descentralizada”. Por lo tanto, se quedaron sin el argumento sanitario para justificar una renuncia que obligará a avanzar los comicios, inicialmente previstos para la primavera. “Tenemos que actuar con responsabilidad. No podemos convocar un voto de censura en estas circunstancias. No queríamos que nadie fuera a votar con miedo”, añadió el ex dirigente, que no hace muchos días avalaba la reapertura del Camp Nou en partidos de Champions para empezar a recuperar ingresos de taquilla cuanto antes mejor.

“Espero que la gestora pueda llevar a cabo las decisiones que hacen falta para adaptar el club a las circunstancias de la pandemia”, deseó Bartomeu sobre su relevo más inmediato. Será un órgano con poco margen de actuación que liderará el presidente de la comisión económica del club, Carles Tusquets, y que tendrá que convocar elecciones en un plazo máximo de tres meses. De hecho, el expresidente atribuyó al poco margen de maniobra de la gestora su resistencia, hasta ayer, a abandonar el palco: “Después del 2 a 8 teníamos que afrontar medidas impopulares. Y la muestra de que no queríamos aferrarnos al poder es que convocamos las elecciones para marzo, lo más pronto posible. Una dimisión en aquel momento habría abocado al club a un vacío de poder en semanas en las que había que tomar decisiones deportivas y económicas de gran alcance”.

Bartomeu, que en sus palabras de despedida explicó que el Barça ha firmado los requerimientos para formar parte de una Superliga europea –iniciativa de la ECA–, también mandó un mensaje a sus críticos: "Se ha insinuado que teníamos intereses ocultos, cosas por esconder e incluso se ha dicho que queríamos evitar avalar. Insinuaciones todas falsas y basadas en intereses políticos y electorales. Los últimos meses se nos ha faltado al respeto, se nos ha insultado y se nos ha amenazado". Es decir, otro presidente del Barça que abandona denunciando violencia hacia su persona.

Josep Maria Bartomeu

El capítulo de esta semana pone fin a una deriva que entró en estado crítico en Lisboa, marco de un resultado vergonzoso en la Champions. “Es una crisis deportiva”, diagnosticó en aquel momento Bartomeu, que reaccionó fichando a Ronald Koeman como entrenador, un paraguas insuficiente. El ya expresidente, siempre resiliente, dejó de lado decenas de incendios que ya habían puesto su gestión bajo sospecha, como por ejemplo el Barçagate, y actuó a la defensiva cuando Messi, harto de perder, le exigió la carta de libertad. El argentino se acabó quedando para evitar ir a los juzgados, pero a cambio disparó con bala contra la gestión de Bartomeu. Que el 10 dijera que “no había proyecto, sino parches” en el Barça fue la mejor propaganda posible para incentivar el apoyo masivo de los socios a la moción de censura impulsada por el precandidato Jordi Farré y varios grupos de opinión.

Se avanza el calendario electoral

Con la dimisión se avanza el calendario electoral y se abre un nuevo escenario para ocupar la presidencia del Barça. Los socios que habían anunciado su voluntad de ser presidentes lo hacían con la hipótesis de que las elecciones serían en marzo y que tomarían posesión del club en verano, a partir del 1 de julio, con las consecuencias económicas que esto puede llegar a comportar: en caso de pérdidas, los nuevos gestores podrían llegar a hacerse cargo de los números en rojo de esta temporada a pesar de no ser los responsables. Un tema, sin embargo, que no genera consenso entre los juristas.

De momento, Víctor Font, Agustí Benedito, Toni Freixa, Jordi Farré (el impulsor de la moción) y Lluís Fernández Alà han hecho público que serían precandidatos. Joan Laporta se lo está pensando y hay cuatro nombres más que lo están valorando: Jordi Roche, Joan Rosell, Emili Rousaud y Xavier Vilajoana. Estos dos últimos, directivos en la época de Bartomeu.

“Se ha acabado la pesadilla”

“Por fin se acaba esta pesadilla”, valoró Farré a este diario después de conocer la renuncia de la junta. “Estamos contentos, pero no hay nada que celebrar”, puntualizó con relación al hecho de que tener que orquestar una moción es un síntoma evidente del descontento entre la masa social azulgrana. “Empieza una nueva época en el club y hay que enderezarlo”, añadió. Farré defendió que la dimisión de Bartomeu y la junta es lo “mejor que podía pasar”, mientras que Marc Duch, portavoz de Més que una Moció, explicó que les habría gustado ir a las urnas. “Las mociones de censura se ponen, sobre todo, para ganarlas, pero también para que los socios puedan expresar su opinión votando. Nuestra prioridad siempre ha sido votar, nos duele no haberlo podido hacer, pero celebramos haber acabado con el mandato de Bartomeu y la pesadilla de los últimos años”, dijo Duch.

La precandidatura Sí al Futur, encabezada por Víctor Font y que también apoyó la moción de censura, expresó que el club necesita “un rescate, primero, y una reconstrucción, después, tanto en el terreno económico como en el económico y el institucional”. En este sentido, Font pidió a la nueva junta gestora que “trabaje con el Govern para poder hacer uso del voto electrónico en las próximas elecciones”, un punto que su equipo de trabajo hace tiempo que defiende. “Dada la incertidumbre que la pandemia comporta, el voto electrónico es el medio que más puede favorecer la seguridad y la participación”, añadió.

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