BARÇA

Un año del principio del fin del Barça

La Supercopa en Arabia Saudí sentenció a Valverde, que fue sustituido por Setién después de la negativa de Xavi

Toni Padilla
3 min
Ernesto Valverde, sortint de la ciutat esportiva Joan Gamper

BarcelonaLa noche del 13 al 14 de enero de 2020, mientras la mayor parte de los catalanes ignoraban las noticias que llegaban de Wuhan, Josep Maria Bartomeu perdió los nervios. "Hay que cerrar el tema como sea", gritó a sus ayudantes. Casi de madrugada el presidente del Barça vivía colgado del teléfono, yendo arriba y abajo por el hotel donde estaba reunido con el representante de Ernesto Valverde, con quien tenía que firmar la liquidación del contrato, y a pocos metros de la habitación donde esperaba Quique Setién. "No se supo gestionar ese relevo", admite un directivo próximo a las negociaciones. Valverde había sido despedido después de caer en las semifinales de la Supercopa de España en Arabia Saudí. Y como no se pudo fichar a Xavi Hernández, acabó llegando Setién al Barça. Era el principio del final.

Un año después el Barça vuelve a la Supercopa con la posibilidad de empezar a cerrar esa herida. Conseguir el título en la final del domingo sería una manera de empezar a mirar hacia el futuro. Recordar el pasado reciente duele. De hecho, Ernesto Valverde casi no ha hablado, más allá de alguna conferencia. El técnico ha recuperado la vida privada que tanto le gusta, entre fotografías y largas caminatas. Y, de vez en cuando, ha recibido mensajes de algún jugador del Barça. Valverde dejó buen recuerdo en el equipo, de hecho. Y un futbolista del primer equipo admite que "despedirlo fue un error, especialmente por las formas". Bartomeu lo justificó para permitir al Barça coger un nuevo impulso y aspirar a la Champions, porque Valverde arrastraba la cruz de Liverpool y de Roma. Pero sin él, en vez de mejorar, el equipo directamente no ganó nada. Uno de los que peor lo llevó fue Leo Messi, que cargó contra Éric Abidal cuando este dio a entender que los jugadores eran los responsables de la despedida del entrenador porque no entrenaban lo suficiente. El argentino habría preferido continuar con Valverde. Y, sobre todo, no habría querido trabajar con Setién. Jon Aspiazu, el segundo entrenador del Barça en la época de Valverde, explicaba a la SER: “Me parto de risa cuando dicen que no entrenábamos. También es cierto que el Barça tiene una manera de trabajar muy específica, y los jugadores compiten cada tres días y se ponen en forma jugando”.

Un viaje mal planificado

Josep Maria Bartomeu, que como Valverde guarda silencio, admitió a su entorno que no supo gestionar el cambio de técnico. Una expedición formada por el director deportivo Éric Abidal y el CEO Òscar Grau voló a Doha para reunirse con Xavi Hernández. Cuando la prensa informó de ello, el entonces adjunto de la presidencia del club, Jaume Masferrer, dijo que era mentira. Después de la segunda reunión con Xavi, el club publicó una foto de Abidal y Grado con Dembélé, que se recuperaba de una lesión en Qatar, simulando que el viaje de tres días era para ver cómo estaba el francés. Después de la tercera reunión con Xavi, que decidió no aceptar la propuesta, ni Masferrer pudo continuar escondiendo un viaje mal planificado.

Y después de la negativa de Koeman, que entonces prefirió continuar en la selección de los Países Bajos, el escogido fue Setién. La última imagen de Valverde en el Barça fue dejando la Ciutat Esportiva con una risa medio irónica, medio de felicidad por abandonar una nave que se hundía. Setién, de hecho, ya vio enseguida que Messi no se llevaba bien con Eder Sarabia, su ayudante. El técnico cántabro no consiguió nunca crear el grado de complicidad de Valverde con una plantilla cada vez más harta de la mala gestión de la directiva. Messi, que habla poco pero cuando habla deja titulares, levantó la voz: "No hemos dado lo suficiente para ganar la Liga, y para ganar la Champions habrá que cambiar muchísimo". Y no, el equipo tampoco pudo ganar la Champions. Al contrario: el Bayern sentenció a Setién el Breve con ocho goles en Lisboa.

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