El BCE aumenta la agresividad de los estímulos: medio billón de euros más para compras de deuda pública

Lagarde alarga el programa de adquisición de bonos y amplía la 'barra libre' a la banca

Leandre Ibar Penaba
4 min
La seu del BCE a Frankfurt, en una imatge d'arxiu.

BarcelonaEl Banco Central Europeo ha respondido a la segunda oleada de covid-19 con una expansión de los estímulos monetarios. La presidenta de la entidad, Christine Lagarde, ha anunciado este jueves un nuevo conjunto de medidas para hacer frente a los efectos de la pandemia en la economía, entre los cuales destaca la ampliación en 500.000 millones de euros del programa extraordinario de compra de deuda creada con el estallido del coronavirus, así como de los programas de préstamos baratos a los bancos que tienen como objetivo abaratar el crédito para familias y empresas.

"Anticipamos una segunda oleada de contagios, pero no pudimos anticipar ni la profundidad ni la duración", ha explicado Lagarde en una rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de gobierno del organismo. El incremento de contagios generalizado en toda Europa ha afectado duramente a la economía de la zona euro, lo cual ha empujado al BCE a incrementar los esfuerzos por evitar un colapso de la economía con las herramientas que tiene a su alcance.

Lagarde ha indicado que algunos sectores de la economía, como el turismo, se verán afectados durante muchos meses, pero que el virus también está afectando a toda la economía en general. "Los consumidores se mantienen cautelosos", ha dicho, para explicar que la demanda está cayendo. Esto tiene un efecto sobre las empresas, que se encuentran con unas cuentas anuales "más flojas".

Esta mala evolución de la economía tiene efectos directos sobre la inflación, que el BCE tiene el mandato de mantener positiva, ligeramente por debajo del 2%. Es decir, el BCE tiene que conseguir que los precios crezcan pero de manera moderada. Actualmente no cumple este mandato, porque la inflación es negativa y el BCE ha revisado a la baja los pronósticos para los dos años próximos, por lo cual necesita inyectar dinero a la economía para que familias y empresas gasten más y puedan aumentar los precios.

Más compras de bonos

Las herramientas monetarias de que dispone Lagarde son diversas y tienen todas como objetivo que fluya el crédito de los bancos hacia la economía real, un elemento imprescindible para que la economía crezca (y, de rebote, suban los precios). "Hemos tenido que recalibrar los instrumentos para hacerlos más efectivos", ha explicado.

La primera de estas herramientas es el PEPP, el programa especial de compra de bonos inaugurado por el BCE el pasado marzo con el estallido de la epidemia. En la reunión celebrada este jueves, el consejo de gobierno del ente monetario ha aprobado la ampliación en 500.000 millones de euros adicionales del PEPP. Se trata de la segunda ampliación del programa, que empezó con 750.000 millones y al cual ahora prevé destinar 1,85 billones de euros.

El PEPP es un instrumento peculiar porque permite al BCE actuar de manera discrecional, es decir, cuando lo considere conveniente, a diferencia otros programas de compra de bonos que ya tenía en funcionamiento antes de la pandemia y que mantiene en marcha, como por ejemplo la APP (sigla en inglés de Programa de Adquisición de Activos), en el cual continuará invirtiendo 20.000 millones mensuales sin fecha tope.

Inicialmente el BCE había fijado junio del año que viene como fecha mínima de alargamiento de las compras, pero el consejo de gobierno lo ha alargado hasta marzo del 2022. La razón es que los pronósticos económicos de la institución, que complementa con estudios médicos sobre la evolución del covid-19, apuntan que, a pesar de la incertidumbre sobre las vacunas, al final del 2021 es posible que ya haya "una inmunidad extendida" entre la población europea y que la economía se empezará a "recuperar seriamente" a partir del "comienzo del 2022", ha indicado Lagarde. Hasta entonces, pues, el organismo prefiere mantener las compras de bonos.

En este sentido, mientras no se recupere el crecimiento, Lagarde ha hecho un enésimo llamamiento a los gobiernos de toda la zona euro para que gasten más y lo hagan de manera "ambiciosa y coordinada", para hacer frente a la "débil demanda". Una petición que se puede considerar un nuevo llamamiento en los gobiernos a evitar que se vuelvan a encallar las negociaciones entre estados por los fundes antipandemia , después de días de bloqueo de Polonia y Hungría.

Más barra libre para la banca

Lagarde también ha anunciado el alargamiento del programa de barra libre para la banca –crédito muy barato a las entidades financieras a cambio de que presten dinero en buenas condiciones a sus clientes–, denominado TLTRO-III, que se extenderá un año más, hasta junio de 2022. El programa permite a los bancos obtener dinero a un tipo negativo de hasta un -1%. O sea, que cobran por endeudarse, siempre que demuestren que el dinero que cogen se destina a préstamos a ciudadanos y empresas. En caso contrario, las entidades son penalizadas.

Además, los bancos podrán pedir un 55% –hasta ahora era el 50%– de sus préstamos a través de este mecanismo. El objetivo del programa es ofrecer a los bancos "tanta financiación como sea posible" con objeto de asegurar que "den préstamos a la economía real", según Lagarde.

Al TLTRO, el BCE añadirá cuatro operaciones parecidas más, llamadas PELTRO y repartidas durante todo el 2021. Además de estas medidas, el organismo monetario ha dejado sin cambios los tipos de interés, que continúan en mínimos históricos: el 0% en el caso del interés a las operaciones de refinanciación de los bancos –la manera más frecuente que usan los bancos para obtener dinero del BCE–, el 0,25% para los créditos de un día y el -0,5% en el caso de los depósitos.

En esta misma línea, el BCE ha alargado hasta marzo de 2022 las líneas de swaps y repos con otros bancos centrales del mundo, como la Reserva Federal de los EE.UU., el Banco de Inglaterra y los bancos centrales de Canadá y de Suiza, entre otros. Estas líneas permiten a los bancos centrales cambiar divisas (por ejemplo, dólares por euros o euros por libras) para garantizarse mutuamente la liquidez, así como intercambiar títulos de deuda denominados en una moneda por dinero líquido (por ejemplo, el BCE puede intercambiar un bono norteamericano por dólares a la Reserva Federal), lo cual facilita los intercambios financieros entre países.

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