Catalunya se estanca en competitividad y mantiene el cuarto lugar en España

Las carencias en eficiencia empresarial le pasan factura, mientras que el mercado laboral gana puntos

Núria Rius Montaner
3 min
Catalunya s'estanca en competitivitat

Madrid"Cataluña pierde músculo". Es una de las afirmaciones destacadas que recoge el último Informe de Competitividad Regional en España 2020, editado por el Consejo General de Economistas (CGE) y publicado este jueves. A pesar de que se mantiene dentro del grupo de comunidades con un nivel competitivo medio-alto, Catalunya no consigue dar el salto y junto con Cantabria son las únicas que no registraron ninguna mejora en 2019, según el estudio.

El informe recoge un total de siete factores que permiten ordenar las comunidades en función de su índice de competitividad regional (ICREG). Teniendo en cuenta los siete elementos, Catalunya se mantiene en una cuarta posición, por detrás de la Comunidad de Madrid, el País Vasco y Navarra (el triángulo de oro). Esta última, precisamente, es la región que experimenta un crecimiento más fuerte.

Los motivos que han llevado a este estancamiento de la competitividad en Catalunya están relacionados con el "fuerte descenso" de cuatro factores: el entorno económico, el entorno institucional, el despliegue de infraestructuras básicas y la eficiencia empresarial. Concretamente, se registra una evolución negativa más significativa en la variación del PIB per cápita real entre el 2018 y el 2019, que se amplía casi en un punto en comparación con el periodo 2017-2018.

Además, se suman el abandono del sistema educativo, las desigualdades crecientes, el déficit público, la productividad y los costes laborales y las patentes. Aun así, hay dos factores que sí que mejoran en comparación con el 2018. El mercado de trabajo es uno –puesto que el año pasado mejoró la tasa de parados de larga duración–, mientras que también contribuye el capital humano, porque han aumentado los investigadores y las empresas con fines sociales.

Norte y sur, cada vez más separados

Esta evolución se enmarca en una desaceleración de la media española. A pesar de que creció un 3,2% el 2019 (12 comunidades incrementan su competitividad, Cataluña y Cantabria se estancan y caen Aragón y Asturias), no lo hizo al mismo ritmo que en 2018. Entonces la evolución media de la competitividad regional registraba un crecimiento de dos puntos porcentuales más (5,2%). Mientras que el mercado de trabajo, el capital humano y la innovación permiten en España continuar a una marcha más lenta, la carrera de fondo (la competitividad, la productividad y la eficiencia) le pasa factura.

"Es bastante clara la formación de grupos muy definidos territorialmente y los resultados confirman que la brecha entre comunidades es cada vez más dilatado", apuntan los autores del informe, con una diferencia entre el norte y el sur cada vez más marcada. De hecho, mientras que Madrid y Cataluña se sitúan entre las 20 regiones más fuertes de las 281 que forman una nomenclatura de la Unión Europea para analizar unidades territoriales (NUTS-2), la Rioja y Cantabria están entre las 30 con menos peso.

Sobre si la armonización fiscal puede ayudar a revertir este mapa, los autores apuntan que "teniendo en cuenta el peso de los impuestos que se quieren tocar [patrimonio y sucesiones], el cambio no será significativo", mientras que abren la puerta a revisar "todos" los sistemas fiscales. "Me sorprende que no se ponga el foco en el País Vasco o Navarra", ha opinado el director técnico del informe, José Carlos Sánchez de la Vega.

El impacto de la crisis

El estudio también recoge el impacto de la crisis del coronavirus sobre la economía. Catalunya es, después de las Islas Baleares, la segunda comunidad que más ha sufrido sus consecuencias. Al grupo se añade también las Islas Canarias, Navarra y el País Vasco. En el caso de las islas, el impacto va de la mano de las restricciones de la movilidad y la caída del turismo, sobre todo el internacional.

La otra cara de la moneda, que ayudaría a entender la recesión en regiones más fuertes, es la parada de la industria y de los procesos habituales de la cadena de producción que, durante el confinamiento más severo, también se vieron impactados. Aun así, los autores del informe apuntan que "no se tiene que interpretar como una reestructuración del panorama regional, puesto que las alteraciones de esta crisis son constantes".

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