Consenso catalán para cambiar los peajes por una 'tarifa plana'

El sistema, que debe aprobar el gobierno central, prevé que se pague en función del uso

Paula Clemente
2 min
El peatge de Martorell, a la imatge, és un dels punts de control de l’AP-7.

BarcelonaEl Gobierno lo tiene todo preparado para activar el sistema de viñeta. El último grupo de trabajo organizado para estudiar la gestión y financiación del sistema de vías de altas prestaciones ha definido los ejes del proyecto. Ahora, ha explicado esta tarde el consejero de Territorio y Sostenibilidad Damià Calvet, el siguiente paso es trasladar los consensos alcanzados al Parlamento, al gobierno del Estado y a Europa.

La viñeta es una propuesta "que emana de una directiva europea que lo que dice es que quien usa, paga, y quien contamina, paga", resumió Calvet. Es decir, una especie de tarifa plana que pagarían los propietarios de vehículos en función del uso que hagan de las autopistas y autovías. De momento, Calvet no ha querido especificar cómo se llevaría a cabo el sistema, pero sí ha citado el ejemplo de otros países europeos donde quien vive paga la viñeta de manera anual y los que transitan pagan en referencia al tiempo de uso.

Esto, ha explicado este miércoles el mismo consejero, es compatible con el que sería el objetivo final, un modelo de pago por kilómetro recorrido. Es decir, que mediante sistemas telemáticos pueda haber portales donde se inicie el cómputo de la distancia y portales donde se finalicen. Esto, explicó, requiere de tecnología.

De momento, lo que se ha acordado son los principios inspiradores y el resumen, afirmó Calvet, es que ha habido consenso. Han trabajado conjuntamente usuarios, transportistas, transporte público, empresas y grupos parlamentarios y "por primera vez" ha habido "participación institucional de manera directa", ha declarado el consejero. "Se han incorporado el Ayuntamiento de Barcelona, el Área Metropolitana de Barcelona, departamentos de la Generalitat como Economía y Hacienda o Interior y el ministerio de Fomento, y esto aún no lo habíamos conseguido nunca".

Uno de los puntos que han acordado, por ejemplo, es que lo recaudado con la viñeta (que está calculado en torno a los 1.000 millones de euros en diez años) se destinará al mantenimiento y mejora de la red viaria, al transporte público y a descarbonizar las flotas. También se ha acordado que el modelo será "perfectamente compatible" con los peajes urbanos.

Esta es, de hecho, la otra cuestión sobre la mesa: poner un peaje en la entrada de Barcelona, del estilo del que han emplazado en otras ciudades europeas. Lo tienen Londres, Estocolmo y Milán y, según explica un estudio elaborado por la consultora Idencity, esto ha conseguido reducir la congestión viaria, que se utilicen transportes alternativos e, incluso, que se rebaje la presión a la asistencia sanitaria por la disminución de los accidentes de tráfico.

Los objetivos son prácticamente los mismos en el caso de Barcelona, priorizando la reducción de la contaminación en la ciudad. El Área Metropolitana de Barcelona, sin embargo, no está del todo de acuerdo. Representantes de los intereses de esta zona geográfica dicen que no entienden que se impulse todo un plan para eliminar peajes a la par que se trabaja para construir uno nuevo. Uno, además, que afectaría mucho a los trabajadores que viven en las cercanías de la capital catalana pero que se desplazan a ella para trabajar.

A pesar de este consenso de las administraciones implicadas en el proyecto, la aplicación definitiva de este modelo es una atribución del Estado.

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