El Estado sacó miles de millones de depósitos de los bancos catalanes el 2-O

Administraciones y empresas públicas españolas castigaron a CaixaBank y el Sabadell después del 1-O

Albert Martín / àlex Font Manté
5 min
Els dos principals bancs catalans van patir una fuga de dipòsits multimilionària

BarcelonaLa aparición de urnas y la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017 conllevaron dos respuestas del Estado. La primera, a plena luz del día y con miles de cámaras para dejar constancia, consistió en la represión policial de la votación. La segunda llegó al día siguiente: en silencio, y al amparo de la discreción habitual del sector financiero, se produjo un vaciado masivo del dinero que las empresas públicas y administraciones del Estado tenían en los dos grandes bancos catalanes. Según ha podido saber el ARA, CaixaBank y el Sabadell sufrieron a partir del 2 de octubre una fortísima fuga de capitales por órdenes políticas. Era el inicio de la semana más negra en la historia de las dos entidades, que terminó con el traslado de sus sedes fuera de Cataluña.

Aquel lunes, mientras las imágenes de la violencia policial en los colegios seguían dando la vuelta al mundo, los bancos que presiden Jordi Gual y Josep Oliu comprobaban cuál era la réplica del gobierno de Mariano Rajoy al referéndum. Estas entidades asistieron a una estampida financiera de primera magnitud. El ARA ha hablado con diferentes financieros que han confirmado la fuga de dinero público. Ninguno de los dos bancos catalanes precisó qué cantidad sacaron ese día de sus cuentas las empresas públicas y las administraciones, pero fuentes financieras conocedoras de lo que se vivió ese día en los dos bancos con sede en la avenida Diagonal de Barcelona dan una idea de la magnitud de la fuga.

Un empresario apunta que "entre Renfe, Adif, Puertos del Estado, RTVE y otros sacaron 2.000 millones de euros del Sabadell en un solo día". Otro reitera que "las agencias estatales fueron las primeras que retiraron dinero, lo que provocó un efecto bola de nieve". Un destacado ejecutivo bancario precisa esta acusación, que aporta luz a la forma en que se inició la fuga de capitales de esos días que derivó en el gran éxodo de sedes sociales de empresas catalanas fuera de Cataluña. Según su versión, "hasta un tercio del total de depósitos que salen entonces es dinero de administraciones públicas y empresas controladas por el Estado".

El impacto que tuvo esta retirada masiva de depósitos fue grande. Fuentes empresariales cuentan que Jaume Guardiola, consejero delegado del Sabadell, fue llamando a diferentes presidentes de estas empresas públicas para conocer el motivo de la retirada. Sus interlocutores fueron muy claros: eran "órdenes políticas". Se trataba, pues, de una acción pensada y coordinada desde la Moncloa.

El vaciado de cuentas se prolongó unos días. Otra voz explica la conversación que tuvo un ejecutivo bancario con el ministro de Economía, Luis de Guindos, tras comprobar que una importante administración había sacado sus depósitos. "¿Ha cambiado la sede? Pues no se preocupe", contestó De Guindos. A las pocas horas, el dinero volvía a estar en la cuenta del banco.

La cifra mejor guardada

Un largo año de preguntas a los principales responsables de CaixaBank y el Sabadell no ha servido para que el ARA averigüe cuál fue la verdadera magnitud de la fuga de depósitos. Pero fuentes extraoficiales de los bancos sí han admitido que las cifras que han circulado están muy alejadas de la realidad. 'El Confidencial' habló de 9.000 millones entre los dos grandes bancos. 'La Vanguardia' rebajó esta cifra hasta los 6.000 millones. Durante aquellos días, desde el Banco de España apuntaban que "con mil millones de fuga puede derrumbarse un banco". La hemorragia de depósitos (sin incluir lo que pudieron salvar creando cuentas espejo) es impactante. Según ha podido saber el ARA, solo el Sabadell tuvo una fuga que se aproxima a los 12.000 millones. A esta cantidad hay que añadir lo que perdió CaixaBank.

El escape del principal banco catalán sigue siendo un misterio, pero se pueden hacer extrapolaciones. La entidad de la estrella tiene aproximadamente el 50% de la cuota de mercado en Cataluña; el Sabadell ronda el 15%. Y fuentes financieras aseguran que la salida de depósitos fue el doble de grande en CaixaBank que en su competidor. Las hipótesis, pues, indican que la hemorragia conjunta podría haber rozado los 35.000 millones de euros. Sólo cuatro meses antes el Popular, un banco más pequeño, había desaparecido después de sufrir una sangría de unos 18.000 millones. Así, si la versión que fijaba en un tercio del total los depósitos que sacó el Estado es buena, hay que pensar que el gobierno de Rajoy retiró de los bancos catalanes unos 10.000 millones después del 1-O. Podría haber sido letal.

Algunas fuentes sostienen que tiene sentido que administraciones y empresas públicas retiraran los fondos de CaixaBank y el Sabadell por el contexto político. Y recuerdan que en la caída del Popular hubo retiradas de administraciones públicas, como la del gobierno canario (636 millones). Pero este razonamiento es frágil: debería haber habido otras retiradas a partir del 20 de septiembre (cuando se produjeron los hechos de la conselleria de Economía) y, además, las empresas públicas admitieron que actuaban siguiendo órdenes políticas.

Cuando se le pregunta por qué el Estado castigó a dos bancos que nunca han mostrado una postura favorable al Procés, un ejecutivo del Íbex-35 da esta respuesta: "En Madrid pensaron:«Dos millones de personas han ido a votar en un día de lluvia, con hostias y todo; tiene que pasar algo»".

El ministro Luis de Guindos había dado alguna pista en el Senado el 26 de septiembre. Advirtió sobre los desastres económicos que caerían sobre Cataluña en caso de independencia y citó la vuelta a la peseta, la aparición de aranceles, tensiones presupuestarias, una caída de la recaudación fiscal y también la "fuga de capitales". Este punto era recurrente: según publicó 'El Mundo', en un acto a puerta cerrada anterior al 1-O con empresarios afirmó que en Cataluña se produciría "fuga de capitales debido a la incertidumbre política". Lo que se leyó como una profecía era quizás un aviso de lo que el Estado podía hacer en Cataluña. Contactado por el ARA, De Guindos, ahora vicepresidente del BCE, no ha querido hacer valoraciones sobre las informaciones de este artículo.

La bola de nieve

Lo cierto es que la operación podía llevar el pánico a los bancos catalanes, con el lógico impacto en el conjunto de la economía. Aunque las retiradas de depósitos fueron invisibles para los ciudadanos, los mercados internacionales sí las observaron con atención. Entre el lunes y el jueves CaixaBank perdía un 8% del valor de sus acciones. El Sabadell, hasta un 12%. Con el catastrofismo económico que los opositores políticos y mediáticos a la independencia aplicaron entonces contra el Procés, la noticia de estas caídas del precio de la acción llegó a la calle. Y la bola creció.

No se puede culpar al gobierno de Rajoy de ser el único culpable de que entonces se produjera la situación que más temen los bancos: el pánico y las colas en las sucursales. Pero lo cierto es que el movimiento sacudió los mercados, los mercados castigaron el precio de la acción y el miedo llegó a la calle. La bola se hizo enorme y potencialmente muy destructiva. Y así los dos grandes bancos catalanes, segunda y cuarta empresa de Cataluña por volumen de ventas y con una influencia simbólica aún mayor, tomaron una decisión drástica para frenar el bucle diabólico: el cambio de sede. Después del movimiento, y de nuevo de forma coordinada, la inmensa mayoría de los fondos (un 80%, según algunas fuentes) volvieron. El efecto buscado se había conseguido.

Era solo la primera etapa de una operación de mayor alcance que mañana explicará el 'Emprenem', el suplemento de economía que el ARA publica los domingos.

LAS CLAVES DE UNA OPERACIÓN DE ESTADO

Magnitud

Fuentes financieras apuntan que en el Sabadell la fuga de depósitos fue de unos 12.000 millones. La de CaixaBank llega al doble, según las fuentes consultadas. Y un tercio de ese dinero lo retiró el Estado.

Riesgo

Cuando los mercados percibieron la hemorragia financiera, las acciones de los dos bancos se hundieron y el pánico llegó a los pequeños clientes. Una situación inquietantemente similar a la que causó la quiebra del Popular.

Aviso

Antes del 1-O, De Guindos avisó de que en Cataluña habría una fuga de capitales. Cuando esto ocurrió, avisaba a los banqueros: "Ha cambiado la sede? Pues no se preocupe". Poco después, el dinero volvía al banco.

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