Jordi Évole: "Pondría a España en Wallapop, y con lo que sacáramos haría una nueva, plurinacional"

"A veces juego a ser falsamente inocente, pero a veces no: es que no sé más y por eso pregunto lo más básico", asegura el periodista, que hoy comienza una nueva temporada de 'Salvados'

Antoni Bassas
7 min

¿Qué has descubierto haciendo este programa?

Me he descubierto como un machista. Hay ciertas cosas de las que no me había dado cuenta. Por ejemplo, en castellano un hombre que va con muchas mujeres es un mujeriego. Y a la inversa, ¿qué palabra hay? Puta. Fuimos a un instituto donde una educadora, Marina, desmonta los prejuicios de los adolescentes: "Que tenga buenas tetas, que tenga buen culo y que folle mucho". Marina puede remover a la familia que esté viendo el programa. Creo que habrá parejas que lo sufrirán. Y no soy nadie para alertar de nada, pero si hay mujeres que detectan esta incomodidad, que vigilen su relación.

¿Por qué has elegido este tema para empezar?

Siempre he tenido un referente, que es Puyal. Cuando comenzó Un tomb per la vida, en 1994, tenía un cartel de nombres espectacular, pero aquella temporada la comenzó con Raimon Panikkar. Yo no tenía ni puta idea de quién era. Flipé. Esto son cosas que te quedan y quieres hacerlo algún día.

A ti te mueve un motor muy poderoso, que es la indignación.

Sí, en Salvados nos marcó mucho la indignación del 15-M. Y creo en un periodismo que, sin querer fliparnos mucho, pueda cambiar cosas.

Sí, y no hay ningún acto comunicativo que no tenga consecuencias, pero tenemos límites. Por poner un ejemplo tuyo, Florentino Pérez te dijo que el Castor no provocaba sismos y desde el mes de enero lo estamos pagando en el recibo del gas.

Pero al final las cosas caen. Quién le iba a decir al PP de Valencia hace 10 años que estaría como está esta semana. Recuerdo la cara de la Asociación de Víctimas del Metro de Valencia la primera vez que llamo a Juan Cotino por teléfono: "Tú no sabes quién es Cotino aquí". Digo: "Ni idea, ni quiero saberlo. Es un tío que os ha amargado la vida". Al final hemos demostrado que en Valencia ha gobernado la mafia. Y al final caen. Pero si no movemos el árbol no caerán nunca. El día que Jaume Matas nos concede una entrevista, aunque no sé muy bien por qué, y le pregunto: "¿Usted por qué recibía a Iñaki Urdangarin?" Y dice: "Hombre, porque era el duque de Palma". Esto es lo que ha hecho hacer un clic a la sociedad. En el ARA os pasó con la Escuela Virolai de Cornellà para discapacitados, cuando pusisteis en portada su falta de recursos. ¿Verdad que os trajo problemas? Bienvenidos sean. Es eso.

Supongo que estás de acuerdo en que sin un punto de vista no puede haber periodismo.

Totalmente de acuerdo. No creo en la objetividad. En la honestidad, como mucho.

¿Cómo decides los temas?

Con mucho debate de equipo, mucha crítica, mucha exigencia. Ahora nos hemos metido en un lío que nos hará sudar sangre. Nos hemos propuesto ver qué hay detrás de una camiseta de cinco euros que puedes comprar en cualquier gran almacén de aquí. Y hemos ido a Camboya. No se puede llamar esclavitud, porque hay unos horarios de entrada y salida de las fábricas, pero los sueldos son ínfimos. Hemos estado en las viviendas donde viven las costureras y les hemos visto las manos. No tenemos ni idea de cómo vivimos aquí.

¿Cómo llevas el personaje Évole?

Intento relativizarlo mucho. Todo es relativo y fugaz, y un día pasará y nadie se acordará. He aprendido un poco de las críticas. Lo pasaba fatal. Y ahora lo llevo mejor.

El día del célebre cara a cara Rivera-Iglesias, un 25,2% de share, leí algo en El País: "Jordi Évole es alguien del que no me gusta nada su estilo falsamente inocentón, pero que es sagaz y realmente eficaz. El programa de debate entre los dos candidatos de la nueva política ha quedado ya como canónico".

Me quedo con el "falsamente inocentón". A veces juego con eso y a veces no es falso. A veces me preparo un tema y puedes tener una documentación que te permita que no te drible el que estás entrevistando, pero a veces no sé más y tengo que preguntar lo más básico. No sabría hacer una entrevista a cara de perro. Me incomoda mucho.

¿No sabrías hacerlo como Ana Pastor?

No. Y Ana lo hace de puta madre. La admiro. Somos amigos, nos conocemos, y tiene una manera de entender el periodismo que me fascina. Pero yo necesito otra estrategia. Necesito empatía, sonrisa, relajarse, tensar, volver a relajarse. Pero, sobre todo, ponemos el alma. Hacemos 5 visionados de cada programa y nos peleamos por un puto frame.

¿De la experiencia del falso documental del 23-F has sacado alguna conclusión?

Me lo pasé muy bien haciéndolo y mal con las consecuencias. Me asusté un poco, porque vi a la profesión muy enfadada. Justamente cuando la profesión había reconocido que nosotros también hacíamos periodismo, hicimos el 23-F. Creo que nos lo han perdonado, pero hubo muchos compañeros que nos tenían ganas.

¿Alguien vino a explicarte qué pasó realmente el 23-F?

Mira, te voy a contar algo. Hubo gente que nos dijo que no quería salir. Cuando a algunos de estos les iba narrando mi historia alternativa al 23-F, levantaban la mirada y me decían: "¿Pero tú cómo lo has sabido esto?" Esta pregunta me tiene loco.

En ese cara a cara "de los nuevos" en un bar, sin cronómetros y editado, con Iglesias cansado y con Rivera lanzado, ¿tuviste la impresión de que Ciudadanos era el Podemos de derechas que pedía Oliu?

Si no lo era se le parecía. Vi el despliegue mediático que tenía Ciudadanos y el que tenía Podemos, y no había ni punto de comparación. Veías que había un interés para que hubiera un Podemos de derechas importante. El día del cara a cara, en El Tío Cuco, a Albert Rivera lo vi muy fuerte. Venía de las elecciones catalanas, 25 diputados, con grandes campañas mediáticas en la prensa de Madrid, con algún editorial de El País. Pablo Iglesias venía de todo lo contrario. Se metió una hostia en las elecciones catalanas muy importante. Iglesias perdió el debate, lo ganó Albert Rivera, pero a ambos les sirvió para lo contrario. Rivera se volvió más conservador, y Iglesias se quitó una mochila, porque vio que no ganaría pero que podía dar guerra. Y la dio. Podemos hizo una campaña electoral para estudiar, con los medios con que la hizo. No sé cuánto dinero les da Irán, pero debe de ser poco.

Tú eres de Cornellà. ¿El éxito de Ciudadanos en el área metropolitana es la expresión de alguna fractura?

En Cataluña nos hemos dicho cosas que no nos deberíamos haber dicho. Por ejemplo, las hostias entre independentistas durante las negociaciones. Un proyecto que tenía que ser la revolución de las sonrisas, a mí, que no soy independentista, me provocó amargura. Ver que en mi país a unas diputadas se les llamaba putas y malfolladas, feas, porque no estaban apoyando a Junts pel Sí, me parece muy grave. Creo que hemos pasado muy de puntillas por ese tema y que si lo hubiéramos visto en España habríamos mojado pan.

¿Y en cuanto al desgarro sentimental o los bloques de pisos donde hay dos banderas diferentes?

El voto de Ciudadanos en el área metropolitana viene del hecho de que hay mucha gente a quien le horroriza la idea de que Cataluña pueda ser independiente de España, y van a la fórmula que les parece más eficaz. El PP no les gusta, porque es gente que viene de votar al PSC. Pero luego vienen las generales, se vota en clave más social y todo aquel voto lo recogió En Comú, de una manera más espectacular que Ciudadanos en las catalanas. Esto demuestra mucho criterio de los ciudadanos.

Quizás eran dos preguntas diferentes y las respuestas fueron diferentes.

Permíteme la duda de preguntarme por qué con el mismo censo una cosa es plebiscitaria y la otra no.

¿Que haya gente a quien le horrorice que Cataluña se independice es porque no han visto o no les han explicado que puede haber una relación entre independencia y mejora de calidad de vida para ellos y para sus hijos?

Hay una parte importante del independentismo que se ha olvidado de una parte de Cataluña. Por eso ahora hablan de ensanchar la base. Fíjate: CiU no tiene representación en el Ayuntamiento de Cornellà. En Badia del Vallès, en las generales, el PACMA sacó más votos que Democràcia i Llibertat. A mí no me gustó que el ANC, que me cae muy bien, paseara por el Mercat de Sant Ildefons a Carmele Marchante. ¿Han entendido el talante de esta parte de la sociedad?

Tú eres partidario del referéndum, y supongo que eso te debe de traer problemas en España.

No tantos. En España, lo publicábais vosotros en portada el otro día, hay un 43% a favor de la consulta.

Pero esto no lo dicen ni Rajoy, ni Sánchez, ni Rivera.

Estos son muy potentes, es verdad, pero si sumamos todos los votos a favor del derecho a decidir en España llegamos a los 8 millones. Quizás soy un optimista patológico, pero me provoca una cierta esperanza. A mí no me gusta la España que hay ahora. También me independizaría. Pondría a España en Wallapop, la vendería entera, y con lo que sacáramos haría una nueva, plurinacional. Sé que ahora entraremos en la etapa de hacer coña del término plurinacional, pero me gusta.

Pero esto en España está en minoría.

También estaba en minoría el independentismo en Cataluña. Y lo sigue estando. ¿En cuántos años ha pasado del 15 al 48 por ciento?

¿Y ser partidario del no

Aquí lo tienes todo más cerca. He sufrido mucho, pero tampoco me quiero hacer la víctima. Creo que todo el mundo lo ha pasado mal, y así no vamos a construir nada. Sigamos en España o nos independicemos, debemos convivir con ideas muy diversas. Una vez, una señora, atravesando la Diagonal, me dijo: "¡Viva Catalunya!". Y yo le dije: "¡Viva, señora, por supuesto!"

También es cierto que Cataluña vive bajo dos sistemas comunicativos. Y el sistema catalán es mucho más pequeño.

Estás hablando de tele. En Cataluña hay un fenómeno que se llama radio que es acojonante, fundamental para entender por qué el independentismo llegó donde llegó. Ha habido emisoras que han convertido a mucha gente de mi edad y más joven, que nunca había puesto en la radio despertador un programa informativo. En la creación de una opinión lo que te dicen cuando te acabas de levantar es muy importante.

Pues cuando acabes Salvados

Me encantaría hacer radio. Y creo que todos estamos haciendo algo mal: todos tenemos a nuestras parroquias. Por eso me encanta cuando me dicen: "Yo siempre tengo puesta TV3 pero los domingos te pongo a ti un rato".

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