Esther Vera

Apuntes perplejos

4 min
Il·lustració:

BarcelonaPor fin lo he entendido. Hay frases que acompañan la cultura política de un país durante décadas y pierden claridad para las nuevas generaciones. Eslóganes o frases históricas que conectan con un estado de espíritu o definen la personalidad política de una parte numerosa de la población y sus líderes. De una cultura política. Y de repente un día se entienden. Las conversaciones entre quien era jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, y quien aún hoy es ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, muestran con transparencia cómo el hombre encargado de la lucha contra el fraude ponía el organismo público a disposición de la estrategia política más baja del partido gobernante. Muestra cómo se fabricaban dosieres, se afinaban en la fiscalía y se publicaban en medios afines. No hacía falta contrastar la veracidad, la fuente era al más alto nivel y el ruido mediático cercano, el coro griego, hacía el resto tapando las voces de los calumniados. ¿Qué une a un ministro del Interior ultracatólico sin escrúpulos, un alto miembro de la judicatura "español por encima de todo" y unos medios permeables? Finalmente he entendido eso de "la unidad de destino en lo universal" y cómo se hace para "restaurar la idea permanente de España". El valor de la unidad de España está por encima de todo. Por encima también de los valores democráticos, del respeto a lo que es público y a los ciudadanos.

Desde la publicación de las cintas, De Alfonso ha estado en la Oficina unos cuantos días con toda la información sensible a su disposición. Su comparecencia fue un aviso en todas direcciones y hasta ahora no ha destacado por su discreción. Sólo se ha ido tras la indignidad de ser destituido por el Parlament de Cataluña. ¿Cuánto tardarán los chicos de determinada prensa en publicar nuevos dosieres?

Fernández Díaz se deja grabar en el despacho, pero gana 45.000 votos en las elecciones. ¿Por qué tiene que irse? Todavía está vigente eso de quien resiste gana. Aunque sea un ministro teóricamente encargado de garantizar la seguridad en un país con los desafíos islamistas del siglo XXI convertido en un personaje de La escopeta nacional.

El valor de resistir. El gran experto del mimetismo y la resistencia es Mariano Rajoy. Supera cualquier previsión y resiste cualquier comparación con el mundo. Nadie le gana en paciencia ni en el arte de hacer cocer al contrincante en su propio jugo a fuego lento. Con 14 diputados más que hace unos meses se refuerza como el candidato que tiene que formar gobierno. El inmovilismo le ha representado una virtud y, mientras el PSOE chocaba con el maximalismo y la arrogancia de Podemos, ha capitaneado la orden, la unidad y la homogeneidad frente a la traición en España. Pero el inmovilismo que ha marcado la legislatura, la resistencia que le ha permitido aguantar los últimos meses, es la misma que ahora le dificulta un diálogo fluido. ¿Prudencia? ¿O inmovilismo e incapacidad de construir puentes? ¿Cómo se consigue un gobierno de coalición o un acuerdo de gobierno que facilite la investidura cuando no se está acostumbrado a dialogar? Lo que le ha permitido resistir es la misma actitud de inmovilismo que hará difícil la investidura. Rajoy necesita a Ciudadanos y al PSOE, pero empieza hablando con la diputada de Coalición Canaria. Los gestos son importantes y no será fácil que el PSOE acepte el abrazo del oso y menos si el PP lo pretende gratis. En un país sereno estaríamos ante la negociación de un gobierno de gran coalición para afrontar la confrontación con Cataluña, los retos del sistema de pensiones -que Rajoy sabe que es insostenible y calla mientras baja impuestos y consume el crédito con Europa- y las reformas de fondo necesarias para avanzar. España no tiene propuesta y en Cataluña la mayoría independentista no es efectiva, pero la alternativa a jugársela es la irrelevancia. Hay que recalcular las fuerzas, los calendarios y hablar a los electores sin ilusionismos.

Compromiso con la herencia o con el futuro. CDC ha salvado las elecciones con malos resultados a la espera de la refundación del partido. Cada formación tiene a los líderes que sabe ganarse y en breve sabremos qué consigue CDC: si el presidente Puigdemont obtendrá el apoyo del partido o le actuará de contrapeso. La salud del centroderecha es importante para el proceso, que será imposible sin él. Pero no está claro que el diagnóstico de la enfermedad sea ajustado. Abjurar de llevar el timón durante la peor crisis económica sin naufragar y buscar eufemismos para no afrontar la corrupción familiar y de partido no es el camino de la credibilidad. Por cierto, ¿por qué no emergen mujeres con verdadero poder? ¿Se trata de núcleos masculinos cerrados que no detectan el talento o no lo reconocen más allá del papel de portavoz? Deberían pensar en ello con honestidad. El exceso de testosterona no es de derechas ni de izquierdas.

Los líderes que se merecen. El voto del Brexit ha mostrado una vez más que es posible e imprescindible la asunción de responsabilidades y que los votantes tenemos lo que nos merecemos. David Cameron no tardó ni un minuto en admitir su derrota ni el arribista Johnson en aceptar que no será una persona de consenso capaz de atravesar esta tormenta, que sabe que es a muerte. Johnson, un ex periodista, ha actuado con frivolidad hasta que había que ponerse serio y dar la talla. El debate interno entre los tories emerge crudamente y se abre un proceso de elección de alguien capaz de conducir las negociaciones con la UE. La batalla será entre Theresa May y el conspirador Michael Gove. Si había que "recuperar el control del país", como decía la propaganda del Brexit, de momento lo que hay es una libra en caída libre, unos bancos que han perdido un tercio del valor, un líder de la oposición que resiste como puede un motín interno e irlandeses y escoceses que estudian cómo mantenerse dentro de la Unión. El caos es mayúsculo, la economía británica era la quinta del mundo hace diez días y ahora es la sexta, y cuatro millones de británicos quieren repetir la votación.

La campaña mágica se ha desmontado en pocos días, los líderes han sido fagocitados y ahora habrá que volver a empezar. La fortaleza democrática y la costumbre de rendir cuentas ayudarán.

stats