Esther Vera

La revuelta contra las élites

3 min
La revolta contra les elits

BarcelonaAún estupefactos, los europeístas saben que la decisión de los británicos de irse de la Unión Europea cambiará muchas cosas. La decisión británica tendrá consecuencias económicas y políticas internas en el Reino Unido. Pero también impactará sobre el clima de confianza y la recuperación en los países socios y sobre el prestigio y la influencia internacionales de la Unión Europea.

La decisión de voto de los británicos muestra algunos síntomas que el resto de europeos debemos escuchar atentamente. De entrada, recuerda que votar es el mejor método para decidir colectivamente, que la calidad de los líderes importa y que los milagros no existen.

Resentimiento y rechazo a las élites europeas

Ni la crisis ni la globalización saldrán políticamente gratis a las clases dirigentes. La debacle económica de muchos, el empobrecimiento de la clase media y la pauperización de muchos puestos de trabajo han creado un resentimiento que no se puede ignorar. La globalización y una recuperación débil en Europa, incapaz de devolver el nivel de bienestar y la confianza en el futuro, es un caldo de cultivo exuberante para los populistas. Europa tiene experiencias terroríficas, pero ya sabemos que aprender las lecciones de la historia no es fácil cuando la memoria se debilita.

La propaganda contra Bruselas ha cuajado desde el "I want my money back" [Quiero que me devolváis el dinero] de Margaret Thatcher de los 80, una euroescéptica ahora convertida en una respetable y pragmática conservadora junto a la batalla de oportunistas que viven los tories. La idea de que la UE es cara y está llena de burócratas vagos es una simplificación lamentable, pero eficaz. Es cierta la dificultad de la transposición de la normativa, la tendencia al intervencionismo, la falta de control directo sobre un poder lejano y supraestatal, el déficit democrático que aún existe.

De hecho, todos los países europeos tienen un agravio contra la UE. Francia considera que está dominada por los ultraliberales, Gran Bretaña que es burocrática y que llena el país de inmigrantes. Grecia y España detestan la troica, que ha impuesto la austeridad a cambio de proporcionar liquidez. Alemania cree que subvenciona sl sur. Algunos países del Este no comparten los estándares avanzados de los valores de libertad de opinión, de costumbres, de religión. Todos tenemos motivos contra Europa, pero el que se ha impuesto es la náusea de la indignación. El voto en el Reino Unido tiene un perfil visible. En zonas de desindustrialización se ha votado más a favor del Brexit. También los más viejos y los votantes con niveles más bajos de formación han optado por salir.

Valentía ante la inmigración

Los populistas británicos han convertido a los inmigrantes en una amenaza, aunque la mayor parte de su población extranjera no es comunitaria. Una amenaza que perciben las rentas bajas, no las élites. Que perciben los que compiten por las ayudas sociales, el acceso a una salud pública de calidad o puestos de trabajo poco cualificados. Una inmigración que proviene básicamente del Este y que el Brexit tendría que detener, según las promesas electorales. El oportunismo político y también mediático no es ajeno a la percepción de los votantes. La tensión vende y el miedo al diferente moviliza. Es más fácil señalar la inmigración que impulsar un cambio estructural del mercado de trabajo, mejorar la educación y la sanidad y buscar líderes valientes.

¿Cuál es la alternativa?

La campaña europeísta ha tenido en el proyecto de la UE el mejor y el peor aliado. Qué proyecto propone? ¿La austeridad y la discusión permanente? ¿Y más allá? ¿Y en positivo? ¿Continuar abriendo mercados, que crean riqueza pero también destruyen puestos de trabajo? ¿Defender lo que penosamente se ha conseguido hasta ahora y avanzar en núcleos reducidos de geometrías variables? Todo poco sexy y a largo plazo.

Los españoles y el referéndum

Escuchando a los políticos españoles estos días sólo faltaba que en algún momento se les escapara hablar de "la pérfida Albión" por haber permitido un referéndum. En España se ha discutido más el método de consulta democrática que el resultado.

De la náusea a la peste

Europa corre peligro de debilitarse si hay contagio en los países donde el movimiento populista es más fuerte. En su libro La náusea Sartre explica cómo la libertad es también una responsabilidad y un compromiso. Todavía estamos a tiempo de que la náusea de muchos no se convierta en una peste europea en la que haya que defender las libertades de la mejor Europa y volver a descubrir, con Camus, que en el hombre hay más cosas de admiración que de desprecio.

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