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Trump ordena la retirada de la mitad de las tropas de la Afganistán e Irak

La OTAN y el líder republicano al Senado alertan del riesgo de una retirada prematura

Carlos Pérez Cruz
3 min
Soldats nord-americans durant una acció militar a l’Afganistan, en una imatge d’arxiu.

WashingtonNo volverán a casa por Navidad ni lo harán todos como era su deseo, pero Donald Trump ha ordenado la salida de la mitad de los soldados estadounidenses que permanecen en Afganistán y de medio millar más de los ya anunciados en septiembre en Irak, lo que dejará el despliegue de Washington en cada uno de estos países en 2.500 soldados. La orden debe cumplirse el 15 de enero del próximo año, apenas días antes de que Joe Biden asuma la presidencia de Estados Unidos.

Lo anunció anoche el secretario de Defensa en funciones, Christopher C. Miller, que confirmó así lo adelantado por la prensa estadounidense el día anterior. Miller defendió que el anuncio cuenta con el apoyo de la ciudadanía y “no equivale a un cambio en la política estadounidense ni de nuestros objetivos”. El jefe del Pentágono, que apenas lleva una semana en el cargo, justificó la decisión como parte de “la próxima fase de nuestra campaña para derrotar a los terroristas”. Antes de hacer pública la orden, Miller contactó con los líderes del Congreso, con el secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con el presidente afgano Ashraf Ghani. Al término de su intervención, en la que tuvo un recuerdo para los más de 6.900 soldados estadounidenses fallecidos y para los más de 52.000 heridos en ambos países, no aceptó preguntas.

Unas horas antes de esta comparecencia, Jens Stoltenberg advirtió mediante un comunicado contra una retirada prematura. “El precio por irse demasiado pronto o sin coordinación podría ser muy alto”, explicó el líder de la OTAN. “Afganistán corre el riesgo de convertirse de nuevo en una plataforma para los terroristas internacionales”, advirtió el noruego, quien alertó igualmente de la posibilidad de que el ISIS utilice el territorio afgano para recuperar terreno en Siria e Irak.

El despliegue de la OTAN en Afganistán está formando por algo menos de 12.000 soldados, de los cuales casi la mitad son soldados de Washington, cuya misión principal es el entrenamiento de las fuerzas de seguridad de Kabul. Una misión que en principio está financiada hasta el año 2024 y que podría verse alterada por la decisión unilateral de la Casa Blanca.

Las críticas a la orden de Donald Trump, que se presentó en 2016 con la promesa de poner fin a las “guerras interminables” en las que participa Estados Unidos, le llegaron también desde su propio partido. El lunes, en una intervención en el Senado, el líder de la cámara alta, Mitch McConnell, alertó sobre las consecuencias de una salida precipitada. “Una retirada rápida ahora de las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán haría daño a nuestros aliados y les encantaría a quienes quieren hacernos daño”, explicó McConnell, que se remitió al precedente de la salida de tropas de Irak ordenada por Barack Obama en 2011, que abrió un vacío que se llenó con el surgimiento del ISIS, e incluso se refirió a Vietnam. “Sería una reminiscencia de la humillante salida americana de Saigón en 1975”, concluyó el republicano.

Las condiciones no se dan

No solo la cúpula militar del Pentágono se había mostrado contraria a este movimiento de tropas, también el ex-secretario de Defensa, Mark Esper, al que Trump despidió con un mensaje a través de Twitter el 9 de noviembre por, entre otras cuestiones, su oposición a esta orden. Estados Unidos firmó en febrero un acuerdo con los talibanes por el que Washington se comprometió a retirar por completo sus tropas el próximo mes de mayo, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones. Unas condiciones que, según detalló Esper en un memorando remitido recientemente a la Casa Blanca, no se dan por el momento.

Las negociaciones en Qatar entre el gobierno de Kabul y los talibanes permanecen estancadas y, solo en octubre, más de 200 civiles murieron en ataques del grupo islamista. La decisión de Trump, alertó Esper en el documento, podría poner en riesgo la integridad de los soldados que continuarán por el momento en territorio afgano.

La de Afganistán es la guerra más larga en la que ha participado Estados Unidos. En octubre del próximo año se cumplirán dos décadas de su invasión de este país.

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