La inmigración en Italia cae un 96%

El país recibe este año menos del 10% de los migrantes que cruzan el Mediterráneo

Cristina Mas
3 min
La inmigración en Italia cae un 96%

Los países de la frontera sur de la UE siempre han estado solos ante la llegada de inmigrantes a sus costas. Como lo estuvo el ex primer ministro italiano Matteo Renzi, que durante un año mantuvo una operación de rescate con barcos públicos, Mare Nostrum, que terminó Abadón después de que los socios europeos se negaran a participar. Aquel fue el vacío que fueron a cubrir las ONG ante la falta de respuesta de los estados europeos.

Si hasta una docena de embarcaciones humanitarias trabajaban hace dos años en las aguas del Mediterráneo Central, la política de criminalización de varios estados (Salvini no es el único, Pedro Sánchez también ha bloqueado el Open Arms durante meses) ha hecho que apenas queden al agua hoy la embarcación de la ONG badalonesa y el Ocean Viking, el nuevo barco de MSF y SOS Mediterranée que ha sustituido el Aquarius, al que ningún estado quería dar bandera.

Europa tiene muchas crisis, pero no tiene ninguna crisis de refugiados: al menos eso es lo que evidencian los datos y el contexto. El 80% de los refugiados del planeta viven en países pobres. En 2015 se vivió un episodio puntual, motivado sobre todo por el éxodo de civiles que huían de los bombardeos de Bashar al Asad y sus aliados en Siria: llegaron poco más de un millón de refugiados, a una Europa con 500 millones de habitantes y uno de los PIB per cápita más altos del mundo. Este año han llegado a Europa por mar poco más de 40.000 personas por todas las rutas.

Las 'fake news' de Salvini

Tampoco Italia tiene una crisis de pateras, y menos ahora: el número de llegadas ha caído un 96% desde hace dos años, cuando el país estaba en la primera línea. Si en 2016 (el año que la UE firmó un acuerdo con Turquía que sellaba la ruta del Este, lo que empujaba más gente hacia el Mediterráneo Central) Italia vio llegar más de 175.000 personas a sus costas, este año sólo hay han desembarcado 4.000. Pero Salvini actúa en modo crisis, esperando que los italianos culpen a los recién llegados de todos sus males.

Y como se lo ha hecho Italia para sellar su frontera marítima? Pues básicamente financiando algunas de las facciones armadas de Libia para que asuman las funciones de Guardacostas y detengan las pateras antes de que se adentren en el Mediterráneo. Desde finales del año pasado, Túnez -donde la democratización no ha llevado a una situación económica mejor- ha sustituido Libia como primer país de salida en la ruta del Mediterráneo Central. Las salidas desde Argelia también han caído a la mitad, mientras los jóvenes movilizados masivamente a la calle todavía tienen esperanza de que las cosas en su casa pueden mejorar.

Poco importa que la política italiana de externalización de su control fronterizo a las milicias libias sea contraproducente, si de lo que se trata es de buscar soluciones a largo plazo en los países de origen y de tránsito. "Italia ha aumentado el poder político de actores no estatales libios involucrando indirectamente grupos armados y autoridades locales con los guardacostas. Además, los que se aprovechaban del tráfico de personas son ahora los que se benefician de los centros de detención de migrantes, donde se han documentado ampliamente abusos ", explica un informe reciente del European Council on Foreign Relations.

Las llegadas por mar a Europa han caído drásticamente, pero eso no quiere decir que la ruta sea menos peligrosa. Al contrario: el número de muertes entre los que intentan el viaje se ha multiplicado por cuatro.

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