El primer presidenciable abiertamente gay del mundo árabe

El activista Mounir Baatour es el candidato del Partido Liberal Tunecino

Ricard G. Samaranch
3 min
El primer presidenciable obertament gai del món àrab

TunisUna vez más, Túnez abre el camino en el mundo árabe. El país, que desencadenó las Primaveras Árabes y es el único que ha sido capaz de sostener una transición democrática, vuelve a ser pionero con un primer candidato a las elecciones presidenciales abiertamente gay. Sin embargo, esto no implica que Túnez sea un país especialmente tolerante con las minorías sexuales. Una ley en vigor castiga con tres años de prisión la homosexualidad, y abolirla es una de las prioridades en el programa electoral de dicho candidato, Mounir Baatour, para las elecciones del 15 de septiembre.

Aunque su condición de homosexual es el elemento que más ha atraído la atención de la prensa internacional hacia su candidatura, Baatour prefiere no hacer mucha publicidad del tema. "Mi orientación sexual no es una cuestión relevante. A los demás candidatos no les preguntan por ello. No me molesta que los medios lo mencionen, pero yo me veo como el simple candidato de un partido", comenta en referencia al Partido Liberal Tunecino, una pequeña formación creada en 2011 de la que es presidente. Baatour es sobre todo conocido en Túnez por ser el líder de Shams, la asociación más combativa en defensa de los derechos de la comunidad LGBTI. Al dirigirse a la ciudadanía, enfatiza sus medidas para relanzar la maltrecha economía del país, la principal preocupación de los tunecinos. Ahora bien, su programa no olvida las medidas relativas a las minorías sexuales: "Incluye, en primer lugar, la abolición del artículo 230, que criminaliza la homosexualidad. El programa propone también una enmienda al Código Penal que señale como agravante la violencia cometida contra los homosexuales. Por último, otorgar el derecho de los transexuales a cambiar su estado civil legalmente sin necesidad de someterse a una operación". El activista tiene previsto oficializar hoy su candidatura con la presentación de más de 10.000 firmas en la sede de la Junta Electoral.

De momento, ya se han presentado cerca de treinta candidatos, entre los que hay el magnate de la comunicación Nabil Karoui, un político populista que lidera las encuestas. Las elecciones estaban previstas para el mes de noviembre, pero la muerte del anciano presidente Béji Caïd Essebsi hace un par de semanas obligó a adelantar los comicios.

De tema tabú a debate

Tras la caída de la asfixiante dictadura de Ben Ali el año 2011, la cuestión de la homosexualidad ha dejado de ser un tabú y forma parte del debate público. La transición a la democracia permitió la creación de organizaciones LGBTI, prohibidas en la mayoría de países árabes. Sin embargo, esto no ha llevado a una aplicación más laxa del criticado artículo 230. "La situación es catastrófica. La tendencia es que los arrestos [de homosexuales] se multiplican. El año pasado hubo 130", denuncia Baatour, él mismo víctima de la represiva ley, que le llevó a pasar tres meses en prisión.

Según una encuesta reciente de la cadena BBC, sólo un 7% de los tunecinos considera "aceptable" la homosexualidad. Sin embargo, Baatour instará al futuro Parlamento a abolir el artículo 230, convencido de que la sociedad acabará aceptando el cambio si las autoridades hacen el paso

Aunque a los tunecinos, y sobre todo a sus autoridades, les gusta proyectar una imagen de país abierto y tolerante con la cuestión de los derechos de las minorías sexuales, en el país predomina una mentalidad muy conservadora. Según una encuesta reciente de la cadena BBC, sólo un 7% de los tunecinos considera "aceptable" la homosexualidad. Sin embargo, Baatour instará al futuro Parlamento a abolir el artículo 230, convencido de que la sociedad acabará aceptando el cambio si las autoridades hacen el paso. "Lo mismo ocurrió con la prohibición de la poligamia en 1956. La mayoría estaba en contra de la medida del presidente Bourguiba", afirma el político.

A pesar de su valentía, Baatour no es una figura de consenso dentro de la comunidad LGBTI tunecina, hasta el punto de que varias ONG que también abogan por sus derechos han firmado un manifiesto contra su candidatura. Entre otras cosas, le acusan de "numerosas violaciones de la vida privada con la publicación de informaciones personales de individuos LGBTI sin su consentimiento con el único objetivo de atraer la atención mediática". Aunque su victoria ha sido siempre una quimera, vistas estas agrias divisiones, ni siquiera será fácil para Baatour obtener un buen resultado.

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