Trump niega cualquier responsabilidad en el asalto del Capitolio

Califica el 'impeachment' de "caza de brujas" y advierte a Twitter que ha cometido un "error catastrófico"

Carlos Pérez Cruz
3 min
El president del EUA Donald Trump

WashingtonPara justificar su voto en contra durante el primer impeachment contra Donald Trump, la senadora Susan Collins explicó que “creo que el presidente ha aprendido de este caso”. Un juicio político es “una gran lección”, razonó. Collins parecía confiar en que, con la lección aprendida, el presidente cambiaría de actitud. La alarma por su evidente abuso de poder al chantajear al presidente ucraniano para que le ayudara a dañar la reputación de Joe Biden no parecía suficiente motivo como para no darle una nueva oportunidad.

Menos de un año después, el mandatario está a las puertas de su segundo juicio político. No solo no ha aprendido nada, sino que si ha sacado alguna conclusión de aquella experiencia es que el Partido Republicano está tan rendido a sus pies que no necesita rendir cuentas. En su primera aparición pública ante los medios desde el asalto al Capitolio, Donald Trump negó cualquier responsabilidad sobre lo acontecido la semana pasada en Washington y acudió al mismo argumentario utilizado durante el primer impeachment. Igual que entonces, calificó el proceso abierto en el Congreso como “la mayor caza de brujas de la historia”. Puro manual trumpista. Ni arrepentimiento ni altura de miras para calmar las aguas en uno de los momentos más difíciles para la democracia estadounidense en las últimas décadas.

Trump defendió que las palabras subidas de tono utilizadas durante su arenga a las masas en los minutos previos al asalto fueron “totalmente apropiadas” y desvió la culpa hacia otros políticos “al más alto nivel”, por ser, afirmó, el “auténtico problema” por cómo se habían expresado el pasado verano sobre algunos incidentes durante las protestas contra el racismo. A su discurso, ni un pero. El presidente dijo que había sido escrutado y valorado muy positivamente por los medios. No aclaró a cuáles se refería.

Sin hacer ni una sola mención a los cinco fallecidos durante el asedio, incluido un policía del Capitolio, el presidente, camino de Texas para visitar un tramo del muro con México, se acercó el martes en un par de ocasiones a la prensa para decir que “no quiero violencia” y, acto seguido, advertir de que el impeachment “está provocando un tremendo peligro a nuestro país y causando tremenda indignación”. Más que por el Congreso, Donald Trump parecía preocupado por el cierre de sus cuentas en redes sociales. De las tecnológicas dijo que “están haciendo algo horrible a nuestro país”, y les advirtió de cometer un “error catastrófico”. Desde el pasado viernes, Trump se encuentra sin su principal herramienta de comunicación y agitación: Twitter y sus más de 88 millones de seguidores.

Si el vicepresidente Mike Pence no lo evita invocando la 25ª enmienda de la Constitución, la Cámara de Representantes podría votar hoy mismo el artículo del impeachment presentado el lunes. Acusan a Trump de “incitación a la insurrección”. Los demócratas dicen tener los votos suficientes y es probable que, en esta ocasión, algunos republicanos les apoyen. El siguiente paso quedaría en manos del Senado, aunque no está claro si el juicio político se celebraría de inmedito o dentro de unos meses. El líder demócrata en la cámara alta, Chuck Schumer, valoraba solicitar una sesión de urgencia para poder acometer de inmediato el debate y votación, pero necesita que el líder republicano, Mitch McConnell, esté por la labor. McConnell no se ha pronunciado hasta el momento ni sobre el posible juicio político ni sobre su posición personal.

El FBI advirtió sobre amenazas al Capitolio

A pesar de haber asegurado lo contrario, el FBI conocía de antemano que había grupos que planificaban violencia en Washington el día 6 de enero. Según The Washington Post, la delegación del FBI en Virginia advirtió en un documento interno el día antes del asalto al Congreso de que grupos extremistas iban camino de Washington dispuestos a cometer actos de violencia.

En una de las amenazas detectadas en redes se podía leer: “Dejad de calificar esto de marcha, mitin o protesta. Id allí dispuestos a la guerra. O conseguimos a nuestro presidente o morimos”. En referencia al Capitolio, escribieron que “el Congreso necesita escuchar cristales rompiéndose, patadas en las puertas y sangre derramada”. El viernes, el responsable de la delegación del FBI en Washington, Steven D'Antuono, había dicho ante la prensa que “no había indicación” de que hubiera nada planificado más allá de manifestaciones “protegidas por la primera enmienda”. Este martes, en rueda de prensa, ha explicado que el FBI tiene abiertos 170 casos relacionados con el asalto al Capitolio, pero esperan "centenares" más. Algunos podrían ser por sedición y conspiración.

#DontRentDC, la campaña para negar alojamiento a los violentos en Washington

Mientras tanto, y a una semana de la toma de posesión de Joe Biden, la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, ha pedido a los norteamericanos que no viajen a la ciudad y que participen de forma virtual en los actos del día 20 de enero. Con la pandemia propagándose sin control en los Estados Unidos, Bowser pretende evitar aglomeraciones, pero también proteger a los que la visiten de posibles incidentes.

Por su parte, los vecinos de la capital están promoviendo a través de las redes sociales una campaña para negar alojamiento a los que vengan de fuera. Con el hashtag #DontRentDC, se ruega a los propietarios de pisos de alquiler que no los pongan a disposición de los turistas durante los próximos días. El objetivo es evitar que los que protagonizaron el asalto en el Congreso -u otros que pretendan imitarlos- encuentren alojamiento.

Este miércoles empezará a implementarse en Washington el dispositivo de seguridad para los actos del día 20, que incluye el despliegue de hasta 15.000 efectivos de la Guardia Nacional. La ciudad está en estado de alarma y se esperan manifestaciones a partir del fin de semana.

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