La UE y Londres, ante el definitivo "momento de la verdad" del post-Brexit

El acceso de la flota comunitaria a los bancos de pesca británicos es el último obstáculo de un pacto interminable

Quim Aranda
3 min
Boris Johnson, al mes de juliol, al Copland Dock, a la ciutat de Stromness, de les illes Orkney

Londres"Momento de la verdad" para el pacto del post-Brexit. Así ha definido este viernes por la mañana el negociador jefe de la Unión Europea (UE), Michel Barnier, las horas que quedan hasta el domingo a medianoche, cuando en teoría expirará otro –uno más, y quizás más informal– plazo para conseguir un acuerdo comercial para el post-Brexit entre Bruselas y Londres, según pusieron ayer de manifiesto los presidentes de los diferentes grupos representados en el Parlamento Europeo. Dacian Ciolos, líder del grupo liberal Renew, aliado del presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que había que fijar un límite porque "la incertidumbre que pesa sobre los ciudadanos y las empresas como resultado de las decisiones del Reino Unido" se estaba volviendo "intolerable".

Barnier, también ante el Parlamento, se ha expresado en términos más diplomáticos: "Es el momento de la verdad. Nos queda muy poco tiempo, solo pocas horas para trabajar estas negociaciones de una manera útil si queremos que este acuerdo entre en vigor el primero de enero".

El premier británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, hablaron este jueves por teléfono y constataron algunos adelantos en terrenos como la competencia y la gobernanza de las futuras e hipotéticas desavenencias. Pero explícitamente Von der Leyen mencionó el "sector pesquero" como el último gran obstáculo.

Un tema que se arrastra desde el comienzo de las negociaciones y que, a pesar de que tiene suficiente significación simbólica para ambos bandos, en términos económicos es insignificante: el 0,1% del producto interior bruto (PIB) británico y el 1% comunitario. Por esta razón es prácticamente impensable –aunque sí posible, porque el Brexit siempre ha demostrado la capacidad de romper cualquier pronóstico– que se vaya a pique un año de trabajo y miles de millones en pérdidas con el coste añadido de miles de puestos de trabajo a ambos lados del canal.

Pero el resultado es incierto. O, cuando menos, es lo que se quiere hacer ver. Porque, llegados a este punto, lo que cuenta es la manera n que cada cual venderá la firma de un pacto a la parroquia respectiva. Y en esta cuestión, quien tiene menos margen de maniobra es Johnson. Por eso, cuando Barnier habla de "momento de la verdad", se dirige directamente a él. El acuerdo está, pero hay que poner la rúbrica. Y ahora mismo solo es el premier quien puede hacerlo.

Mejor oferta de la UE

Pero Johnson todavía se defiende y habla de soberanía y control de las leyes y de las aguas territoriales. Y un par de horas después de que Barnier lo advirtiera desde Bruselas, el premier hablaba desde Bolton, a 18 kilómetros al noroeste de Manchester, e instaba a la UE a "mirar [las negociaciones] con sentido y hacer al Reino Unido una oferta mejor [sobre el acceso a los bancos de pesca]. Creo que hemos hecho muchas cosas para intentar ayudar, y esperamos que nuestros amigos de la Unión tengan sentido y se sienten en la mesa con algo".

La mejor oferta de la UE pasa por rebajar las pretensiones de los estados costeros. De acuerdo con fuentes conocedoras de las negociaciones que mencionaba este viernes por la tarde la Radio Televisión Pública Irlandesa, el tira y afloja se centra en cuál será la cuota que se permitirá capturar a los pesqueros comunitarios. La UE ha sugerido que podría renunciar al 15% o 18% del valor de los 650 millones de euros que captura cada año en mares del Reino Unido. Además, la pretensión de Bruselas es que las nuevas condiciones se introduzcan gradualmente en un periodo de diez años.

Pero Londres quiere que la UE renuncie al 60% del volumen de las capturas y que el nuevo régimen se introduzca al cabo de tres años. El gobierno británico también quiere diferenciar entre especies, cosa que aumentaría al 80% la renuncia de la UE.

A mediodía, Barnier se ha reunido con funcionarios de los ocho estados costeros de la UE para determinar el margen de maniobra en las negociaciones que se han retomado esta tarde en Bruselas. Desde Dublín, el primer ministro irlandés, Micheál Martin, se ha mostrado pesimista porque continúan habiendo "dificultades muy importantes".

Por lo tanto, es imposible predecir un resultado ni tampoco decir si el plazo de domingo fijado por el Parlamento Europeo irá todavía algo más allá, tal como ya ha pasado anteriormente: con lo que Johnson y Von der Leyen pactaron hace diez días en una cena en Bruselas y, después, una vez llegada la fecha, el pasado domingo, decidieron alargar todavía más la jugada y la agonía. La cosa más incomprensible, y desesperante, es que si no hay acuerdo ahora, al cabo de tres o seis meses a lo sumo Londres y Bruselas volverán a sentarse en la mesa para resolver el mismo obstáculo.

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