Los demócratas abocan a Trump a su segundo impeachment si no dimite

El presidente admite su derrota por primera vez pero no acudirá a la toma de posesión de Biden

Carlos Pérez Cruz
4 min
La demòcrata Nancy Pelosi durant una compareixença.

WashingtonLa mecha está prendida, pero falta por ver si termina por dinamitar la presidencia de Donald Trump o se sofoca antes de que el 20 de enero Joe Biden acceda a la Casa Blanca. A once días de que el demócrata asuma el cargo, crecen las opciones de ver un impeachment exprés contra Trump. Al contrario que en el fallido de 2020, donde solo un senador republicano, Mitt Romney, apoyó su destitución, parece haber en esta ocasión más de un conservador del Senado dispuesto a derribarle, aunque está por ver si son los suficientes para que saliera adelante.

Hay urgencia en Washington, alarma después de una semana como ninguna otra. Al menos tres congresistas demócratas tienen intención de presentar el lunes los artículos del impeachment contra Trump. Es decir, los cargos de los que le acusan. Ayer circulaban dos borradores en los que se cita la incitación a sus seguidores y el retraso en animarles a dispersarse como delitos que justifican retirarle del cargo. Uno de sus autores, el congresista Jamie Raskin, explicó que el Capitolio había vivido “la invasión más violenta de su historia desde la Guerra de 1812”, cuando tropas británicas incendiaron el edificio. Según Raskin, Trump “abogó e invitó a un ataque” contra el Congreso.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, apoyará llevarlos a votación si el mandatario no dimite “inmediatamente” o si el vicepresidente Mike Pence no activa la 25ª enmienda de la Constitución para destituirlo por incapacidad, algo que el segundo de la Casa Blanca no parece estar dispuesto a hacer. En una llamada privada con miembros de su partido, Pelosi explicó que su propósito es empujar a Trump a dar los mismos pasos que dio Richard Nixon, que en 1974 fue el primer y único presidente de la historia estadounidense en presentar su dimisión. Lo hizo precisamente para evitar un proceso de destitución que tenía perdido de antemano. Ayer el editorial del Wall Street Journal, propiedad de Rupert Murdoch, le aconsejaba a Donald Trump que dimitiera.

A pesar del giro retórico del presidente, que la madrugada del viernes condenó en un vídeo el asalto al Congreso y asumió finalmente su derrota electoral, pocos se fían de Donald Trump, que ha hecho realidad algunas de las pesadillas de quienes alertaron hace cuatro años de los riesgos que suponía su presidencia. Su llamada a la “unidad” y a la “reconciliación”, su “indignación” por el ataque al Congreso, llegó 24 horas después de haber dedicado palabras de aliento a los insurrectos y de incluso haberles profesado su cariño. En la grabación, Trump se compromete igualmente a “asegurar una transición de poder tranquila, organizada y sin interrupciones”. Ayer, sin embargo, anunció en un tuit que no acudirá a la toma de posesión de Biden, por lo que será el primero en ausentarse desde 1869.

Advertencia de los abogados

Sus abogados habían alertado previamente a Donald Trump de que se expone a cargos por su papel de agitación de la turba trumpista. El vídeo aparece de esa forma más como la creación de una prueba eximente que una declaración sincera.

Preguntado por una posible imputación del presidente, el fiscal federal de la capital estadounidense, Michael Sherwin, subrayó el jueves que están analizando el papel de “todos los actores” involucrados. Una amenaza en el horizonte que explicaría igualmente las informaciones que apuntan a que Trump podría concederse en próximos días un perdón presidencial de carácter preventivo. Según la agencia Bloomberg, lo extendería a sus hijos, a su yerno, Jared Kushner, y a su abogado, Rudy Giuliani. Los perdones presidenciales tienen efecto sobre los delitos federales, como sería el caso en una posible imputación emitida por Sherwin. No está claro si un movimiento en ese sentido sería legal, pero lo que es seguro es que no le protegería frente a investigaciones estatales o locales.

Miedo a un ataque nuclear

El vídeo, en el que Donald Trump admitió por primera vez que no será presidente a partir del 20 de enero, no ha servido de bálsamo. A través de un portavoz, Mark Milley, jefe militar del Pentágono, confirmó ayer que había conversado con Nancy Pelosi para resolver las dudas de la demócrata sobre la cadena de mando en caso de que el presidente ordenara un ataque nuclear. En una carta dirigida a los congresistas demócratas, Pelosi explicó que había discutido con Milley sobre las “precauciones disponibles para prevenir que un presidente inestable inicie hostilidades militares o acceda a los códigos de lanzamiento y ordene un ataque nuclear”.

La congresista, tercer cargo en la línea de sucesión, justifica la consulta porque considera que es el deber del Congreso “proteger a los estadounidenses” de un “asalto contra nuestro país y nuestra democracia”. Según medios norteamericanos, Pelosi explicó a los miembros de su partido que Milley le dio garantías de que tienen previstas medidas para evitar ese escenario. De hecho, aunque el presidente tiene la autoridad exclusiva para ordenar un ataque nuclear, los comandantes tienen la potestad de, bajo consejo de sus abogados, rechazar la orden si fuera considerada ilegal, según informa AP.

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