Trump y Biden exponen dos visiones antagónicas en un debate civilizado

El presidente cambia de actitud y tono en un intento de dar la vuelta a las encuestas

Carlos Pérez Cruz
3 min
Trump i Biden en l'últim debat presidencial de la campanya a les eleccions del 3 de novembre.

WashingtonPara quien crea en los milagros, los Estados Unidos han asistido esta madrugada a uno. Donald Trump y Joe Biden, presidente y aspirante a la presidencia, han debatido. Sí, han contrastado dos visiones antagónicas de la realidad y los turnos de palabra se han respetado. Habría sido fantástico que, además de todo ello -que no es poco viniendo de donde veníamos-, el primero hubiera desvelado planes de cara a su segundo mandato al igual que lo ha hecho el segundo sobre su hipotética presidencia. El cara a cara ha servido, esta vez sí, para extraer conclusiones sobre algo más que sus personalidades y educación. Para ello, ha sido clave que Trump ha evitado el ejercicio de bullying a Biden de hace tres semanas.

Siendo realistas, lo que podría parecer un milagro ha sido, en realidad, producto de la necesidad. A menos de dos semanas del 3 de noviembre, las encuestas señalan a Trump el camino de salida de la Casa Blanca y sus asesores le habían rogado que, por favor, guardara las formas y dejara hablar a su rival. Su esperanza era que el demócrata, poco dotado en la oratoria, se tendiera su propia trampa. Pero el demócrata ha estado sólido, aunque en ocasiones ha parecido dubitativo frente a un ataque recurrente de Trump: el de que Biden lleva toda una vida en política y que, por lo tanto, ¿cómo es posible que no haya hecho antes todo lo que promete ahora?

Esta línea de ataque ha sido quizá más efectiva que la que le tenía preparada y anunciada desde hace días. Trump ha tratado de vincular a Biden con mordidas vinculadas a diferentes negocios que uno de sus hijos, Hunter Biden, hizo tanto en China como en Ucrania durante sus años de vicepresidente con Obama. Una trama no probada, alimentada recientemente por un tabloide neoyorquino y amplificada por los medios afines al presidente, frente a la que Biden se ha defendido: “No he tomado en mi vida ni un solo penique con origen en el extranjero”.

El demócrata, al contragolpe, le ha sacado a colación a Trump una investigación del New York Times según la cual el presidente ha pagado más impuestos en China que en Estados Unidos en los últimos años. También le ha echado en cara que siga sin mostrar su declaración de la renta. Dos horas antes del debate, la campaña de Trump ha organizado la comparecencia ante la prensa de un supuesto ex-colaborador del hijo de Biden. Ha presentado tres teléfonos móviles que, ha asegurado, contienen la prueba del delito. Pero no los ha encendido.

La gestión que Donald Trump ha hecho de la pandemia ha ocupado los primeros minutos del debate. “He sido felicitado por los presidentes de muchos países por lo que hemos sido capaces de hacer”, ha dicho el republicano. Joe Biden, por su parte, ha anticipado un “invierno oscuro” que el presidente ha negado, aferrándose a unas vacunas que estarán listas “para final de año”. Semanas atrás, sin embargo, llegó a prever que lo estarían antes de las elecciones. Los expertos auguran que, como pronto, estarán a disposición de todos los ciudadanos para el segundo trimestre de 2021.

Los niños migrantes separados de las familias

Uno de los temas en los que Joe Biden ha conseguido poner más a la defensiva a Donald Trump ha sido en el apartado de inmigración. Esta semana se ha conocido que 545 de los menores inmigrantes separados de sus familias durante los primeros dos años de mandato de Trump no han podido ser reubicados con sus padres. El presidente ha defendido que “llegaron aquí con coyotes y [junto a] cantidad de malas personas”. El ex-vicepresidente le ha corregido: “Los niños vinieron con sus padres”. Para Biden, la situación de los menores es “criminal”. Para Trump, sin embargo, “reciben muy buen trato”.

El demócrata ha prometido que una de sus primera acciones en caso de ser presidente será abrir un proceso de ciudadanía para los once millones de indocumentados que viven en el país y también para los conocidos como dreamers, un grupo de alrededor de 700.000 residentes legales que llegaron al país de forma irregular junto a sus padres cuando eran menores de edad. Trump, por su parte, ha insistido en el retrato denigrante de los inmigrantes e incluso se ha mofado de aquellos que solicitan asilo en Estados Unidos y se presentan a sus citas con los tribunales. Solo cumplen con la ley “los que tienen un coeficiente intelectual más bajo”, ha dicho.

Visiones opuestas también en materia de racismo y medio ambiente. Joe Biden ha simpatizado con la comunidad afroamericana y sus denuncias de excesos policiales. Donald Trump, por su parte, ha vuelto a repetir la idea de que “nadie ha hecho más por la comunidad negra” que él, con la “posible excepción”, ha apuntado, de Abraham Lincoln, que abolió la esclavitud. Para Biden el futuro pasa por una “transición” hacia la economía verde. Trump ha tratado de hacer un gran escándalo de la declaración de Biden de que no subvencionará a la industria del petróleo.

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