Trump intenta frenar la ventaja de Biden con demandas judiciales

Pide parar el recuento en estados clave que acercan al demócrata a la Casa Blanca

Carlos Pérez Cruz
4 min

Solo hizo falta que saliera el sol para que quedaran expuestas las miserias de Donald Trump. Muy entrada la noche de las elecciones, el presidente se proclamó por anticipado ganador de los comicios y denunció, sin fundamento, un intento de fraude por parte de los demócratas. Cuando volvió a hacerse de día en Washington el recuento de los votos permitió contextualizar con más claridad el porqué de la estrategia del republicano. Trump ha desanimado durante meses el voto por correo y esta fórmula (legal) de votación podría ser la que le cierre el camino de vuelta a la Casa Blanca. No hay nada seguro en unas elecciones de infarto que podrían ser decididas por los tribunales o, del mismo modo que en 2016, por un puñado de votos.

Pero la verdad es que el comienzo del recuento del voto anticipado en Wisconsin y Michigan, dos estados fundamentales para decidir la suerte de esta carrera por la presidencia, hizo que, de liderar, Donald Trump pasara a ir por detrás de su rival demócrata, Joe Biden, que acabó adjudicándose los 26 votos electorales de este estado. Nada que ver con fraudes ni con supuestas fórmulas mágicas para quitarle ilegalmente la presidencia, como el republicano sugirió ayer sin pruebas a través de Twitter.

En los dos estados el voto por correo se contabiliza después del voto emitido en persona durante la jornada electoral. Dado que fue una fórmula promovida por el Partido Demócrata para evitar situaciones de riesgo debido a la pandemia, lo han usado muchos más demócratas que republicanos, que han votado más en persona. Con Wisconsin y Michigan conseguidos, a Joe Biden se le abre un camino más directo a la presidencia que a su rival. Pero este 2020 no es un año convencional ni el republicano un candidato acostumbrado a aceptar la realidad, especialmente si esta le reserva una derrota.

Un seguidor de Trump encarant-se amb un manifestant del Black Lives Matter a Washington.

Por eso ayer, con Biden liderando Wisconsin por seis décimas, la campaña de Donald Trump ya pidió un nuevo recuento. Está dentro de sus prerrogativas según las leyes electorales de este estado del cinturón industrial. En la petición que hizo el director de campaña de Trump, Bill Stepien, se habla de “tácticas de supresión del voto” de simpatizantes republicanos o de “irregularidades” que “elevan serias dudas sobre la validez de los resultados”. No hay constancia de nada de esto. También presentan batalla en Michigan, donde Biden ganó ayer noche después de mantener una ventaja de siete décimas, menos de 40.000 votos pero casi 30.000 más de la ventaja con la que Trump ganó en 2016.

La campaña del presidente solicitó que se pare el recuento en este estado dado que, aseguran, no se les ha dado acceso a “numerosos” colegios para poder vigilar el proceso. Y, por supuesto, batallan también por Pensilvania, donde la campaña republicana ve a los funcionarios demócratas de este estado “cocinando una victoria por la puerta trasera” para Joe Biden. Tampoco en este caso ofrecen pruebas. Pedirán al Tribunal Supremo que se pare el recuento y anule los votos recibidos los días posteriores a las elecciones. Sufragios procedentes de ciudades como Filadelfia o Pittsburgh, de mayoría demócrata. Lo que se ha vivido un día después de la jornada electoral es un adelanto de lo que posiblemente será una batalla descarnada para judicializar las elecciones. Donde haya opciones de parar un recuento beneficioso para los demócratas habrá demanda.

Ante este panorama, Joe Biden compareció ayer en Wilmington para hacer una breve declaración, y aclaró: “No estoy aquí para proclamar que hemos ganado”. Con todo, añadió que confía en que serán “los ganadores”. En un mensaje directo a su contrincante, el aspirante demócrata advirtió que “cada voto tiene que contar”. Con tono serio y contundente, garantizó que “nadie nos robará la democracia”.

Dinero para recorrer a los tribunales

McConnell, líder republicano en el Senado, dio ayer por hecho que los jueces tendrán la última palabra. “Los tribunales decidirán las disputas. Así es como lo hacemos en este país”, aseguró. Eso sí, este tipo de recuentos y litigios que plantean los republicanos son muy caros. Por eso, desde la misma noche de las elecciones, la campaña del presidente está pidiendo dinero a sus seguidores para financiar los gastos.

Con un ojo puesto en las posibles derivadas judiciales, Joe Biden podría evitar la batalla de Pensilvania si consigue certificar sus victorias provisionales en Arizona y en Nevada. De este modo llegaría a los 270 votos electorales que otorgan la presidencia. Nevada tiene previsto resolver hoy sus elecciones. El demócrata conserva una ligera ventaja de seis décimas y la previsión es que el voto que queda por sumar sea mayoritariamente demócrata.

De lo contrario, los focos volverían a iluminar Pensilvania, un estado que Trump se llevó por siete décimas en 2016 y en el cual los dos candidatos han centrado gran parte de la campaña electoral. Más difícil lo tienen los demócratas para dar la sorpresa en dos estados del sur, tradicionalmente republicanos pero que la campaña de Biden llegó a dar como posibles: Georgia y Carolina del Norte. Trump lidera ligeramente los dos recuentos.

Si pierde uno de los dos recuentos, el presidente tendría que empezar a confiar en que su inversión en jueces conservadores le dé los réditos que públicamente ha dicho esperar.

Los republicanos, a punto de confirmar el control del Senado

El recuento de votos del Senado está siendo tan ajustado como el recuento de la presidencia. Ayer, en el momento de cerrar esta edición, el Partido Republicano tenía adjudicados 48 escaños, por 47 de los demócratas, y quedaban todavía cinco por asignar. En tres de estos casos la ventaja era para los conservadores, mientras que los candidatos del Partido Demócrata solo lideraban, por la mínima, una de las carreras. La quinta se tendrá que decidir en una segunda vuelta. Los republicanos, pues, tienen al alcance mantener la mayoría en la cámara alta, a pesar de que probablemente será más limitada que la actual, ya que hasta ahora tenían 53 escaños por los 47 de sus rivales. En la Cámara de Representantes los demócratas también estaban ayer en situación de conservar la mayoría, a pesar de que muy probablemente será bastante más baja que la actual. Ahora la Cámara tiene 233 miembros del Partido Demócrata por 202 de republicanos, y ayer por la noche el resultado era de 204 a 188, con 43 lugares todavía en el aire. En los EE.UU. no hay victoria completa sin el control del Capitolio.

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