ELECCIONS EUA 2020

El covid-19 seguirá siendo el reto más urgente del nuevo presidente

La pandemia marcará el inicio del nuevo mandato después de dominar la elección

Núria Ferragutcasas
3 min
Donald Trump i Joe Biden durant el segon debat electoral.

PeriodistaEl invierno llegará pronto y cogerá a los Estados Unidos desprevenidos. Los dos ya célebres expertos en salud pública y miembros del equipo del gobierno federal que gestiona la pandemia del covid-19 han advertido en público -y también en privado- de que se necesitan acciones más “agresivas” para combatir el nuevo coronavirus ante la “pobre” preparación del país para hacer frente a la nueva oleada de contagios. “Estamos entrando en la fase más preocupante y mortal de la pandemia”, advirtió la doctora Deborah Birx en un mensaje privado a la Casa Blanca la noche antes de las elecciones presidenciales y días después de que su colega, el doctor Anthony Fauci, augurara un futuro “con mucho dolor” en una entrevista en el diario Washington Post.

Una vez se hayan contado todos los votos y se proclame el nuevo presidente -veremos cuántos días tendremos que esperar para que esto pase-, el covid seguirá siendo el reto más urgente del país y, por lo tanto, del nuevo gobierno. La pandemia, que irrumpió en la campaña electoral el marzo pasado y ha cambiado y dominado todos sus aspectos desde entonces, no se esfumará por arte de magia. Y no lo hará a pesar de la visión optimista de la crisis que el presidente norteamericano, Donald Trump, ha vendido estos últimos días en sus mítines electorales multitudinarios.

El coronavirus continúa esparciéndose: ha infectado a nueve millones y medio de norteamericanos -con un ritmo actual que se acerca a los 100.000 casos diarios- y ha provocado la muerte de más de 230.000. Por otro lado, la crisis de salud pública más importante desde la gripe española de 1918, que ha afectado de lleno a Trump en todos los sentidos, ha puesto a cuerpo descubierto carencias en el sistema sanitario y ha subrayado todavía más las desigualdades económicas y raciales. Y también la disfunción política del país. La pandemia desencadenó una recesión económica en los Estados Unidos -y en el mundo- que ha provocado que más de 20 millones de norteamericanos hayan perdido el trabajo y, con él, su seguro médico cuando más lo necesitan.

Ante esta situación, Washington está paralizado. Los dos partidos son incapaces de volver a superar las diferencias, como hicieron en marzo para salvar la economía, y aprobar un nuevo paquete de medidas para luchar contra la amenaza del virus y sus consecuencias. Y, cosa que es peor: la falta de unidad y el liderazgo inexistente de Trump en este tema han generado una politización de esta crisis de salud pública. No llevar mascarilla, por ejemplo, se ha convertido en un acto de expresión política para algunos votantes republicanos, a pesar de que se ha demostrado que reduce la propagación del covid-19.

Las elecciones de la pandemia

Estas presidenciales serán recordadas por siempre jamás como las elecciones de la pandemia. En parte, porque las percepciones de los votantes sobre esta crisis habrán sido claves en su veredicto sobre la presidencia de Donald Trump. Pero también por su dominio agobiante de la campaña y los cambios que ha provocado en el proceso electoral.

El covid ha sido el tema predominante de la carrera hacia la Casa Blanca hasta el último día, ha sacudido la manera de hacer campaña -con unas convenciones de los partidos virtuales y mítines en aeropuertos locales o seguidos desde el coche- y ha aumentado en cifras nunca vistas el voto anticipado y por correo -unos 100 millones de personas votaron antes del día de las elecciones-. Los voluntarios de las campañas presidenciales con mascarilla y guantes pidiendo puerta a puerta el voto para sus candidatos, los votantes haciendo cola guardando la distancia de seguridad en los colegios electorales, y los activistas y líderes políticos haciendo discursos por Zoom son algunas de las estampas electorales que ha dejado el covid.

A pesar de las dificultades creadas por la pandemia tanto a la hora de hacer campaña (Trump tuvo que cancelar actos electorales después de contagiarse y Biden renunció, desde el principio, a hacer mítines multitudinarios) como de votar, la participación de los norteamericanos en el proceso electoral de este año no solo no ha disminuido sino que ha crecido hasta niveles históricos. En un momento de gran polarización política y de tensiones raciales, los votantes han salido en masa para escoger al líder que los tiene que sacar de la triple crisis: económica, sanitaria y social.

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