RELLEU A LA CASA BLANCA

El equipo que tendrá que apagar los incendios que dejan cuatro años de Trump

Biden llega al poder con un apoyo del 57%, inferior a los otros presidentes pero superior al del republicano

Sònia Sánchez
4 min
Joe Biden, amb Antony Blinken, a la seva esquerra, i al fons John Kerry.

BarcelonaEl equipo de Joe Biden aterrizó ayer en la Casa Blanca y, a medida que se iba instalando en los despachos del ala oeste, empezó a trabajar con la certeza de que encontrarían alguna sorpresa en los cajones. Algo que no sabían y con lo que tendrán que lidiar antes de poderse dedicar plenamente a las prioridades que se ha marcado el nuevo gobierno: covid-19, economía, justicia racial, inmigración y cambio climático. Y es que ha habido una parte del equipo político de Donald Trump -no todo el mundo- que se ha dedicado a retrasar o incluso bloquear la información que, según es costumbre en periodo de transición, tendría que haber recibido el gobierno entrante. Hasta el 23 de noviembre no arrancó oficialmente la transición (lo más habitual es el día después de las elecciones), pero los nombramientos de última hora que hizo Trump en el departamento de Defensa y en la Agencia de Protección del Medioambiente, por ejemplo, no han permitido un traspaso de poderes completo y transparente en estos campos. El equipo de Biden llega a Washington sin ni siquiera haber recibido toda la información sobre la gestión del gobierno en cuestiones tan capitales como el covid.

Aún así, cuando tomó posesión ayer, Biden ya había nombrado a 200 personas para cargos políticos y técnicos en la Casa Blanca, y había escogido también a 44 de los altos cargos más importantes (los que requieren confirmación del Senado), una cifra el doble de alta de lo que es habitual el primer día de anteriores administraciones. Los nuevos secretarios de Estado, Anthony Blinken; de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas; de Defensa, Lloyd Austin; y del Tesoro, Janet Yellen, ya habían pasado por el Senado el día antes para poder ser confirmados en el cargo y ponerse a trabajar cuanto antes mejor.

De entre los que no requieren confirmación en el Senado, la mano derecha de Biden y puesto más importante de la nueva Casa Blanca, el jefe de gabinete Ron Klain, también puso manos a la obra desde el primer minuto. Klain ya fue jefe de gabinete de Biden cuando era vicepresidente de Obama, y también fue jefe de gabinete del vicepresidente Al Gore. Una experiencia política que caracteriza también a muchos de los otros miembros del gobierno Biden y que ha permitido a su equipo superar la carrera de obstáculos en la que se ha convertido el periodo de transición, debido a un presidente que todavía hoy sigue sin conceder la victoria al nuevo presidente. Experiencia en el gobierno y en las cámaras legislativas, que han puesto a trabajar enseguida, con reuniones con miembros de los dos partidos en el Congreso para conseguir apoyos al plan de estímulo contra la pandemia del nuevo presidente.

“Sobre las bombas sorpresa [que el nuevo gobierno se puede encontrar en los cajones de la Casa Blanca] está la retirada de tropas de Afganistán, o informaciones que no tienen sobre el virus, como la que se supo hace pocos días: que el gobierno ha facilitado todas las dosis compradas para ser utilizadas sin guardar suficientes para la segunda tanda que tiene que administrarse en un determinado momento”, explica Martha Kumar, especialista en transiciones presidenciales de la Universidad Towson.

Kumar recuerda que Biden puede usar ahora la ley de revisión congresual que permite a un gobierno entrante llevar al Senado las normas que la anterior administración ha aprobado en los últimos días para que sean derogadas, cosa que ahora sería posible por la mayoría en esta cámara que les da el poder de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris. Trump usó este poder para derogar 18 normas anteriores a él, a pesar de que hasta ese momento esta prerrogativa del nuevo presidente solo se había usado una vez.

Más mujeres en el gobierno

Biden arranca su presidencia con un nivel de apoyo del 57%, según la última encuesta de Gallup, que dice también que el 68% de los norteamericanos aprueban la manera en la que ha gestionado la transición. Su nivel de apoyo supera el que tenía Trump al llegar a la Casa Blanca (40%) pero está por debajo del otros presidentes cuando fueron investidos, con el máximo apoyo para Obama con un 78%.

El suyo será el gobierno más diverso: el primer secretario de Defensa negro, el primer secretario de Seguridad Interior hispano (responsable de asuntos migratorios), la primera indígena secretaria de Interior (responsable de temas indios) o la primera da secretaria del Tesoro. En general, es un gobierno con más presencia femenina. Una prueba de esto es que todo el equipo de comunicación de la nueva Casa Blanca está formado por mujeres. A la vez, hay algunos cargos de nueva creación que dejan claras las prioridades del nuevo ejecutivo, como su asesor especial para el covid-19, que será Anthony Fauci, y el nuevo coordinador del dispositivo para la pandemia, Jeffrey Zients, además de su consejera sobre clima, Gina McCarthy, y el enviado especial o zar del clima, John Kerry, centrados en la lucha contra la crisis climática.

También la web de la Casa Blanca se renovó completamente ayer y recuperó incluso la versión clonada en castellano, que había desaparecido hace cuatro años cuando fue investido Donald Trump. Y después de todo un mandato de hablar de injerencias en la política norteamericana perpetradas por hackers rusos, iraníes o chinos, en la nueva web de la sede presidencial se esconde un mensaje dirigido a los expertos tecnológicos que sean capaces de encontrarlo y leerlo: “Te necesitamos para reconstruirnos mejor”.

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